HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

De corbatas, corbateros y franceses

Javier Arias
javierarias@eldigito.com

¡Qué lo tiró con el cambio climático! Porque una cosa es alterar las lluvias y los ecosistemas y otra es que el miércoles estemos calcinándonos bajo cuarenta grados y al día siguiente revolviendo toda la casa en busca de las camisetas de friza. Ya hay unos cuantos que andan en las perfumerías buscando canjear sus protectores solares por antigripales. Así no se puede, no señor. Pero, bueno, como vienen las cosas, y como nos explican los que saben, parece que deberemos empezar a acostumbrarnos a estos rayes climatológicos, y como dice un famoso cantautor enamoraancianas, hasta que no le aparezca un pingüino en la cama, usted tranqui.
Pero no quisiera ponerlo de mal humor con noticias que están destinadas a otras secciones de este diario, así que vayamos a lo nuestro, que son esas anécdotas sin sentido, pero que hacen las declicias de cualquier sobremesa que se precie, y si está rociada de fresca cervaza, mucho mejor.
Pregunta, ¿hace cuánto que no se pone una corbata? Yo personalmente creo que desde mi casamiento que no anudo una de esas cosas a mi cuello, aunque si esfuerzo la memoria creo recordar cierta ocasión que mi jefa me instó a ponerme una para una importante reunión; evocación, que por el sólo hecho de llevar ese adminículo debajo de mi barbilla, trato, en forma casi fisiológica, de borrar de mis recuerdos.
Es que tengo una especie de aversión genética a esas cosas, ¿será que en alguna otra vida habré sido un forajido del lejano oeste al cual lincharon sin miramientos debajo de algún olmo sin hojas?, no sé, todo es posible. El caso es que a quien quisiera yo linchar en dicho olmo es al que inventó tamaña tortura en forma de tela. Usted, amable lector, ¿sabrá quién ha sido tan desleznable personaje?
Como nadie me responde, nunca nadie me responde, me puse a investigar un poco y esto es lo que pude averiguar; todo hace pensar que la corbata surge de la evolución de una prenda usada en Croacia en el siglo XVII. Cuenta la historia que entre los años 1630 y 1640, visitaron al rey Luis XIV de Francia ciertos mercenarios croatas que estaban participando en la Guerra de los Treinta Años. El rey, tan dado a los detalles él, quedó impresionado por la elegancia del uniforme de los mercenarios, que incluía una bufanda atada con un nudo en el cuello, y así fue que en cuestión de unos pocos años toda la corte francesa estaba usando bufandas croatas en vez de las gorgueras que estaban de moda hasta ese momento.
Y de la corte francesa, como muchas otras cosas, el uso de la corbata pasó a la inglesa, porque el heredero al trono inglés, Carlos II, se encontraba justamente en el exilo en Francia, pero tras varios cambios políticos en Inglaterra, fue finalmente llamado a ocupar el trono. Y adivinen qué se llevo el buen Carlos a su cuna inglesa, exactamente, con él llevó la moda de la corbata, y pronto los ingleses empezaron a usar una gran cantidad de estas prendas, llegando incluso a desarrollarse alrededor de cien nudos diferentes para atarlas, y aunque usted no lo crea, no faltaba el petimetre que se cambiaba de corbata varias veces al día. O sea, ahora entiendo por qué nunca me llevé bien con la realeza, salvo que usara tacones altos, traje de baño y una cinta con el cartel de “Miss Santa Fé”, pero esa es otra cuestión.
Volviendo a la historia, atento lector, hay muestras más antiguas del uso de corbatas, sino escuche esto: las figuras de terracota del emperador chino Shih Huang Ti, realizadas varios siglos antes de Cristo, muestran a los soldados usando piezas de seda alrededor de sus cuellos. La corbata también está representada en la columna erigida por el emperador romano Trajano en el año 113, donde los legionarios romanos usan tres tipos de piezas para el cuello. Aunque, convengamos, estas pueden ser excepciones, y no señalan necesariamente la moda de cada época, porque los romanos ya tienen bastantes motivos para ligar palos, no les encajemos las corbatas también.
Pero, a decir verdad, no siempre las corbatas fueron como las conocemos hoy, sino que los estilos de corbatas fueron evolucionando bastante desde el siglo XVII. Por ejemplo, en el siglo diecinueve se volvieron más estrechas y se inventaron los nudos más usados en la actualidad.
Y para terminar de empaparnos de conocimientos intrascendentes, como bien los tengo acostumbrados, podemos finalizar informándonos de dónde proviene la dichosa palabra “corbata”, según la benemérita Real Academia Española, proviene, y vaya preparando el “ohhhh” de sorpresa, de la palabra italiana “corvatta” o “crovatta”, que significa precisamente, croata. Aunque siempre está el que nos pincha el globo, porque siempre esdtá el que afirma que la palabra francesa “cravat” era utilizada ya antes de la Guerra de los Treinta Años para designar a la dichosa tira de tela, pero viniendo de Francia, tan dados a poner cuellos al costado de las guillotinas, ¿quién se anima a contradecirlos, no?

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