RECORDARON SU VISIÓN DEL MUNDO A TRAVÉS DE LAS CARTAS PUBLICADAS EN LA OBRA “LA RESISTENCIA” DEL AÑO 2000

Homenajearon a Ernesto Sábato a 107 años de su nacimiento

Casi alcanzando el centenario, Ernesto Sabato dejó este mundo un 30 de abril del 2011. Había nacido en la madrugada del 24 de junio de 1911, en la localidad de Rojas, provincia de Buenos Aires. En el día su cumpleaños, 24 de junio, desde la cartera de Cultura de la Nación lo recordaron haciendo sus mismas preguntas: “¿Cómo resistir?” “¿Cómo hacer más humano este mundo?” “¿Cómo hacerlo menos miserable?”, a partir de las cartas que Ernesto Sabato dejó escritas en su obra “La Resistencia”, en el año 2000.
En su primera carta, “Lo pequeño y lo grande”, el escritor expresó: «Al ser humano se le están cerrando los sentidos, cada vez requiere más intensidad, como los sordos. No vemos lo que no tiene la iluminación de la pantalla, ni oímos lo que no llega a nosotros cargado de decibeles, ni olemos perfumes. Ya ni las flores los tienen. Es apremiante reconocer los espacios de encuentro que nos quiten de ser una multitud masificada mirando aisladamente la televisión».

El sentido de la vida

La segunda carta, denominada “Los antiguos valores”, expresó que “Las sociedades desarrolladas se han levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y
comunitarios y sobre aquéllos que no tienen valor en dinero sino en belleza. Recuerdo esa frase tan cotidiana en aquellas épocas: “Venga amigo, vamos a jugar un rato a los naipes, para matar el tiempo, no más”, algo tan inconcebible para nosotros. Momentos en que la gente se reunía a tomar mate, mientras contemplaba el atardecer, sentados en los bancos que las casas solían tener al frente, por el lado de las galerías. Y cuando el sol se hundía en el horizonte, mientras los pájaros terminaban de acomodarse en sus nidos, la tierra hacía un largo silencio y los hombres, ensimismados, parecían preguntarse sobre el sentido de la vida y de la muerte».

Entre el bien y el mal

En tercer lugar, el artista planteó: «Entre lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida, se abre una cuña en el alma que separa al hombre de la felicidad como al exiliado de su tierra. El mundo del que somos responsables es éste de aquí: el único que nos hiere con el dolor y la desdicha, pero también el único que nos da la plenitud de la existencia, esta sangre, este fuego, este amor, esta espera de la muerte. El único que nos ofrece un jardín en el crepúsculo, el roce de la mano que amamos».

Los valores de la comunidad

«Asistimos a una quiebra total de la cultura occidental. El mundo cruje y amenaza con derrumbarse, ese mundo que para mayor ironía es el resultado de la voluntad del hombre, de su prometeico intento de dominación. A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza. Veinte o treinta empresas, como un salvaje animal totalitario, lo tienen en sus garras. Continentes en la miseria junto a altos niveles tecnológicos, posibilidades de vida asombrosas a la par de millones de hombres desocupados, sin hogar, sin asistencia médica, sin educación. La gente teme que por tomar decisiones que hagan más humana su vida, pierdan el trabajo, sean expulsados, pasen a pertenecer a esas multitudes que corren acongojadas en busca de un empleo que les impida caer en la miseria, que los salve. Esta crisis no es la crisis del sistema capitalista, como muchos imaginan: es la crisis de toda una concepción del mundo y de la vida basada en la idolatría de la técnica y en la explotación del hombre».
El resto material, consistente en la quinta carta de Sábato, así como también el epílogo, titulado “La decisión y la muerte”, pueden encontrarse en la página web de la cartera de Cultura, destinada a homenajear al reconocido escritor argentino: [https://www.cultura.gob.ar/recordando-a-ernesto-sabato_6003/].

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