Página de cuento 738

Sapoman vs Faceman – Parte 16

Por Carlos Alberto Nacher
Cnacher1@hotmail.com

Melisah bebió un breve sorbo de un Martini seco que había pedido. Mientras, Sapoman se entretenía capturando con su lengua aceitunas y maníes de la mesa aledaña sin que sus propietarios se dieran cuenta. Era muy gracioso.
El celular hizo un “bip” y apareció una fotografía de Anplagued y un grito escrito en mayúsculas: “Maldito batracio, ya verás, me las vas a pagar.” Sapoman se vio sorprendido, aunque ya estaba al tanto de que Anplagued estaba bajo el poder hipnótico de Hombre-Al-Agua, Bobo Esponja y toda aquella asquerosa cofradía de los Avomitables. Y así, en aquel trance donde su subconsciente se manifestaba de manera tan agresiva, era capaz de decir y escribir cualquier cosa. De inmediato, apareció en el visor LCD del Blackberry otro mensaje de WhatsApp: “Por fin puedo publicar y escribir lo que seme cante el traserooooooooo, a ver si me van a decir que carancho puedo escribir y que no les ponga el nombre no deberían sentiré mal jajajajaja, ignorantes, qué se piensan, que no tengo vida, que no tengo amigos en mi face, que son los únicos de quienes se puede hablar, porque si yo me siento tocada por algo que alguien escribe en el face y no da su nombre significa que soy una paranoica de mierda, de lo contrario leo y me río, porque vaya a saber para quién es el comentario ¿no? Jajajaja Qué van a saber si son ignorantes pero bueno, busquen en el diccionario ahhhhh y tampoco puse nombre a ver si debo ponerlo también.”
Sapoman guardó el teléfono. Era inadmisible este comportamiento errático de Anplagued. Y pensar que hasta hace poco hubiera dado una oreja por ella. Volvió a estirar la lengua hasta la mesa contigua para coger, esta vez, una papa frita. En aquella mesa se encontraban sentadas dos mujeres jóvenes y un hombre bastante bien parecido, que charlaban. Pudo escuchar un breve pasaje de aquella conversación: “…Ay no sabés, pude entrar a la cuenta de twitter, probé sin punto y me dejó” “Jajajajajajaja mi contraseña era sin punto, pusistes con punto y te dejó y la tuya es con punto, puse con punto y no me dejó y puse sin punto y me dejó jajajajajajaja . Ta re loco esto” “Pero amor, tenés un viaje de solicitudes y no las aceptás.- Te hacés la más popular-_- Ah (sos popular pero ta qcio jajaja) ._. asdfghjklñ:3” “Estoy aburrido no sé qué tenía que ver pero ta bo te pregunte en ask y nunca me respondistes sos re mala ahq.-“ “Ta no sé me fui porque estoy aburrido y ta qcio jaja ಠ_ಠ” “Te amo fea .-.” “By: un enano feíto. PD: estás re popularrr:3 ah.-“
Sapoman seguía aferrando de la mano a Melisah, que lo miraba. La moza aleteaba con su bandeja entre las mesas, llevaba una fuente entera de canelones de verdura.
“Escúchame Melisah. Comprendo tu situación, y puedo notar en tu mirada que eres una mujer que necesita mucha ternura. Me encantaría que viajásemos juntos a Burkina Faso, en particular a su capital. Ouagadougou. Qué te parece, ¿Partimos mañana mismo a Ouagadougou?”
“Síiiii, me encantaría, me harías muy feliz, de verdad. Pero primero me prometistes que iríamos al salchiencuentro. ¿O ya lo olvidastes?”
“No, no lo olvidé, al contrario, me apasionará y me deleitaré en este magnífico salchiencuentro.”
Sin embargo, Sapoman dudó: ¿por qué hablaba Melisah poniendo una letra “ese” al final de las conjugaciones de verbos que terminan con “e”?
De pronto, en ese momento, el reloj de la catedral, con sus agujas corroídas por el tiempo, daba la medianoche.
Continuará…

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