ESTUDIO DEL LABORATORIO DE GENÉTICA DE POBLACIONES Y EVOLUCIÓN DEL IDEA DE CÓRDOBA

¿Cuáles son las especies de roedores hospedadores de Hantavirus?

En Argentina, los hospederos naturales de Hantavirus que provocan Síndrome Pulmonar son roedores del género Oligoryzomys (colilargos) y una especie del género Calomys (Calomys fecundus). Existen distintas variantes genéticas de Hantavirus, con diferente grado de patogenicidad; en general, cada variante tiene una sola especie de roedor hospedero. Además, dentro de la distribución geográfica de cada una de esas especies, solo en algunas zonas se han detectado ejemplares infectados y/o brotes epidémicos.
El Laboratorio de Genética de Poblaciones y Evolución -liderado por la doctora Cristina Noemí Gardenal- del Instituto de Diversidad y Ecología Animal de Córdoba (IDEA, CONICET-UNC) se ha dedicado, en los últimos años, a estudiar la sistemática y las relaciones filogenéticas entre especies de Oligoryzomys a fin de clarificar las relaciones específicas entre variantes del virus y sus roedores hospederos. Por ejemplo, se decía que O. longicaudatus era el reservorio de dos tipos de hantavirus, el Andes Sur y el Oran (o Andes Norte), pero el equipo de trabajo demostró que O. longicaudatus, que solo se encuentra en la Patagonia, es el único reservorio del genotipo Andes (o Andes Sur). El hospedero del genotipo viral Oran es O. chacoensis, especie distribuida en el norte de nuestro país. Asimismo, los resultados de los expertos del IDEA indican que O. occidentalis y no O. flavescens es el hospedero del genotipo Bermejo en el noroeste de Argentina (Rivera et al, 2007; Gonzalez-Ittig et al, 2014; Rivera et al, 2015; Rivera et al, 2018).

Por región

Dentro de estas regiones, que se consideran endémicas para Hantavirus que producen Síndrome Pulmonar, la incidencia de la enfermedad varía. En los bosques andino-patagónicos, en el Delta/sectores ribereños de los ríos Paraná y Uruguay y en la zona de yungas de Salta y Jujuy, se han registrado la mayoría de los casos, como se puede observar en este mapa de número de casos por Departamento entre 1995 y 2012.
Con respecto a la especie Oligoryzomys longicaudatus, en el Laboratorio de Genética de Poblaciones y Evolución se realizaron estudios sobre los patrones de dispersión en una zona endémica de Patagonia para estimar el grado de contacto entre roedores potencialmente infectados y los que no lo están (“contagio” del virus entre roedores). Los especialistas concluyeron en que las tasas de migración son, en general, bajas y asimétricas entre poblaciones cercanas de roedores. Elementos del paisaje como cursos de agua y asentamientos urbanos restringen la dispersión de los ejemplares de la especie. Este resultado está en concordancia con la emergencia geográficamente restringida de los casos de Síndrome Pulmonar por Hantavirus (HPS) (Ortiz et al, 2016).
Diferente es el caso de Oligoryzomys flavescens en el Litoral, donde es muy alto el flujo de genes (y, por consiguiente, también el grado de contacto entre ejemplares de la especie) entre las poblaciones ribereñas del Paraná, debido principalmente al transporte pasivo de roedores en los “embalsados”, nombre que se da a los agregados de plantas acuáticas que se forman próximos a las márgenes del río y que son arrastrados corriente abajo (Chiappero et al, 1997). Esta particularidad favorece la transmisión del virus entre roedores.

¿Transmisión entre humanos?

En Argentina circulan dos especies de virus Hanta (Andes y Laguna Negra) y al menos 10 genotipos virales diferentes, 8 de ellos han sido asociados al síndrome cardiopulmonar por Hantavirus (SCPH). La titular de la cátedra de Virología de la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional de Tucumán Susana López de Caillou afirmó que debido a la amplia distribución y dinámica de los reservorios (ratones colilargos), y a la intervención humana en hábitats silvestres, “existen condiciones para que la enfermedad ocurra en otras provincias”.
Estudios de la Universidad Austral de Chile de 2006 ya describen que algunos genotipos del virus Andes pueden albergarse en glándulas salivales y otros fluidos corporales como el semen de las personas, lo que permite el contagio interhumano. La Revista IntraMed señala que lo que llevó a la comunidad científica a aceptar que hay contagio entre personas fue el caso de una mujer argentina que en 1997 se enfermó en Bariloche. Luego de viajar a Buenos Aires contagió a otras 16 personas que no estuvieron expuestas a fecas de ratones, e incluso la doctora que atendió a la paciente murió de Hanta.
Precisamente ese ‘Virus Andes’ es el único genotipo que posee el factor de transmisibilidad interhumano, de acuerdo a la bibliografía internacional. Si se encuentra que la secuencia genómica del virus en todos los infectados de Epuyén es la misma, se convertirá en el brote por transmisión interhumana con mayor número de afectados en el mundo. En otras regiones del planeta el Hanta no se ha descrito con estas características de transmisión.
López de Caillou aseguró que existe evidencia de transmisión persona a persona, y por ello, las secreciones como la saliva y otros fluidos humanos “deben considerarse potencialmente peligrosos”. Sin embargo, la profesional estableció la diferencia de genotipos de Hantavirus que circulan en el norte porque estos no mostraron hasta ahora ser transmisibles entre personas, a diferencia del genotipo Andes.
Entre el 2013 y 2018, se reportaron en Argentina 111 casos fallecidos confirmados de Hantavirosis con una letalidad del 18,6%, llegando la letalidad en algunas provincias de la región Sur del país cercana al 40%. Esto de acuerdo con registros del Sistema Nacional de Vigilancia de Salud. La Organización Panamericana de la Salud notificó en Argentina 1.350 casos de esta enfermedad, desde 1995 hasta diciembre 2016.

¿Cómo prevenir el contagio?

– Evitar la convivencia con roedores y el contacto con sus secreciones.
– Tapar orificios en puertas, paredes y cañerías.
– Realizar la limpieza (pisos, paredes, puertas, mesas, cajones y alacenas) con una parte de lavandina cada nueve de agua (dejar 30 minutos y luego enjuagar). Humedecer el piso antes de barrer para no levantar polvo.
– Colocar huertas y leña a más de 30 metros de las viviendas, cortar pastos y malezas hasta un radio de 30 metros alrededor del domicilio.
– Ventilar por lo menos 30 minutos antes de entrar a lugares que hayan estado cerrados (viviendas, galpones). Cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo húmedo antes de ingresar o mascarilla respiratoria.
– Tener especial cuidado en la puesta en marcha de ventiladores y de aparatos de aire
acondicionado cuyos filtros o conductos puedan haber tenido contacto con polvo contaminado, roedores o excretas de estos.
– Al acampar hacerlo lejos de maleza y basurales, no dormir directamente sobre el suelo y consumir agua potable.
– Si se encuentra un roedor vivo: usar veneno para roedores o tramperas para capturarlo (no intentar tocarlo o golpearlo). Consulte en el municipio si se dispone de un servicio de control de plagas.
– Si se encuentra un roedor muerto: rociarlo con lavandina junto con todo lo que haya podido estar en contacto y esperar un mínimo de 30 minutos. Luego recogerlo usando guantes y enterrarlo a más de 30 cm de profundidad o quemarlo.
– Las personas que presenten síntomas de la enfermedad deben concurrir rápidamente a un establecimiento de salud para la consulta y evitar el contacto estrecho con otras personas.

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