CREER O REVENTAR

Los “siete minutos de terror” del aterrizaje de Insight en Marte

El robot de la NASA ya está en el Planeta Rojo. A las 20:47 del pasado lunes, tal como estaba previsto, comenzó su trepidante y peligroso descenso al planeta rojo. Siete minutos después, a las 20:54, la NASA confirmaba que su sonda había aterrizado, o mejor dicho, amartizado. «¡Ha sido muy intenso!», exclamó Jim Bridenstine, director de la NASA, desde el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA en Pasadena (California). En su centro de control, eje de operaciones de la misión, reinó el silencio durante los «siete minutos de terror», como denomina la NASA a la crítica fase de entrada en la atmósfera, descenso y amartizaje de sus robots marcianos. Desde 2012, cuando Curiosity llegó a Marte, la agencia espacial no vivía un amartizaje.

Seis meses de órbita

«Hemos logrado aterrizar con éxito en Marte por octava vez en la historia de la humanidad. InSight estudiará el interior de Marte y aprenderemos de la ciencia que haga mientras nos preparamos para enviar astronautas a la Luna y después a Marte», aseguró Bridenstine.»Te siento, Marte. Y pronto conoceré tu corazón. Tras aterrizar bien, estoy aquí. Estoy en casa», decía el perfil oficial enTwitter de InSight, que desde que fue lanzado el pasado 5 de mayo, ha ido retransmitiendo los hitos de su viaje por el Sistema Solar.

Siete minutos de terror

Los aplausos y los gritos de los técnicos de la NASA volvieron a inundar el centro de control cuando, instantes después de tocar tierra, se recibió la primera foto de Insight desde Marte confirmando que se encontraba en buen estado.Sus aliados para sobrevivir a esos «siete minutos de terror», durante los cuales redujo su velocidad de 20.000 kilómetros por hora a dos metros por segundo, han sido su escudo térmico -que protegió al robot de los más de 1.000 grados que soporta al entrar en la atmósfera marciana-, un paracaídas supersónico y un sistema de retrocohetes que le permiten posarse sobre la superficie suavemente. El lugar elegido para el aterrizaje es un páramo llamado Elysium Planitia, «una llanura gigantesca en la que prácticamente no haya nada», mencionó Jorge Pla-García, investigador del Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA).

Primer chequeo interno a Marte

Una vez que el robot ha logrado aterrizar en Marte, llega la hora de preparar sus instrumentos -entre los que destacan un sismómetro francés y una sonda alemana que perforará hasta los cinco metros de profundidad- para hacer ciencia. «El objetivo principal es estudiar el interior del planeta. Todos los datos que tenemos son indirectos, pues han sido recogidos mediante observaciones desde la Tierra y con los orbitadores de Marte. Será la primera vez que se tomen datos in situ. Va a ser como tomar el pulso al planeta o hacerle un chequeo desde la superficie», explica Pla-García. Según recuerda, en los años 70 la NASA intentó estudiar la actividad tectónica de Marte con las sondas Viking, pero su sensibilidad era muy baja. «Realmente desconocemos cuál es la composición, la estructura y el tamaño tanto del núcleo como del manto y de la corteza de Marte», señaló Pla-García, que considera que los datos que recabe la sonda serán muy valiosos para estudiar cómo y por qué Mercurio, Venus, la Tierra y Marte han evolucionado de forma distinta. «Entendiendo mejor otros planetas rocosos comprenderemos mejor el nuestro y es la primera vez que se estudia el interior de un cuerpo extraterrestre que no sea la Tierra», sostuvo.

Dos años de retraso

InSight debería haber despegado en 2016 pero un fallo técnico obligó a posponer la misión dos años, hasta que la distancia entre Marte y la Tierra fuera la más adecuada para acortar el viaje. Ese retraso puso en entredicho la misión e incrementó su coste hasta los 800 millones de dólares (el presupuesto inicial era de 650 millones). Por otra parte, los instrumentos suministrados por los socios de la NASA suponen otros 180 millones de dólares.

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