CREER O REVENTAR

La misión “low cost” a la Luna se gestó en un bar

Una idea lanzada hace nueve años por tres jóvenes soñadores en un bar de la pequeña localidad israelí de Holón llega al espacio con el primer módulo lunar en la historia de Israel. Su ambicioso reto emprendedor se convierte en la primera misión privada a la Luna.
A las 3:45 del pasado 22 de febrero, la sonda espacial Bereshit (“Génesis”, en hebreo) partió con éxito de Cabo Cañaveral (Florida) con el objetivo de llegar a la Luna el próximo 11 de abril. De esta forma Israel, con apenas 9 millones de habitantes, se sumaría al grupo formado por las tres superpotencias Rusia, Estados Unidos y China. India podría ser el quinto país con el lanzamiento de su sonda Chandrayaan-2 previsto en el mes de abril.
El ingreso israelí en el exclusivo club coincide con el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna.

La más pequeña

Y la noche elegida no solo fue espacial sino especial al ser la misma en la que una sonda japonesa disparó un proyectil de un metal para impactar a 300 metros por segundo sobre la superficie del asteroide Ryugu. La agencia espacial de Japón ha anunciado que Hayabusa 2 aterrizó con éxito. El objetivo, estudiar la roca y analizar las partículas desprendidas del suelo y recogidas por el aparato japonés.
«Bereshit es la nave más pequeña que aterrizará en la Luna. Israel se convierte en pionera mundial en el lanzamiento de una nave financiada de forma completa por donaciones privadas», afirmó Yoav Landsman, destacado ingeniero de SpaceIL la empresa que ha dado luz a la criatura Bereshit.

Unos 33 minutos de tensión

La misión no tripulada partió impulsada por el misil «Falcón 9» (empresa SpaceX) en un evento retransmitido en directo por todos los medios israelíes. Tras 33 tensos minutos y para el alivio de los ingenieros de Space IL, la nave se separó del cohete en busca de su destino bajo la atenta y tensa supervisión de Cabo Cañaveral y de la sala de mandos de la Industria Aeroespacial de Israel (IAI) situada en Yehud a la que acudió el primer ministro Benjamin Netanyahu.
«Lo que hemos visto es algo que sólo se podía soñar. Un país pequeño con logros e innovaciones gigantes», afirmó Netanyahu que habló de la «Jutzpa» en alusión al conocido concepto israelí que mezcla de audacia y atrevimiento.

Una idea ambiciosa

La Luna seguiría siendo inalcanzable para Israel sino fuera por un encuentro de amigos en un pub de un suburbio sureño de Tel Aviv en el 2010. Con música y alcohol como fondo in crescendo, los ingenieros Yariv Bash, Kfir Damari y Yonatan Winetraub se animaron con el desafío de ir a nuestro satélite. «Kfir, Yariv y yo estábamos en el bar en Holón y nos preguntamos: ‘¿Por qué no ir a la Luna?», recordó Winetraub desde Estados Unidos.
Esa noche no estaban borrachos sino ilusionados con la ambiciosa idea. Ahí decidieron participar en la competición de Google de una misión privada a la Luna. Dado que ningún equipo en el mundo logró cumplir los plazos, el concurso Google Lunar XPRIZE fue anulado. No así su sueño.

Esperando el aterrizaje

A bordo de su empresa SpaceIL que crearon sin ánimo de lucro, los tres israelíes iniciaron una misión que parecía imposible. No para ellos ni para el emprendedor y filántropo judío Morris Khan que creyó en la idea. De su bolsillo salieron alrededor de 40 millones de dólares para que la sonda israelí aterrice en la Luna. La Fundación de Sheldon y Miriam Adelson y Sylvan Adams también han donado a una misión que cuenta con el apoyo de las industrias aeronáuticas y centros académicos del país como el Instituto Weizmann.Ç
«Es increíble que nosotros que somos tan pequeños pudimos reclutar a todo el país a ser parte del sueño con donaciones y ayudas de todo tipo. Incluso la NASA nos ayudó», comentó Bash, que ni en sus delirios más optimistas contemplaba la posibilidad de ver su nave en órbita. Tras supervisar el proceso de separación de la sonda del «Falcón 9», añadió: «El momento del aterrizaje en la Luna será más tenso que ahora».

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