EN CONTRAPARTIDA, HAY UNA OPCIÓN QUE PUEDE PROVOCAR EL EFECTO CONTRARIO A NIVEL GLOBAL

Explican que hay cinco motivos para que la cotización del Brent siga subiendo

El petróleo de tipo Brent ha subido más de un 11% en lo que va del corriente año. El precio del barril se mueve levemente por encima de los 60 dólares por unidad y hay multitud de razones para que siga al alza. Pero si la economía global se desacelera más de lo previsto, todo lo anterior quedará en el olvido y el crudo iniciará, probablemente, una tendencia descendente.
El acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados para recortar la producción de petróleo en 1,2 millones de barriles por día, la caída del bombeo en Venezuela e Irán y los vaivenes en algunos países con escasa estabilidad (Libia y Nigeria) podrían ser suficiente para que el precio del crudo siga subiendo hasta niveles cercanos a los 70 dólares.
En los últimos días se reveló que la OPEP bombeó en diciembre 751.000 barriles de petróleo menos al día que en el mes anterior, hasta los 31,578 millones, anticipándose de esta forma al nuevo pacto de recorte a la producción, que entró en vigor el pasado 1 de enero, según se desprende del informe mensual que realiza el cártel sobre el mercado del crudo.
Los problemas técnicos y de costes en la región de Alberta (Canadá) ya están lastrando el bombeo en ese país. Por ejemplo, los precios del crudo pesado se han disparado desde el mes pasado después de que la primera ministra de la región de Alberta, Rachel Notley, exigiese una reducción de la producción de 325.000 barriles por día a partir de enero para aliviar la crisis que sufre la región por la falta de oleodcutos. El crudo pesado extraído en esta región se estaba acumulando en los tanques de almacenamiento por los cuellos de botella que estaban surgiendo en su transporte. La solución ha sido producir menos.
Según los especialistas, actualmente estamos viendo un mercado mucho más equilibrado, con un balance mucho más contundente entre la oferta y demanda. Puntualmente, Warren Patterson, director de materias primas de ING, consideró que el mercado debería alcanzar el equilibrio entre oferta y demanda durante la primera mitad de 2019. “A medida que vayamos entrando en la segunda parte de 2019, prevemos déficits marginales en el mercado”. Un déficit de producción erosionará los inventarios globales de crudo, presionando al alza los precios.
Asimismo, Patterson sostiene que la debilidad de los precios durante los últimos meses está obligando a los empresas estadounidenses a recortar gasto de cara a ese 2019, lo que reducirá el fuerte crecimiento que ha experimentado la producción de “oro negro” en Estados Unidos durante 2018.
No obstante ello, estas previsiones contrastan con la de la Agencia de la Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), que una nota publicada el último miércoles aseguraba que la producción del país norteamericano estará en 12 millones de barriles por día de media. ´”El crecimiento del bombeo en los países ajenos a la OPEP compensará los recortes de la OPEP”, sostiene la EIA.
Patterson también espera que cuando los recortes de la OPEP equilibren el mercado, “las posiciones largas serán más atractivas”. Los inversores podrían optar por comprar futuros de petróleo impulsando su demanda y estimulando los precios.

Factor negativo

Estos cinco factores serán los principales catalizadores que deberían impulsar el precio del crudo durante 2019. Sin embargo, todos ellos podrían quedar absolutamente neutralizados si la ralentización de la economía global se acentúa y termina dañando la demanda de crudo y la confianza de los inversores. Las expectativas de un escenario de este tipo ya enviaron al crudo a los 50 dólares por barril en diciembre de 2018.
Este no es el escenario base o principal, pero el incremento de las probabilidades de una recesión en Estados Unidos o el parón económico que están sufriendo Alemania y Japón impiden que se pueda descartar.
Además, organismos como el Banco Mundial ya han avisado de un sombrío panorama para la economía global, al reducir sus previsiones de crecimiento al 2,9% en 2019 y 2,8% en 2020, en medio de la atenuación del comercio internacional y las crecientes presiones financieras sobre los mercados emergentes.

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