La organización internacional Greenpeace propuso realizar un santuario marino de 1,8 millones de kilómetros cuadrados en la Antártida. De esta forma se pretende proteger pingüinos, ballenas y otros animales de las tierras más australes del mundo.
El equipo de Greenpeace realizará la expedición a bordo de Artic Sunrise y recorrerán los confines del Océano Atlántico, “es un año importante, seguramente nos vamos a enterar a través de los diversos medios de comunicación de muchos avances. Cuántos temas podemos investigar, cuántos podemos descubrir, cuánta curiosidad se despierta en relación a esa tierra blanca que contiene la mayor reserva de agua dulce del Planeta”.
La travesía durará tres meses, será tarea de científicos, expertos marinos, periodistas, fotógrafos y aficionados al cine registrar lo acontecido, los descubrimientos y las anécdotas que surgirán de esta convivencia entre humanos y continente lejano.
“Los santuarios marinos (también conocidos como reservas marinas) son áreas que están protegidas contra el impacto humano directo: actividades como la pesca, la extracción de petróleo, la minería de aguas profundas y otras industrias extractivas quedan prohibidas”, explica la entidad internacional desde su documento Protege el Océano Antártico, las diez cosas que siempre quisiste saber y nunca te atreviste a preguntar.
“La protección de la zona ayudaría a conservar la vida silvestre, también tendríamos un océano sano que mitigue los peores efectos del cambio climático”. Las consideraciones sobre este proyecto que ya están en marcha apuntan a que será la superficie de zona protegida más grande del Planeta Tierra. “Es vital que este año hagamos historia y consigamos la creación de este Santuario del océano Antártico, para que esto sirva como un trampolín para continuar protegiendo el 30% de los océanos del mundo para 2030, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas”.

Aniversario del Tratado

En 2019, se cumplirán 60 años de la firma del Tratado Antártico. Firmado el 1 de diciembre de 1959, a través de él, 12 naciones que habían realizado exploraciones científicas pactaron que el territorio sería explorado con fines pacíficos, también los saberes e investigaciones producidas allí serán de libre acceso y podrán compartirse entre diferentes países.
El pacto dispone que los tiempos y espacios explorados no adjudica derechos para reclamar territorio, “ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente Tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región. No se harán nuevas reclamaciones de soberanía territorial en la Antártida, ni se ampliarán las reclamaciones anteriormente hechas valer, mientras el presente Tratado se halle en vigencia”.
El Tratado se puso en vigencia en 1961, se prohibió la actividad militar y se habilitó la investigación científica, de esta forma, se volvió un área protegida, sin embargo, no se tuvo en cuenta la preservación del océano que rodea el territorio. Por lo tanto, el santuario antártico urge en su concreción final.
Después, en la década de 1980, Greenpeace pidió que esta protección se fortaleciera frente a las amenazas de las industrias del petróleo y la minería y aseguró un nuevo acuerdo. “¿Estarán preparados nuestros niños y jóvenes para darle la continuidad y el valor que tiene para la preservación de tu vida?”, interrogan desde la organización del concurso.
El certamen convoca con el objetivo de entusiasmar a niñas y niños con la actualidad de los temas ambientales, en este caso, la historia y estado de la Antártida, estimulándolos a la indagación, la creación de conciencia sobre el impacto de los seres humanos en el continente.
Esta invitación deja en manos de los propios escolares y sus maestras los saberes vinculados a los acuerdos de cooperación y solidaridad del Tratado Antártico, las problemáticas que el territorio ha afrontado, las voluntades de los países y los logros actuales.
Incentivada la creatividad, la producción y la reflexión, se espera el logro de diversos materiales originales, con posibles acercamientos de personas y conocimientos sobre la temática, la discusión de la misma entre conocidos y familiares, como recurso constructivo. El uso de nuevas herramientas tecnológicas se convierte en una forma más de reconocer el siglo XXI y sus avances, y además, se estimula su utilización a favor del saber, el debate, la imaginación.