CREADOR Y DIRECTOR DE DIPLOMATURAS EN DERECHO INDIVIDUAL Y COLECTIVO DE TRABAJO

Grisolia: “El problema no son las instituciones, sino quienes las componen”

1.jpgEl viernes 4 de marzo comenzó la Diplomatura en Instituciones Profundizadas de Derecho Individual del Trabajo, a cargo del doctor Julio Armando Grisolia, Abogado por la Universidad de Buenos Aires (UBA), Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, Magíster en Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales Internacionales, Juez Nacional del Trabajo, coautor de libros y autor de monografías y artículos para publicaciones especializadas en la materia.
Esta actividad, dirigida a magistrados, funcionarios, abogados y contadores del foro de Comodoro Rivadavia, Trelew, Rawson y Puerto Madryn y cuya coordinación estuvo a cargo del doctor Matías Hernán Sotullo Piñeiro, se extenderá durante todo el año a razón de un encuentro por mes, con vacantes agotadas y colmando la capacidad de las instalaciones del Colegio Público de Abogados de la ciudad.
En diálogo con el Diario de Madryn, el creador de Diplomaturas que dirige junto al Dr. Pedro Fernando Núñez -Presidente de la Asociación de Relaciones del Trabajo de la República Argentina (ARTRA)- y que desde 2007 han contado con la participación de 2500 profesionales; realiza un análisis del mercado laboral en Argentina.

P: En materia de Derecho Laboral, ¿Argentina está mejor que ayer y peor que mañana?
JG: Nuestro país pasó por distintos períodos. La década de 1990 quizá fue el peor por la flexibilización laboral que bajó los niveles de protección hacia los trabajadores, aparecieron las Leyes de riesgo y solidaridad previsional y problemáticas relacionadas con la salud psicofísica de los empleados. Todos los derechos perdidos en aquel entonces se recuperaron ahora. Es decir que hoy la legislación laboral es buena, aunque siempre mejorable, pero el problema no son las normas sino su aplicación.

P: ¿Los trabajadores conocen sus derechos?
JG: Sí, pero no los ejercen plenamente por temor a ser despedidos. Porque es muy difícil volver a acceder a un puesto de trabajo registrado que te brinda estabilidad, un ingreso mensual y Obra Social para vos y tu grupo familiar. Entonces, ante el incumplimiento de los empleadores, muchas veces el trabajador prefiere mirar hacia otro lado y esto va en detrimento de la situación social imperante.

P: ¿Cuáles son los intereses en juego?
JG: El Derecho Laboral impacta en la economía de un país porque se relaciona con las cargas sociales. Algunos piensan que es necesario bajar las cargas sociales para que descienda el costo laboral, algo que en Argentina ya se hizo y derivó en un impacto sumamente negativo porque, no solo no se generó empleo ni se bajó el desempleo, sino que además hizo su aparición el empleo no registrado. Lo que hay que hacer es bajar el costo laboral, pero sin que esto impacte en la seguridad social.

P: ¿Qué herramientas tiene un trabajador en situación irregular para defenderse?
JG: Formalmente, cuenta con todas las herramientas. La Ley Nacional de Empleo -Nº 24.013- permite al trabajador denunciar un fraude a la legislación laboral, solo que no lo hace por temor a perder su puesto. Por eso siempre decimos que, si se mejorase la situación social y se bajasen el desempleo y el trabajo no registrado, automáticamente los empleadores empezarían a cumplir con la Ley. Si para el empleado fuese mucho más sencillo reinsertarse en el mercado laboral, el propio empleador empezaría a cumplir con la norma. Sucede lo mismo con la justicia laboral porque si fuese rápida, el primero en cumplir sería el empleador que no quiere que un juicio dure poco y tener que pagar las consecuencias. Al contar con una justicia laboral lenta, lo que tenés que hacer es aplicar una tasa de interés alta para que a ese empleador incumplidor no lo beneficie la demora en el juicio, ya que, cuanto más demore, más tendrá que pagar al final. Un elemento se retroalimenta con otro.

P: La justicia laboral lenta termina fomentando la irregularidad porque ese empleador sabe que, en caso de ser denunciado, tendrá que pagar recién en el largo plazo.
JG: Claro. La justicia lenta genera grandes injusticias. La persona puede sufrir padecimientos, puede morir en el camino. La clave está en la tasa de interés que se aplica, además, porque muchas veces es una tasa por debajo de la inflación, lo cual es peor. Es como enviarle un mensaje al empleador para que no pague la indemnización porque si la paga cinco años después la va a pagar mucho menos que si la paga ahora, lo cual es un despropósito. Eso es algo que la justicia debe corregir también. Con una justicia laboral lenta, hay que asegurar el crédito laboral porque otro problema es que muchas veces el juicio demora cuatro años y cuando la persona va a cobrar la empresa es insolvente. Entonces, lo que hay que hacer cuando hay peligro en la demora es establecer una medida cautelar, es decir, asegurar el crédito desde el inicio.

P: Cambian los representantes y pareciera que las condiciones en el trabajo siguen siendo siempre un problema a resolver. ¿Esto corresponde únicamente al carácter orgánico de las relaciones entre los sujetos?
JG: El mercado laboral esta insito en las estructuras de un país, pero se pueden dar señales. Si, por ejemplo, desde el Ministerio de Trabajo se desarrolla una política de fiscalización del trabajo no registrado, si hay sanciones, si la justicia acciona más rápido, si condena actitudes anti sociales a través de sus fallos, si hay unificación de criterios por parte de los Jueces, podríamos empezar a erradicar los incumplimientos. A veces hay que ser más claros, por lo menos en temas estructurales. Es decir: si hay un incumplimiento, debe ser sancionado. Es preciso dar señales a todos los actores involucrados en el proceso.

P: ¿Por dónde se empieza? ¿Qué actores tienen que sentarse a debatir estas cuestiones?
JG: Todos. Trabajadores, empleadores, sindicatos… A buscar un consenso, por lo menos en los puntos básicos porque que el país esté mejor favorece a todos. Si la situación socioeconómica mejora, automáticamente mejora todo. Tiene que haber un punto de inflexión para que a una empresa le convenga más retener a un trabajador que despedirlo y no al revés, que es lo que sucede hoy. Actualmente, al trabajador le conviene que lo despidan e irse a una empresa en la que gana más. Tenemos que llegar al punto en el que a un empleador le convenga conservar a ese empleado porque ha invertido dinero en él, porque lo capacitó y entonces, para evitar que se vaya, le otorgue un aumento y cumpla con sus requerimientos. Esto es posible, pero cada uno tiene su cuota de responsabilidad. Insisto: la justicia debe trabajar para cumplir en tiempo y forma, el Ministerio de Trabajo fiscalizar correctamente, la empresa garantizar las normas laborales, el empleado trabajar adecuadamente, la Comisión Médica que evalúa los casos de accidente laboral brindar la incapacidad que corresponda. El problema no es de las instituciones sino de la gente que las compone.

P: -De iniciarse este camino, ¿nuestra generación podría ver los resultados?
JG: -Totalmente, sí. Los resultados pueden verse en forma inmediata, pero el tema es el factor humano. Yo creo mucho en la gente. Tenés un Juzgado que funciona bien y otro que funcional mal y no solo por el Juez sino por su equipo de trabajo. Hay grupos comprometidos en empujar hacia adelante porque sienten que son parte de un sistema y están felices con los buenos resultados y hay a quienes no les interesa. A estos últimos hay que convencerlos.

P: -¿Por qué en Argentina pareciera siempre que hay que hacer un trabajo de deconstrucción para volver a construir?
JG: -Porque no hay políticas estructurales. Más allá de resolver lo pequeño e inmediato, tiene que haber una proyección a largo plazo. Vayamos al caso de las rutas, por ejemplo. ¿Cómo puede ser que Argentina tenga las rutas en este estado? Es muy grave por las consecuencias fatales que acarrea, porque invertir en este plano se traduciría en vidas que podrían salvarse. Estás invirtiendo en vida, no en caminos. Pero no se hace porque, quizá, cuando vos pensás esa obra el que la inaugura termina siendo otro y no te sirve hacer algo que no puedas mostrar.

P: -Sucede cuando hay un siniestro que reabre el debate sobre determinado problema, pero cuando deja de ser novedad se diluye, ¿no?
JG: -Bueno, la noticia dura poco, sí. Se instala, desaparece y se olvida. Pero esto es como una torta. Si tenés que repartirla, ¿a quién le vas a dar una porción primero: al viejito que tiene poco tiempo de vida por delante, al nene que acaba de nacer o al que come todos los días? Es un tema de valores lo que está en juego. La ancianidad y la niñez tienen que tener una protección mayor. Los jubilados que protestan hoy no son los mismos que reclamaban hace diez años porque aquellos no están más. Por eso que se pague bien a los jubilados y que no haya trabajo infantil -que también repercute en los mayores porque si no hay niñez en diez o quince años tendrás problemas con los ellos- son verdaderos actos de justicia.

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