EL 71,4% DE LAS PERSONAS PRIVADAS DE SU LIBERTAD EN LA PROVINCIA NO RECIBE NINGÚN TIPO DE CAPACITACIÓN

En Chubut sólo el 4,7% de los presos realiza algún trabajo

Del total de los presos que están privados de su libertad actualmente en Chubut, sólo el 16,3% recibe algún tipo de capacitación laboral, mientras que 71,4% no lo hacen, al mismo tiempo que hay un 12,3% de los reclusos de los que no se tiene información al respecto. Estos datos provienen de un informe elaborado por el Ministerio de la Defensa Pública de la Provincia, que también ratificó que los números se mantienen similares desde mayo de 2017. Previo a esta fecha, el total de las personas privadas de su libertad que formaba parte de algún grupo de capacitación alcanzaba al 21,4%.
Vale destacar que algunas de las capacitaciones que realizaron los detenidos en el territorio chubutense fueron albañilería, panadería y repostería, peluquería, herrería, corte y confección, construcción en seco, auxiliar de electricista del automotor, operador de PC y auxiliar mecánico de motores nafteros.
En otro orden, las cifras respecto al empleo tampoco resultan alentadoras, ya que de todos los presos que hay en Chubut sólo el 4,7% trabaja, mientras que el 92,2% no realiza ningún tipo de labor. Vale aclarar que en este caso se entiende al trabajo como una actividad remunerada que se desarrolla tanto dentro como fuera del lugar de detención. Al respecto, los detenidos en Comodoro Rivadavia, Sarmiento y Trelew fueron los que menos posibilidades de trabajar tuvieron.

Situación a nivel nacional

Esta situación no se refleja sólo en la provincia de Chubut, sino que a nivel general en todo el país se replica una realidad similar. Específicamente, la mayoría de los presos en Argentina no cuenta ni con un oficio ni tampoco con estudios, situación que según los especialistas influye fuertemente en la reincidencia. No obstante, la situación laboral de las personas privadas de su libertad en Argentina es mejor que la de Chubut, ya que según los servicios penitenciarios aclararon que el 40% de los internos trabaja en prisión.
La mayoría ingresa a los centros de detención con menos de 34 años (61%), sin empleo (41%), ni oficio (50%) y con apenas estudios primarios (63%). Durante su paso por la prisión, la mayoría no recibe capacitación laboral (79%) ni trabaja (60 %), ni progresa en su educación (48%), según los últimos datos del Sistema Nacional de Estadística sobre Ejecución de la Pena. La radiografía se completa con la certeza de que la mayoría (46%) sale en libertad antes de los seis años, con casi la misma falta de preparación con la que fue encarcelado.

Fuerte impacto en la reincidencia

Sobre este conflicto, Marcelo Bergman, director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, aseguró que “este panorama explica en parte que el 40% de quienes están presos son reincidentes”. “Tener un oficio y conseguir un trabajo es uno de los principales factores para lograr la reinserción social”, agregó.

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Superpoblación y falta de incentivos

En el país hay cerca de 76.000 presos, los cuales son un 40% más que hace una década y en gran medida eso explica por qué la capacidad de las cárceles argentinas está superada en un 12% en promedio y en un 38% en la provincia de Buenos Aires, que concentra casi la mitad de los internos del país. Al respecto, vale recordar que en julio de 2018 en Chubut se declaró la emergencia carcelaria, debido a que la mayoría de los centros de detención estaban colapsados e incapacitados para recibir nuevos reclusos.
La falta de incentivos para capacitarse es otro aspecto puede explicar el bajo porcentaje de internos que se capacita, según afirman algunos especialistas.
“La reforma de ley de Ejecución de la Pena, aprobada en 2017, modifica el paradigma de la cárcel, que permite salidas progresivas y anticipadas para favorecer la reinserción. Ahora, muchos de los detenidos deben cumplir toda la condena en prisión. Es decir, no pueden acceder a salidas asistidas, algo a lo que podían llegar si entre otros aspectos participaban de actividades formativas”, resaltó Roberto Cipriano, el secretario de la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires.
La reforma a la ley fue reclamada por asociaciones de familiares de víctimas de delitos y dejó afuera del beneficio de las excarcelaciones a los autores de delitos graves, como homicidio agravado; delitos contra la integridad sexual; secuestro extorsivo seguido de muerte; tortura seguida de muerte; robo con armas o en despoblado y en banda; trata de personas; violaciones a la ley antiterrorista; financiamiento del terrorismo; contrabando agravado, y producción y comercialización de estupefacientes.

Las cárceles federales apuestan al trabajo

En tanto, las cárceles del Servicio Penitenciario Federal (SPF) tienen una oferta de capacitaciones laborales más escasa que el promedio nacional, ya que el 83% de los internos no participó de ningún curso.
Sin embargo, los especialistas señalan a las cárceles federales como uno de los servicios con más oportunidades profesionales de la Argentina y de Sudamérica. Eso ocurre porque el 72% de los internos tiene un trabajo remunerado que en muchos casos los forma en un oficio.
“En las cárceles federales hay más ofertas laborales, menos superpoblación y una compensación que funciona como incentivo, que es que quien trabaja cobra esas horas trabajadas de acuerdo el salario mínimo vital y móvil”, señala Bergman, del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia, que en un informe de 2015 reveló que el trabajo en las cárceles de Brasil alcanza al 48,3% de los presos; al 56,4% en Chile y al 71,9% en Perú.
La finalidad del trabajo es “crear un hábito y formarlo en un oficio”. Eso asegura Mariano Leiva, presidente del Ente de Cooperación Técnica y Financiera del SPF, que coordina el trabajo en las cárceles federales. Leiva reconoce que hoy están ante un dilema: si tecnifican los talleres productivos, como los de zapatería y textil que funcionan en la unidad de Ezeiza, emplearán menos internos, pero se acercarán a métodos de producción más actuales.

Al respecto, cabe aclarar que la cárcel que más ha avanzado sobre la ocupación de los presos es la de Esquel, donde trabajan 138 de sus 139 internos y no hay superpoblación. Se desempeñan en talleres de sastrería, plomería huerta, herrería, panadería y carpintería.

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