EL SUBSECRETARIO DE ENERGÍA DE MENDOZA TRAZÓ PARALELISMO CON CHUBUT SOBRE DESARROLLO MINERO

“Hoy no se concibe una minería sin un cuidado del ambiente”, afirma Guiñazú

Emilio Guiñazú, es el subsecretario de Energía y Minería de Mendoza, y en una extensa entrevista trazó un paralelismo entre las situaciones de Chubut y de la provincia cuyana en relación con el desarrollo minero. El funcionario mendocino reconoce en Chubut, un gran potencial minero que, en opinión de muchos actores de la actividad, está desaprovechado.
Guiñazú afirmó que el desarrollo tecnológico permite hoy llevar adelante una minería sustentable y con cuidado del medio ambiente, aspectos fundamentales para plantear a la industria como un factor clave en la diversificación productiva que tanto la provincia cuyana como la patagónica necesitan.

Periodista –¿Chubut y Mendoza tienen matrices productivas similares en relación con los hidrocarburos?
Emilio Guiñazú – Sí, son dos provincias productoras de hidrocarburos. Es una actividad principal en Mendoza pero no tiene la preponderancia que puede llegar a tener en Neuquén, o la minería en San Juan. Es una actividad fuerte, pero una más dentro de las dos o tres que se complementan de alguna manera.

P – En Chubut hace años que se habla de una diversificación que se hace cada vez más necesaria, y en Mendoza ocurre algo similar. ¿Están dadas las condiciones tecnológicas para diversificar la matriz productiva sin que haya una afectación seria al ambiente?

EG – Sí, absolutamente. Todo está en la forma en que se trabaje. Existen las tecnologías, las normas y los estándares para trabajar bien. Toda actividad humana tiene impacto ambiental, pero lo fundamental es alejarse de los fundamentalismos, y entender que el mayor impacto ambiental que podemos generar nosotros es la pobreza y la falta de oportunidades. Y que es mucho mejor para el ambiente y para la sociedad en general buscar alternativas de crecimiento, oportunidades de empleo en actividades que se puedan controlar y monitorear. Definitivamente están dadas las condiciones para diversificar la matriz productiva, en el caso de los hidrocarburos incorporando los no convencionales o la recuperación terciaria. Y en el caso de Mendoza, y creo que también en Chubut, la incorporación de la minería como una alternativa muy válida a partir de una actividad de alto impacto económico, que desarrolla infraestructura, que genera divisas, que crea empleo en blanco.

P – Una de las cuestiones que más se cuestionan de la minería es la ambiental, ¿tiene que ver con algunas prácticas que quizás ya no existen por el desarrollo de la tecnología?

EG – Absolutamente. Se mira a los límites de la minería en una foto que tiene 30 o 40 años de atraso. Hoy no se concibe una minería sin un cuidado del ambiente mucho más fuerte que en cualquier otra actividad productiva. El problema es que con una foto que atrasa 40 años dejamos de mirar lo que hace el resto del mundo. Y además se cedió la iniciativa comunicacional a sectores que se oponen a la minería como a cualquier actividad de capital intensivo, porque las entienden como formas de neocolonialismo. Entonces confunden lo ideológico con lo ambiental o se esconden detrás de lo ambiental para intentar imponer sus ideologías políticas. Eso pasó mucho en Mendoza, quizás también en Chubut. Y hay una gran confusión respecto de dónde termina la preocupación por el ambiente y dónde empieza la imposición a escondidas de un posicionamiento ideológico.

P – En Mendoza y en Chubut persisten estos núcleos duros antimineros ¿Por qué considera que existe esa oposición férrea?

EG – Hay gente que entiende que el modelo de desarrollo que tiene el mundo no funciona. Pero hacernos cargo de eso no implica retrotraer nuestros niveles de desarrollo al siglo XIX. Lo que hay que hacer es avanzar. Ese avance viene de la mano de una mayor concientización de nuestros niveles de consumo, pero también de la incorporación de nuevas tecnologías, y eso necesita de materia prima cada vez más sofisticada que son las que justamente genera la minería. Estos grupos fundamentalistas tampoco plantean cuál es el modelo de desarrollo alternativo. No plantean seriamente cómo harían para que el mundo continúe alimentando a 7.000 millones de habitantes que quieren vivir hasta los 80 años.

P- Chubut tiene una zona como la Meseta donde están los mayores recursos mineros, pero también es la región más postergada, ¿en Mendoza el panorama es similar?

EG – Mendoza en cuanto a potencial geológico es toda muy rica. Hay zonas donde existen otros tipos de desarrollo como el Valle de Uco, con un desarrollo vitivinícola y turístico razonablemente importante, aunque con necesidades de infraestructura. Pero después hay una zona como Malargüe similar a la estepa patagónica, donde no hay prácticamente alternativa de desarrollo agroindustrial por el clima, por el tipo de suelo, donde el turismo cuesta mucho porque hay una enorme falta de infraestructura. La alternativa de desarrollo que tiene esa zona, muy aislada, viene de la mano del petróleo y de la minería. Y tenemos una situación en la que se habla de la licencia social para el desarrollo de diferentes actividades, pero en definitiva les están imponiendo la miseria a regiones enteras de la provincia, absolutamente sin ningún tipo de fundamento, ni desde lo social ni desde lo económico ni desde lo ambiental. Es puramente ideológico.

P – En Chubut tenemos la mayor reserva de plata del mundo sin explotar, el Proyecto Navidad, ¿cuál es el rol que cree que debe tomar la política en relación con la decisión de avanzar con los proyectos mineros?

EG – En Mendoza hemos visto en los últimos meses un proceso bastante interesante, donde la sociedad en su conjunto ha entendido que la política es una caja de resonancia de la voluntad de la gente. En los últimos tres o cuatro meses hemos logrado tener un debate mínimamente razonable que demuestra que la sociedad no está en contra de la minería. Ocurre que la política se está demorando en interpretar los verdaderos deseos de la sociedad en su conjunto. Hay sectores que están muy comunicados entre ellos, dan la impresión de que son los dueños de la opinión general y no es así. En Mendoza, los grupos de empresarios y no sólo de la minería, sino de otros sectores, de la construcción, logística, metalmecánica, las universidades, todos se han manifestado en los últimos meses a favor del desarrollo de una minería responsable, sustentable, porque en la práctica los recursos mineros son inagotables. En Mendoza tenemos recursos mineros para 500 años. Entonces debemos preocuparnos en ser sustentables haciendo minería, llevando infraestructura, no contaminando, no usando recursos escasos. A veces las decisiones de la política pasan por otro lado, como en Mendoza que hubo que solucionar problemas muy serios desde lo institucional, la seguridad, lo educacional, y desde lo financiero, por lo que el debate económico empieza a tomar ahora relevancia. Esperemos que en ese debate podamos discutir con madurez el rol de la minería dentro de la matriz productiva.

P – ¿Los principales proyectos para habilitar la minería en Mendoza vienen del PJ?

EG – Todavía están en estado parlamentario dos modificaciones a la Ley 7.722, que fue conceptualizada como una ley en defensa del agua, pero se terminó transformando en una ley que proscribe la minería en la provincia. Por otro lado, lo más grave es que solicita la aprobación de la declaración de impacto ambiental por ley. Y eso hace que un trabajo que debe ser estrictamente técnico se termine transformando en un tira y afloje de una política que a veces está discutiendo temas que no tienen nada que ver y se transforman en moneda de cambio. Entonces se va a sometiendo a la minería a un riesgo político que las empresas no están dispuestas a tomar. Eso hace que la provincia tenga un atraso de diez años en exploración, y no se ha logrado llevar adelante un proyecto en estos años. Encima tuvimos la incompetencia de haber permitido que un proyecto como Potasio Río Colorado se paralizase con 2.000 millones de dólares invertidos. Y ahora estamos tratando de reflotar ese proyecto enorme, de clase mundial.

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