Los agentes Luis Solís y Luis Azocar fueron condenados a la pena de dos años y seis meses de prisión, cinco años de inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos y cuatro años de pautas de conducta, por el episodio ocurrido hace dos años, cuando una cámara del Centro de Monitoreo los registró golpeando a un joven al que habían solicitado descender de su vehículo, estacionado en las inmediaciones del boulevard Guillermo Brown, en plena zona costera.
La situación no estuvo exenta de controversias, luego de que uno de los operadores del Centro advirtiera la golpiza y notificara lo que ocurría a otro agente de piso, el cual luego fue denunciado por encubrimiento, tras la inacción frente al ataque.
La víctima, según información de fuentes extraoficiales, era un joven con prontuario policial al cual le habían solicitado se identificara y presentara los papeles del vehículo; momentos antes, había estado discutiendo con su pareja de aquél entonces, actualmente detenida por el intento de homicidio a puñaladas de otra joven, e hija de un conocido dirigente sindical.
Días después del ataque, la Fiscalía procesó a dos policías del Centro de Monitoreo por el delito de “encubrimiento por omisión de denuncia”, dado que al ser notificados sobre lo que estaba ocurriendo sobre el boulevard Brown, uno de ellos le manifestó al operador que “por algo le estarán pegando”, agregando que “ni yo ni ustedes nos podemos meter”.

Le pidieron documentación

La sentencia fue dictada por el juez penal de refuerzo Gustavo Castro tras el juicio oral y público desarrollado en los Tribunales de Madryn.
Según indicó la Fiscalía, los hechos que ocurrieron el 7 de mayo de 2017 a las 7:40 de la mañana, tuvieron como protagonistas a los policías que golpearon al individuo que había estacionado sobre el boulevard Brown.
El ataque quedó registrado en las cámaras de seguridad del Centro de Monitoreo.
“Me bajan del auto y me preguntan qué estaba haciendo. Me piden el documento, se lo doy y me piden revisar el auto. Les digo que sí pero con una orden judicial. Ahí se empiezan a molestar, me preguntan si soy vivo”, relató la víctima.

“Se cree abogado”

“Este es canchero, se cree abogado”, habrían dicho los agentes según el relato de la víctima, la cual agregó que “ahí, uno de ellos me pega una trompada en las costillas. Ahí me empiezan a pegar. Mi novia se bajó y les decía por qué me pegaban y le dicen que se suba al auto. Me hacen poner delante del auto, con las manos en el capó y me siguen pegando. Terminan de pegarme, se suben al auto y se van como si nada hubiese pasado”.

Desigualdad

El fiscal jefe Daniel Báez estuvo a cargo de la acusación por el delito de “vejaciones”, previsto en el artículo 144 del Código Penal. “Son ellos depositarios de la fuerza del Estado y por otro lado actuando en conjunto crearon una desigualdad más marcada entre las partes en juego (ellos y la víctima), por otro parte no se ha advertido motivo alguna para actuar de la manera en que lo han hecho: no se advierte que las víctimas hayan estado cometiendo algún tipo de desorden o contravención para justificar su intervención, y mucho menos la reacción que han tenido ante simple expresiones de la víctima acerca de la necesidad de una orden judicial para la requisa vehicular” sostuvo la sentencia, que se conoció ayer.

Pautas de conducta

Los policías fueron condenados a dos años y seis meses de prisión, cinco de inhabilitación especial y costas. Además, deberán cumplir pautas de conducta durante cuatro años y realizar trabajos comunitarios.
“No puedo terminar mi voto sin expresar la consternación que causa afirmar la existencia de un hecho como este y que aquellos en quienes se confía los bienes y la vida de los ciudadanos, frustren las expectativas en ellos depositadas valiéndose del uniforme -motivo de orgullo de otros-, para cometer hechos delictivos contra ciudadanos que les otorgaron esa confianza”, indicó el juez Castro en su resolución.