¿QUÉ LES PASÓ A LAS ABEJAS EN EL ÚLTIMO ECLIPSE SOLAR?

Animalito e’ dios

El último eclipse total de sol fue el 21 de agosto de 2017, pero no solo la humanidad se sobrecogió con este espectáculo natural, mientras el disco solar desaparecía por completo, otras criaturas también dejaban sus quehaceres y se quedaban en silencio. Llegada la oscuridad, las abejas dejaron de volar súbitamente.
En un estudio sin precedentes, investigadores de la Universidad de Missouri dirigieron a un equipo de 400 personas, entre las que se encontraban científicos ciudadanos, profesores y estudiantes de Primaria, para colocar estaciones de monitoreo acústico en diferentes localizaciones. El objetivo era conocer qué les ocurría a las abejas mientras se producía el eclipse solar.
Candance Galen, profesora de ciencias biológicas en Missouri, reconoce que su sorpresa fue mayúscula. “Anticipábamos que la actividad de las abejas disminuiría a medida que se atenuara la luz durante el eclipse y alcanzaría un mínimo en la totalidad -explica-, pero no esperábamos que el cambio fuera tan abrupto, que las abejas continuaran volando hasta la totalidad y solo entonces se detuvieran por completo. Fue como ‘apagar las luces’ en el campamento de verano”.
Pocos estudios formales habían examinado el comportamiento de los insectos durante un eclipse solar y ninguno había observado a las abejas. Galen y sus colegas habían probado recientemente en el campo un sistema para rastrear la polinización de las abejas de forma remota escuchando el ruido de sus vuelos, por lo que decidieron utilizar el mismo sistema durante el eclipse. “Los diminutos micrófonos y los sensores de temperatura podrían colocarse cerca de las flores horas antes del eclipse, lo que nos dejaba libres para ponernos nuestras elegantes gafas y disfrutar del espectáculo”, dice Galen.
En cada ubicación, se colgaron pequeños micrófonos USB cerca de las flores polinizadas por abejas en áreas alejadas del tránsito peatonal y de vehículos. En algunos lugares también se capturaron datos de luz y temperatura. Luego, los participantes enviaron los dispositivos al laboratorio de Galen, donde las grabaciones se analizaron para determinar el número y la duración de los zumbidos de vuelo de las abejas. Las grabaciones no permitieron la diferenciación entre las especies, pero las observaciones de los participantes indicaron que la mayoría de las monitoreadas fueron abejorros (género Bombus) o abejas melíferas (Apis mellifera).

Solo un zumbido

Los datos mostraron que las abejas se mantuvieron activas durante las fases de eclipse parcial antes y después de la totalidad, pero esencialmente dejaron de volar durante el período de totalidad. (Solo se registró un zumbido durante la totalidad en las 16 ubicaciones de monitoreo). Sin embargo, poco antes y poco después de la totalidad, los vuelos de las abejas tendieron a tener una duración más larga que en los momentos tempranos de la fase de pretotalidad y tardíos en la postotalidad. Galen y sus colegas interpretan estas duraciones de vuelo más largas como un indicador de un vuelo más lento bajo luz reducida o de que las abejas regresan a sus colmenas.
Por lo general, las abejas vuelan más lentamente al atardecer y regresan a sus colonias por la noche, por lo que el mismo comportamiento desencadenado por un eclipse solar ofrece evidencias sobre cómo responden a las señales ambientales cuando esas señales ocurren inesperadamente.
“El eclipse nos dio la oportunidad de preguntarnos si el nuevo contexto ambiental (cielos abiertos del mediodía) alteraría la respuesta conductual de las abejas ante la luz tenue y la oscuridad. Como encontramos, la oscuridad completa provoca el mismo comportamiento en las abejas, independientemente del momento o el contexto. Y esa es información nueva sobre la cognición de las abejas”, dice la investigadora.

ÚLTIMAS NOTICIAS