EL PRESIDENTE DE ALUAR ABORDÓ LA COMPLEJIDAD DEL INDUSTRIALISMO EN ARGENTINA

Madanes Quintanilla: «Hoy se puede producir aluminio en forma más eficiente, con menos electricidad y menos gente»

En un extenso reportaje que el presidente de Aluar concedió al matutino porteño La Nación, el empresario realizó un paneo por temas varios de actualidad, desde la responsabilidad de los empresarios en la corrupción, pasando por su evaluación del gobierno de Macri y analizando el legado del kirchnerismo. Pero fundamentalmente se destaca su concepción sobre el futuro de la industria que lidera sin competencia en el país.
Madanes Quintanilla abordó la complejidad del industrialismo en los tiempos que corren, en un país donde la matriz productiva parece seguir lejos de las fábricas y propender más a la adquisición de bienes externos, y hasta habló de un proceso que considera “irreversible”. Se quejó del ausentismo del personal en algunos de sus puntos productivos, y deslizó los cambios que se van dando en torno a la producción y la caída de la demanda del metal que lidera. Un tema que requiere particular atención para una ciudad como Puerto Madryn, donde funciona su principal planta productora.

P:-Cuando habla con los funcionarios de Macri, ¿tiene la sensación de que la Argentina va a un modelo industrial?
JMQ: -Esa discusión no es exclusiva de esta gestión, viene de hace más de 50 años: cómo entra, se discute o se proyecta el sector industrial en una matriz diversificada. Hay una cierta tendencia a adjudicarles a los bienes industriales una participación descendente. Una idea de que se puede crear empleo por otras vías con remuneraciones superiores y aprovechar la oferta internacional de los bienes transables a costos menores o producidos con mayores eficiencias, y que la población se concentre en otras actividades.

P:-¿No es un fenómeno mundial?
JMQ:-No, no creo que lo sea. Hay países que ven una matriz distinta. Obviamente, éste no es un mundo industrialista, desde ya que no lo es.

P:-Da la sensación de que allí donde hay salarios altos no puede haber industria manufacturera tal como la conocemos.
JMQ: -A ver…, hay una tendencia a proveerse de esos bienes en otro lugar. Y aplicar los recursos humanos a otras actividades.

P:-¿Ese proceso no es irreversible?
JMQ:-Parecería que es irreversible.

P:-¿Y es bueno o malo?
JMQ: -Si logramos un contrato social que permita que la gente esté mejor en un proceso de industrialización, de incremento de los servicios, y el éxito se va logrando sin la eliminación de los seres humanos, es bueno. Ahora, esto es lo mismo que la salud y los jubilados: si para tener una mejor salud tenés que matar a la mitad de los jubilados, probablemente haya una mitad que no va a estar de acuerdo. Creo que la productividad se va logrando: la máquina reemplaza al hombre, no vamos a volver a economías primarias, sería imposible, pero me parece que no estamos haciendo un proceso de cambio inteligente y ordenado en el mundo, más allá de la Argentina.

P:-Un problema para un industrial como usted.
JMQ: -Bueno, depende. Uno puede ser industrial y no obcecado. Entender que su actividad tiene un espacio menor. De todas maneras, siempre lo que uno hace se puede hacer mejor, aunque ocupe un rol menor en la sociedad.

P:-Aunque tenga que cambiar su manera de producir.
JMQ: -Va más allá de eso. La industria se ha adaptado a los cambios tecnológicos. Lo que pasa es que podés producir aluminio más eficientemente, con menos electricidad, menos gente. Hay un día en que te encontrás con que no necesitas producir sino una cantidad muy baja de aluminio.

P:-¿Porque nadie se lo va a comprar?
JMQ:-Exactamente. Y eso puede ocurrir con muchos bienes. Cambian los hábitos de consumo. Cosas que han ido desapareciendo.

P:-¿El kirchnerismo tuvo una política industrial?
JMQ: -Definitivamente no.

P:-¿No?
JMQ: -En primer lugar hay que ser sincero. El sector empresario en general, y el industrial en particular, goza de una mala reputación hace muchos años: se considera que es prebendario, que promueve la corrupción, improductivo e insensible socialmente.

P:-¿Y no es nada de eso?
JMQ: -Algo de eso debe ser porque, en general, hay bastante opinión formada sobre el tema.

P:-Bueno, pueden ser prejuicios.
JMQ: -No, creo que hay un poco más que prejuicios. Efectivamente algunas de esas cosas las vivimos. Se ven. Lo malo es generalizar. Esto de decir que si vos no aceptás transgresiones éticas no podés trabajar en la Argentina es un error. Vos podés trabajar decentemente, no te hace falta recurrir a prácticas fuera de la ética.

P: -¿No pasa que si un contratista no coimea, no trabaja?
JMQ: -Mirá, yo no te puedo dar mucha explicación porque nosotros hace rato que no contratamos con el Estado. O sólo lo hacemos muy tangencialmente. Pero no creo que todo sea corrupción. Francamente, no lo creo. Hay un nivel de corrupción alto, creo que en los últimos años fue más evidente que en otras épocas.

P:-¿Por qué?
JMQ: -A más gente se le salió la cadena, me parece. Y hubo una sensación de impunidad ya muy manifiesta.

P:-¿Del sector privado o público?
JMQ: -De ambos. Pero no tiene por qué ser así. No creo que sea algo mortal y que no se pueda revertir. Se va a ir revirtiendo lentamente. Y además, a veces uno lo habla con gente que contrata con el Estado y te dice: «En definitiva, si yo no acepto cierto tipo de reglas de juego, dejo sin empleo un montón de gente». La pregunta es, llegados al extremo, ¿qué es peor o qué es mejor? Las cosas tenés que tratar de hacerlas dentro de los límites de lo que en el futuro no te avergüence. O puedas mostrárselo a tus hijos y a los que vienen. Creo que en un momento eso se va a entender. No todo es ganar dinero en esta vida.

P: -Pero es difícil decir «cierro».
JMQ: -Depende de lo que quieras de tu vida. En más de una ocasión se te puede presentar una situación terriblemente tentadora y sin embargo decir que no.

P: -¿Y usted? ¿Se tragó sapos en estos asuntos o siempre se mantuvo firme?
JMQ: -Te diré que si me he tragado, me he tragado sapitos muy chicos. He tratado siempre de no meterme en este lío. Una vez que te metés, no salís más.

P: -¿Y sufrió costos?
JMQ: -Se te mira mal, sí. Tenés problemas, sí. Te ponen trabas.

P: -Porque no está solamente el Estado: están los socios, los sindicatos.
JMQ: -Por supuesto. Es como que, digamos, abrís una reja y salen todos los animales. Y a todos juntos no los podés agarrar. Sí, es así.

P. -¿Por qué no pudimos ser Australia?
JMQ: -Australia se estructuró mediante una fusión de gente que venía de las peores condiciones con los peores crímenes. Entonces hubo un pacto: alguien pudo llegar a pactar reglas de juego distintas para el futuro. En un momento dado se pusieron de acuerdo en que de ahí en adelante la cosa iba a ser distinta. Y se pusieron de acuerdo. En la Argentina lo podés hacer perfectamente.

P: -¿Por qué sí el sistema en Brasil hizo la limpieza que no hizo la Argentina?
JMQ: -Es un poco complicado. Parecería que nosotros todavía estamos un poco atrás en la calidad institucional. No sé si Brasil tiene una altísima calidad institucional, pero está haciendo un esfuerzo por mejorarla. Y acá nos está costando: hay un sistema que está muy cerrado y sacar los trapitos al sol cuesta mucho.

P:-¿El sistema político o el empresarial?
JMQ: -Es la suma. Acá, si no juntaras las diferentes partes, el problema no lo tendrías. La mezcla del sector privado, el sector sindical, la Justicia, la política?, es un combo.

P: -¿Quién es más culpable, el que paga o el que recibe?
JMQ: -Es lo mismo.

P: -¿Aunque uno sea el que ponga las reglas?
JMQ: -Es exactamente lo mismo.

P: -¿Cree que Macri puede llegar a tener un gobierno honesto?
JMQ: -No hay ninguna razón por la que no lo pueda hacer, sí.

P: -Bueno, porque muchos de ellos, empezando por él, vienen de la patria contratista que aceptó viejas reglas.
JMQ: -Sí, pero, a ver… Primero, a mí no me parece correcto que haya que generalizar. Creo que las personas tienen sus aciertos y sus errores. Si uno se refiere concretamente a la familia del Presidente, y en particular al papá, el papá fue un hombre al que mucha gente le adjudica metodologías poco claras para ganar contratos con el Estado. Pero ésa es una parte de la película: la otra es que fue un tipo que siempre le dedicó mucho empuje a generar empleo. Fue un tipo muy creativo. Es muy difícil saber cómo juega todo eso en la mente de un hijo: es una ecuación que el Presidente va a tener que resolver. Y yo creo que, siendo una persona joven, que ha tenido la suerte de formarse, de poder leer experiencias pasadas, tiene toda la chance de armar una gestión mucho más pura de la que nos hemos acostumbrado a tener, sobre todo en la década anterior.

P: -¿Hasta ahora ve al Gobierno transparente?
JMQ: -Yo no percibo cosas extrañas. Al contrario: preocupación porque las cosas tengan mayor nivel de transparencia. Entre los funcionarios, por supuesto, hay cosas que surgen y que a uno le generan dudas: si un tema se bloquea antes de ir a la Justicia y hay quienes lo están favoreciendo para que no salga a la luz. Pero son suposiciones: yo no veo un crimen organizado en este momento, realmente no lo veo.

P: -¿Por qué dice crimen organizado?¿La corrupción de los últimos años fue eso?
JMQ: -Creo que tuvo un gran nivel de ordenamiento. No creo que hayan sido cosas sueltas. Han tenido una matriz definida.

P: -¿El kirchnerismo? ¿El menemismo?
JMQ: -De diferentes maneras. En la década menemista se instaló el concepto de dejar hacer. Y vos tenías un líder que no contaba los billetes todas las noches o abría su caja de seguridad, pero que en el dejar hacer miraba para otro lado permanentemente. Y pasaron cosas desagradables, muy desagradables. Durante el kirchnerismo la cosa fue un poco distinta: no se dejaban pasar tantas cosas, pero había un mayor involucramiento directo en temas que terminaron siendo catastróficos.

P: -¿Qué piensa de la Argentina? A veces parece una trampa: nadie quiere hacer el ajuste porque tiene costo social, pero si no se lo hace no se crece y también hay costo social.
JMQ: -Creo que este gobierno no cae en el gradualismo porque sí. Antes de ganar la elección tenía muchas dudas de cuál iba a ser su éxito político. Y de repente, los resultados fueron superiores a las expectativas: se encuentran con que tenían que administrar un país, no solamente una Capital o una provincia. Y me parece que en ese momento recién se tomó plena conciencia del descontrol de las variables que venía habiendo. Ahí creo que se empezó a ver que había una alta probabilidad de entrar en un mecanismo hiperinflacionario. Y un gobierno que accede a una gestión con un riesgo de hiperinflación?, a aquellos que tienen que conducir les huele muy mal. O sea, de ahí a salir en helicóptero hay tres pasos.

P: -Si devaluaban, por ejemplo.
JMQ: -Si se daba más aire en todos los aspectos, sí. El momento en que te lo tenés que dar es ése. Una vez que pasaron esos meses y no elegiste ese camino, ya definiste un modelo más gradual, no podés cambiarlo. Ahora tendrás que ir recorriendo ese camino y tratando de hacer las correcciones no por cambio de precios relativos violentos, sino más finos.

«Presentarse a trabajar no es tema de discusión»

Uno de los temas que desvela a Madanes Quintanilla -y a la mayor parte de los empresarios argentinos- es el altísimo nivel de ausentismo laboral en sus plantas. Los hombres de negocios aseguran que el inédito porcentaje de faltas de sus empleados -que supera ampliamente al 4% que registró en forma histórica el sector- es una de las causas que explicar por los problemas de costos y competitividad que enfrenta la industria nacional. «Nosotros tenemos un tema muy delicado en San Fernando (de Fate), donde el sector neumáticos es el único que está manejado por la CTA. Hoy estamos en un orden de 13, 13,5% de ausentismo con una pelea permanente para encontrar la forma de achicarlo», sostiene Madanes.
El presidente de Aluar y Fate sostiene que se trata de un problema cultural que trasciende al ámbito empresario. «Es un tema que lo vamos a tener que resolver porque es inviable una industria con ese nivel de ineficiencia. Eso es una ineficiencia clarísima. Puede haber un problema salarial, pero el peor problema es el cultural: por qué un señor considera que va a tener el respeto de sus pares no concurriendo a un trabajo y adulterando un documento», señaló el empresario.

P: ¿Es un tema sindical?
JMQ: -«Yo no creo que sea un tema sindical que un tipo vaya a trabajar, que mienta en su concurrencia al trabajo. Es un tema de una vida en sociedad normal.» Madanes destaca que el problema del ausentismo laboral se siente con mucho más fuerza en la planta de Fate. «Ese problema en Madryn no lo tenemos. En Abasto, por ejemplo, lo tenemos en mucho menor grado. Y muy fuerte concentrado el problema en San Fernando», sostuvo Madanes Quintanilla.

Los números del aluminio

*600 millones de dólares: Es la facturación que alcanzó en 2016 Aluar, la fabricante de aluminio que representa el principal activo del grupo industrial que preside Javier Madanes Quintanilla

*2245 empleados: Es la fuerza laboral de Aluar. De ese total, casi dos tercios corresponden a empleados que tiene la compañía en su planta de Puerto Madryn, provincia de Chubut

*460 toneladas: Es la capacidad en miles de toneladas de aluminio que tiene la planta de Aluar en Madryn. La fábrica trabaja con una pureza promedio de 99,83 por ciento

*70% exportaciones: Es el porcentaje de la producción de Aluar que se destina a la exportación. La planta de la compañía además abastece la totalidad de la demanda interna de aluminio

Aluar ganó 117 millones de dólares en el ejercicio 2016/17

El productor argentino de aluminio Aluar reportó el miércoles una utilidad de 1.949,5 millones de pesos (unos 117,2 millones de dólares) al cierre de su ejercicio anual a fin de junio, 772,8 millones de pesos más que en el ejercicio previo. El crecimiento de las ganancias fue consecuencia de mayores ingresos por la depreciación del tipo de cambio y del aumento del precio internacional del aluminio, dijo Aluar en una nota a la Bolsa de Buenos Aires.
La compañía, que lleva su estado contable de julio a junio del año siguiente, agregó que también tuvo aumento de costos por el incremento de los precios locales de mano de obra, servicios e insumos.

Fuente: La Nación, El Economista.

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