La audiencia de revisión que fue solicitada por el defensor particular de “C.T.”, de 16 años, Daniel Fuentes, finalmente no se llevó a cabo porque el abogado no se presentó en la Oficina Judicial, desde donde se había designado a los jueces Mariel Suárez y Jorge Odorisio, de Comodoro Rivadavia, para la integración del tribunal.
El adolescente está imputado en el homicidio de Kevin Oñatibia, de 17 años, quien fue asesinado a tiros el 18 de noviembre pasado cuando caminaba por Medrano, casi Coliboro, del barrio Abel Amaya, a unas cuadras de su casa. La víctima estaba acompañado por un joven que se convirtió en testigo de identidad reservada y que además aportó datos fundamentales para la causa.
Junto con el presunto asesino se encontraba Nehemías Rúa (20), el primero en ser detenido e imputado, aunque el 2 de enero, en una revisión que pidió su abogado particular, Guillermo Iglesias, recuperó la libertad. El tribunal que se la otorgó estuvo integrado por los jueces Mariano Nicosia y Mónica García.

Una “enemistad manifiesta”

El menor estuvo prófugo durante los primeros días posteriores al hecho y terminó entregándose en horas de la mañana del 21 de noviembre, cuando se presentó sin abogado en la Oficina Judicial y se puso a disposición de la Justicia. Desde ese día está detenido con prisión preventiva e imputado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego en calidad de autor.
Tras el crimen, los investigadores descubrieron que el imputado por el hecho tenía una enemistad manifiesta con la víctima y ello se reflejaba a través de las redes sociales, por medio de lo cual le hacía llegar sus amenazas.

Una agresión desmedida

“Ya te voy a encontrar”, le habría escrito el asesino a Kevin en mensajes a los que los investigadores accedieron al revisar la cuenta de fallecido. El chico le había mostrado a sus hermanas lo que le decían, tanto el presunto asesino como Nehemías Rúa.
“Ahora te la vas a tener que bancar”, le decían. Según sus hermanos, Kevin les pidió juntarse para aclarar sus diferencias a través del diálogo, resaltando que él no quería problemas con nadie.
El 18 de noviembre, cerca de las 22:30, C.T. y Rúa finalmente encontraron a Oñatibia, a quien primero amenazaron y este intentó correr porque sus agresores estaban armados, aunque a unos dos metros de distancia C.T. le disparó y un proyectil de pistola calibre 22 le ingresó en la nuca. El acompañante del que gatilló se habría mostrado sorprendido con la fatal acción. “No era para tanto”, le habría dicho al que disparó y se fueron del lugar en el auto que habían dejado en marcha.