La situación en Francia está cada día más complicada, los estudiantes secundarios adhirieron a la protesta de los “chalecos amarillos”, y ya se siente el desabastecimiento de combustible y los bloqueos en la frontera con España.
En este marco, el presidente Macron busca una salida a esta crisis junto al primer ministro Édouard Philippe y otros miembros del Gobierno. La mayoría de los opositores le pidieron una prórroga del alza de los impuestos a los combustibles, prevista para el 1 de enero. Esta medida, presentada para frenar las emisiones de CO2, fue el detonante de las protestas que se convirtieron en una ola de rechazo general a las reformas de Macron.
Para el presidente, la situación es urgente ya que en las redes sociales se multiplicaron las convocatorias a una cuarta jornada de protestas para el sábado y los estudiantes se sumaron a las protestas mientras se mantenían las acciones de los “chalecos amarillos” en toda Francia.
Unos 2.500 jóvenes según la Policía se manifestaron en Niza (sureste) al grito de “¡Macron renunciá!”, y paralizaron en parte la circulación. En Touluse (suroeste) otros 700 estudiantes marcharon y hubo enfrentamientos con la policía, con saldo de siete heridos y 11 detenidos tras escenas de robos y daños a comercios, según la prefectura.
En la tarde, la tensión aumentó cuando un joven con el rostro ensangrentado fue detenido por las autoridades entre los abucheos de algunos “chalecos amarillos” y peatones presentes.
En Dijon (centro-este), unos 500 estudiantes marcharon por la ciudad y se enfrentaron con la policía. Los chicos lanzaron piedras a los agentes que respondieron con gas lacrimógeno.
Los bloqueos de varios depósitos de combustible -desde Normandía hasta la región mediterránea- causaron ayer los primeros reportes de escasez de nafta.