AFIRMAN QUE LAS POLÍTICAS ESTATALES EXTRANJERAS INFLUYEN EN EL CAMBIANTE VALOR DE LOS RECURSOS

Destacan la influencia internacional sobre el mercado energético argentino

Desde hace algunos años se ha registrado una constante evolución en el mercado energético internacional, algo que influye profundamente sobre la dirección de la economía de Argentina. Puntualmente, tanto el incremento de la producción nacional de petróleo y gas, como el nivel de sus importaciones sectoriales, dependen, casi en su totalidad, del a evolución del precio en las transacciones globales. Debido a esto, el repunte que acaba de registrarse en el valor del petróleo crudo Brent, que volvió a pasar de 50 dólares a más de 60 por barril, aporta un dato principal a la vida cotidiana de los argentinos y también a los chubutenses, ya que se incrementaron considerablemente los ingresos a las arcas provinciales por las regalías de este producto.
Para comprender esta lógica, vale destacar que el nivel de la demanda también está vinculado al estado transitorio de la economía mundial y al futuro de la incierta guerra comercial que están protagonizando hace algunos años Estados Unidos y China. Ese cuadro no replica la situación de 2014/2015, ciclo en el que los precios eran muy bajos, debido a que los grandes productores como Arabia Saudita se dedicaban a aumentar su producción para conservar su participación en el mercado. En tanto, el nuevo reflejo deviene del aumento de la producción de Estados Unidos, con el que se alcanzó una oferta de 11,5 barriles diarios (bdp) en octubre de 2018, lo que supone un aumento de dos millones de bdp respecto del año anterior. Asimismo, aunque el país norteamericano es hoy el mayor productor mundial de petróleo y gas, un hecho que le permitió cortar su dependencia de los países del Golfo Pérsico, sus exportaciones no inciden mucho en el equilibrio global, ante el alto nivel que absorbe su propio consumo.
No obstante ello, sus productores de “shale oil” son sensibles a la marcha de los precios y muchos de ellos también dependen del nivel de precios, ya que su presencia en el mercado está asociada a la posibilidad de resolver su alto nivel de endeudamiento financiero. Sólo si los bancos no les restringen el crédito podrán mantener su actual oferta y por lo tanto sostener la participación estadounidense en el mercado global.
Además de ello, la geopolítica de la energía juega su propio partido en la evolución de los precios. Varios influyentes productores de petróleo, como sucede con Arabia Saudita, intentan terminar problemas que se relacionan con el astronómico costo de su intervención militar en Yemen y sus acuciantes necesidades presupuestarias, hechos que limitan la obtención de recursos para poner en marcha el amplio plan de diversificación productiva que ambicionan llevar a la práctica. El Gobierno de Rihad necesitaría un barril de petróleo de ochenta dólares ya que, en caso contrario, las autoridades tendrán que seguir apelando al uso de sus reservas internacionales, cuyos niveles decrecen en forman constante.

Situación en América Latina

En América Latina, los problemas más serios apuntan a Venezuela. El 10 de enero asumió un nuevo mandato el presidente Nicolás Maduro, quien es el centro de un régimen aislado del reconocimiento internacional, por su condición de contraventor de las reglas básicas de la democracia y los derechos humanos. También existe una crisis humanitaria de proporciones, que incluye el hecho de que gran parte de su población está hambrienta y 2.300.000 ya han dejado el país en busca de subsistir (unos 130.000 de los cuales hallaron refugio en la Argentina).
El régimen actual no fue reconocido por Estados Unidos y los demás países de la Organización de los Estados Americanos, ni por la Unión Europea. A la ceremonia de asunción de Maduro sólo asistieron los presidentes de Cuba, El Salvador, Nicaragua, Bolivia y un representante diplomático de bajo nivel de El Vaticano. Algunos analistas sugieren que la sanción efectiva de Washington sería condicionar las exportaciones petroleras venezolanas destinadas a las refinerías que se encuentran en el Golfo de México, propiedad de su compañía nacional Pdvsa, que son las únicas capaces de procesar los petróleos pesados venezolanos.

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