DESTACARON EL APORTE UNIVERSAL DEL RECONOCIDO HISTORIADOR ALEMÁN

Aby Warburg, homenajeado en Argentina y el resto del mundo

En el mes de abril tuvo lugar el Simposio Internacional Aby Warburg 2019, que se llevó a cabo en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Allí, se recordó la importancia del que fuera considerado un “pensador insoslayable” de la historia las culturas y del arte.
Warburg nació en Hamburgo, el 13 de junio de 1866, en el seno de una familia más que acomodada. Era el hermano mayor y a quien le correspondía hacerse cargo de la empresa familiar. Sin embargo, torció el destino a través de un acuerdo con su hermano Max: le dejaría dirigir los negocios por los que los Warburg habían prosperado, solo a cambio de una buena mensualidad para estudios, investigaciones y la compra de todos los libros que se le antojase. Max aceptó y así comenzó una de las colecciones y aportes más importantes de la historia cultural artística de occidente.

Nueva forma de estudiar la historia

Warburg estudió artes, filosofía, historia y religión, en distintas universidades alemanas, italianas y francesas. Viajó por el resto de Europa y, en América, conoció las culturas de varias tribus y comunidades nativas norteamericanas. Fue un especialista de la historia artística y cultural del Renacimiento y el manierismo italianos.
Logró un gran reconocimiento por la metodología con la que abordó sus investigaciones y por una tarea titánica que consolidó las bases de una nueva forma de estudiar la historia de las artes y las culturas. La denominó “el atlas Mnemosyne o atlante de la memoria”.

El atlas

Sobre una serie de amplios paneles o pizarrones, Warburg fue colocando una vastísima cantidad de imágenes, a través de las cuales se abría un mundo de diálogos y nexos no siempre vistos por estudiosos anteriores. Allí, uno de los estudios que hacía Warburg era poner en relación las imágenes clásicas o de la antigüedad con las del primer Renacimiento. A partir de ahí, los términos “montaje”, “supervivencia” y “anacronismo” cobrarán una significación mucho más importante y aguda, en las investigaciones y el pensamiento crítico e historiográfico de las artes de hoy.
Nachleben («pervivencia») y pathosformeln («fórmula del páthos») son los dos conceptos que Warburg introdujo para señalar, entonces, aquellos gestos del pasado que aún viven en el presente de las imágenes; y las emociones o pasiones que pueden rastrearse mediante el montaje de las obras, con la intención de una aproximación al contexto cultural de la época en que fueron creadas.

La biblioteca Warburg

No es difìcil pensar en la biblioteca de babel que una vez ideó Jorge Luis Borges. Quizá por eso también, Alberto Manguel, el exdirector de la Biblioteca Nacional, eligió aquella biblioteca warburgiana para ilustrar uno de los capítulos de su libro, La biblioteca de noche. Es que, como dicen algunos estudiosos, la biblioteca de Warburg es “una especie de paisaje de círculos concéntricos, un laberinto orbital, una tela de araña organizada con criterios misteriosos, pues las estanterías reunían volúmenes sobre múltiples temas, como astrología, arte, filosofía, medicina o ciencia, que guardaban entre sí afinidades de lo más variopintas, motivos alegóricos, esotéricos, fórmulas matemáticas, etc.”.

Fuente: Secretaría de Cultura de la Nación

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