Página de cuento 740

Sapoman vs Faceman – Parte 18

Por Carlos Alberto Nacher
Cnacher1@hotmail.com

Mauricio giró sobre sus talones para poder ver a aquella extraña figura que había hablado: “Permítame que me presente. Mi nombre es Sergei Von Honecker y soy cirujano plástico. El motivo de mi presencia en este evento es hacer un relevamiento de campo de la necesidad y la importancia que puede despertar en las personas una operación de ampliación o implante de mamas. Faceman escuchó también aquella voz y le resultó algo familiar, pero al escuchar la profesión del sujeto, su mente se iluminó. ¡Claro! Era el malvado “Operador Veloz”, quien junto al Monstruo Hablador habían hecho desmanes en años anteriores. Creía que estaba retirado, pero no, al parecer sus fechorías continuaban.
El Operador Veloz utilizaba como pantalla un centro estético donde él mismo junto a un reducido grupo de colaboradores realizaban todo tipo de cirugías estéticas, desde una sencilla implantación de uña hasta una rectificación de rostro completa, pasando por el ensanche de todo tipo de pechos y nalgas. Ya lo recordaba a aquel siniestro lugar que inocentemente se llamaba “El Palacio De Las Tetas”.
El Operador prosiguió: “La ansiedad por lo que no tenemos y lo que creemos que nos falta es nuestra aliada para la venta de pechos de goma o siliconados. Esta ansiedad nace, paradójicamente, del despecho, bajo un nombre que pretende ser un grito insolente y provocador y que nos viene en forma de pensamiento, de resignación e impotencia tras haber sacrificado incontables horas trabajando o estudiando, tras habernos planteado retos sólo para ver si éramos capaces de resolverlos, tras haber probado distintas alternativas cuando veíamos que las realidades establecidas no se adaptaban a nuestras necesidades, manteniendo una fe ciega en los que afirmaban que eran claramente superiores a otros seres… y tras haber alcanzado una habilidad relativamente holgada en su desempeño, este logro sirve sólo para comprobar su desesperante ineficacia. Allí es donde intervenimos nosotros, los integrantes del Palacio de las Tetas bajo nuestro aleccionador lema: ‘Nada es como parece ser, lo único importante es lo que se ve.’”
Faceman tomó a Melisah del brazo, agarró con el otro a Rubber, “Vámonos de aquí ya mismo” le dijo en el oído a Melisah que, sorprendida, no comprendía la situación. “¡Alto ahí!” gritó El Operador Veloz ”¿Adónde se creen que van? ¿Acaso piensas que no te reconocí Sapoman? Jajajaja. Esa máscara lamentable que llevas puesta es tan absurda que hasta pareces tierno, visto de esta manera amorosa. Pero ¿Sabes qué? He venido hasta aquí para vengar a mis amigos Hombre-Al-Agua y el Hombre Estornudo, a quienes tú tan cobardemente has atacado anoche, de sorpresa y a traición, sin darles tiempo a defenderse. ¡Prepárate maldito Sapoman, vas a pagar todos tus renuncios!”
Sapoman se arrancó la máscara de un tirón y sin darle tiempo a El Operador, le revoleó a Rubber, el perro salchicha, que fue a caer directamente y de lleno sobre su cara. Este lo apartó de un golpe y tomó de las patas traseras a uno y de la cola a otro perro salchicha y se dispuso a golpear con ambos a nuestro héroe, que aguantaba valientemente la embestida inesperada. Los salchigolpes eran tan violentos que retumbaban en todo el recinto, que a esta altura era un verdadero caos donde convergían gritos, ladridos, perros salchichas volando, mutilados, desintegrándose en el aire. Melisah, aturdida, sacó de su cartera un gas pimienta paralizante en espray. Sapoman estaba recibiendo una gran golpiza, una como pocas. Pero Melisah tenía el gas, y le vació el pomo en el mismo rostro del Operador Veloz, que cayó entre una manada de perros salchichas enajenados, que a la sazón lo atacaron a mordiscones.
Cuánta violencia gratuita. Habría que empezar a cobrar.
Continuará…

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