LAS FAKE NEWS SON MÁS UN PROBLEMA DE LAS REDES SOCIALES QUE DE LOS MEDIOS. FUE UNA DE LAS CONCLUSIONES DEL CONGRESO LATINOAMERICANO QUE ORGANIZÓ LA COMISIÓN DE COMUNICACIÓN DE DIPUTADOS. "CONSTRUIR UNA IMAGEN CUESTA UNA VIDA Y PUEDE DESTRUIRSE EN SEGUNDOS", ADVIERTEN LOS ESPECIALISTAS. ARGENTINA BUSCA LEGISLAR SOBRE REDES SOCIALES CUYA APLICACIÓN PARECE BASTANTE DIFUSA

Una batalla sin cuartel

El rol de las redes sociales y Whatsapp en la proliferación de las Fake News quedó en el centro del debate que se produjo en el primer encuentro latinoamericano sobre regulación en comunicaciones y nuevas tecnologías, organizado por la Asociación de Entidades Periodísticas (Adepa) y la comisión de Comunicación de la Cámara de Diputados que preside el cordobés Juan Brügge.
El evento empezó con exposiciones sobre la responsabilizad penal de los proveedores de internet, ciudades digitales y educación online; y finalizó este viernes, con extenso debate sobre fake news, con periodistas y legisladores de América Latina.
El primer orador fue Guillermo Oliva, gerente de Políticas Públicas de Facebook, que enumeró las medidas de la empresa para combatir la difusión de noticias falsas entre los 2230 millones de cuentas abiertas alrededor del planeta.
«Nuestros tres pilares son eliminar el contenido objetado, degradarlo o informar sobre la falsedad. En el último trimestre eliminamos 764 millones de cuentas falsas, el 99.5% de ellas antes que los usuarios lo reportaran. Y borramos contenidos que puedan poner el riesgo la integridad de la plataforma», se excusó.
Contó que se interrumpen los incentivos financieros cuando se detecta una cuenta dedicada a publicar datos erróneos, o sea, se les impide abrir una cuenta publicitaria y facturar. En algunos casos se comunica a los usuarios si se detecta una información poco fidedigna.

«La plaga» del periodismo

«Necesitamos ciudadanos digitales responsables, crear conciencia, educar y tener pensamiento crítico», propuso el directivo de la red social más grande del mundo, pero no dio ningún detalle sobre los sucesivos escándalos que vinculan a la compañía creada por Mark Zuckeberg con la venta de bases de datos de usuarios para su explotación en campañas políticas -que en muchos casos incluyen fake news- como quedó en evidencia con el caso Cambridge Analytics.
Alexandre Peyrrile, director de AFP para Argentina y Paraguay, definió a las redes sociales como «la plaga» del periodismo. La agencia francesa tiene 40 periodistas en 19 países y 7 idiomas para chequear información a partir de «señales» que hacen sospechosa una noticia. «Tenemos en la sangre chequear noticias», se jactó.
AFP detectó fotos falsas de un supuesto desembarco de Estados Unidos en Caracas u otras de la asistencia de Mauricio Macri al casamiento de Leonardo Fariña y Karina Jelinek. «Un trabajo de fact checking puede bajar el 80 por ciento la visibilidad del post en las redes», precisó Peyrrile y advirtió que «los adolescentes tienen más problemas en detectar informaciones falsas».

Agencias de desinformación

Destacó que el 2016 quedará en la memoria de los medios de comunicación como un año clave para las noticias falsas, por la incidencia que tuvieron en la elección de Inglaterra que creó el Brexit y la injerencia de agencias de desinformación rusas que operan en las redes sociales en la elección que consagró a Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Ignacio Fidanza, director de La Política Online y presidente de la Asociación de Periodismo Digital (APD), recordó que la mayoría de las fake news no son producidas por medios de comunicación establecidos, sino que se «fabrican» directamente para las redes sociales. Por eso señaló que había que ser cuidadoso en la orientación de la actividad de las agencias de fact cheking y más aún en la regulación, para evitar que detrás del supuesto combate a las fake news se terminen habilitando mecanismos de censura a la libertad de prensa.
«Los medios que hacemos periodismo político solemos publicar informaciones que molestan al poder. Publicamos información incómoda, por ejemplo, sobre anuncios o candidaturas y en muchos casos suelen desmentirlas y luego se confirman. Por eso, cuando hablamos de fact cheking también hay que analizarlo en una dimensión temporal. Lo que hoy es desmentido en unos días o semanas puede confirmarse. En La Política Online nos pasó cuando anticipamos la renegociación del acuerdo con el FMI y hasta el ministro de Hacienda nos desmintió. A los pocos días la primicia fue confirmada. Por eso, hay que tener cuidado de no crear una herramienta para desprestigiar a los medios», afirmó Fidanza.

Separar la paja del trigo

El director de la APD señaló además que en muchos casos se pone la mira en los medios cuando se habla de Fake News y «se pierde de vista que en su enorme mayoría circulan por las redes sociales y ahora sobre todo por Whatsapp, lo que hace aún más difícil su detección. El problema no está en los medios que tienen directores, editores y periodistas identificables y en todo caso pueden ser desmentidos de inmediato y están, como siempre, regulados por las sanciones que dispone el derecho civil y penal».
Fidanza propuso para cerrar que antes de apresurarse en la regulación sobre un fenómeno que aún no ha sido bien delimitado y está en transformación, «se podría avanzar con la concientización y educación, que además es lo más sólido, porque si nos centramos en las plataformas, corremos siempre de atrás. Estamos mirando Facebook y Twitter, mientras la gente migra a Instagram y Whatsapp y luego tal vez a alguna otra que se esté creando en este momento».
El abogado Marcelo Leguizamón, reconocido por haberle ganado juicios a Google desde 2006, coincidió en trazar una diferencia entre medios tradicionales «que pueden informar bien o mal» y las redes sociales o motores de búsqueda.

“Se soluciona con más periodismo”

«Construir una imagen cuesta una vida y puede destruirse en segundos», advirtió el abogado y propuso aplicar multas severas como ocurre en Alemania o en la Unión Europea, que obligó a los motores de búsqueda a pagar por la información que distribuyen.
Daniel Dessein, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de Adepa, dijo que las noticias falsas circulan a mayor velocidad y radicalizan a la audiencia al generar «sesgos de confirmación» o «burbujas de sentidos» en las comunidades de usuarios. «La demagogia es parecida de la mentira. El fact-checking es un antídoto, pero el principal es el periodismo puro. Esto se soluciona con más periodismo, no con menos».
Laura Zommer, directora del sitio Chequeado que según comentó firmó un acuerdo con Facebook, afirmó: «Yo no estoy de acuerdo en que los adolescentes son los más vulnerables. Las personas de 60 años son las víctimas más usuales de las noticias falsas, que se orientan para apoyarse en sus sesgos de confirmación, que a esa edad están muy afianzados».
Zommer y contó que la mayoría de las noticias falsas en las redes en 2018 se emitieron en sitios web sin responsables, creados para publicar información engañosa. «En muchos casos se reciclan o cambian de dominio cuando son denunciados», señaló, pero se preocupó por remarcar que los medios de comunicación también cometen errores y mencionó dos casos específicos de Infobae y Crónica.
Ley de redes sociales

Por su parte, los legisladores presentes, de Bolivia, Ecuador y Perú, coincidieron en apoyar el avance de la regulación. Los más enfáticos fueron los diputados Francisco Cuellar Ríos y Otilia Choque Veliz de Bolivia, que directamente pidieron controlar «las posibilidades de ingreso a las redes sociales» de la población. Choque Veliz incluso reclamó un control de los algoritmos utilizados por Facebook para organizar y distribuir información en los usuarios. «Afectan sobre todo a los sectores vulnerables», advirtió.
«Tenemos que trabajar con los docentes en nuestros países y dejar de lado las desavenencias y coordinar una regulación en la región como hizo la Unión Europea», planteó su colega Cuellar Ríos. Más conciliador, el peruano Roy Ventura Ángel se sumó al compromiso de estudiar una regulación regional.
El ecuatoriano Jorge Moroso Ayoví exhibió un estudio que determinaba que un 70% de sus compatriotas lee información falsa, pero puso reparos a una ley que pueda restringir la libertad de expresión y propuso apelar a la autorregulación. «Una vez ví que en la red social que utilizaba había más de cien comentarios negativos, me tomé el trabajo de contestar a cada uno, lo hizo como debe hacerse, de manera dura. Y al otro día me di cuenta que había cometido un gran error, tenía más de quinientos ataques. Ese día decidí no entrar nunca más a las redes sociales», recordó.
Sobre el final, Brügge y el senador chubutense Alfredo Luenzo, presidente de la Comisión de Comunicación de la Cámara alta, se comprometieron a trabajar para una ley sobre redes sociales en Argentina, que pueda servir de modelo para el continente. (Fuente: LPO)

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