CREER O REVENTAR

Hallan agua en las muestras del asteroide Itokawa que trajo una sonda japonesa

A veces una cantidad muy pequeña de algo puede ser sorprendentemente valiosa. Es lo que ha ocurrido con cinco partículas microscópicas procedentes de una roca muy especial: el asteroide Itokawa.
Un equipo de científicos de la Universidad del Estado de Arizona, en EEUU, consiguió que la Agencia Espacial de Japón, JAXA, les dejara analizar lo que para los científicos es un verdadero tesoro: una pequeña parte de las muestras del asteroide que el 13 de junio de 2010 trajo a la Tierra la nave Hayabusa tras un periplo de siete años por el espacio. Aunque debido a una serie de problemas técnicos perdió buena parte del polvo que había recogido en 2005, la sonda nipona se convirtió en la primera que trae material de un asteroide.

“Viaje” a bordo del asteroide

Las partículas cedidas a los investigadores de ese centro universitario apenas miden 20 micras de diámetro (a modo de comparación, un cabello humano tiene entre 100 y 500 micras), lo que no ha sido un obstáculo para reconstruir la historia del asteroide al que pertenecen. Entre los resultados de su análisis, publicado esta semana en la revista Science Advances, destaca la detección de agua.
Se trata de la primera vez que se mide el contenido de agua en un asteroide, un asunto importante para los científicos pues, como recuerdan Ziliang Jin y Maitrayee Bose, autores del estudio, se cree que los impactos en la Tierra de asteroides similares a Itokawa podrían haber sido los que trajeron a nuestro planeta buena parte del agua.

Un choque hace 8 millones de años

El asteroide 25143 Itokawa fue descubierto en 1998 con un telescopio de Nuevo México y es conocido por su peculiar forma, que recuerda a un cacahuete. En la actualidad, mide aproximadamente 500×50 metros, pero las observaciones realizadas por la misión Hayabusa permitieron concluir que Itokawa es, en realidad, una parte de un cuerpo mucho más grande -de más de 20 kilómetros- del que se separó tras una colisión que tuvo lugar hace unos ocho millones de años y en la que probablemente se alcanzaron temperaturas cercanas a los mil grados centígrados.
El polvo recogido también reveló que se trata de un asteroide de tipo S, los más comunes en la región del cielo en la que se encuentra y la principal fuente de los meteoritos que con más frecuencia llegan a la Tierra, las condritas.

Nanotecnología

En dos de las cinco partículas analizadas identificaron piroxeno, un mineral cuya estructura cristalina en la Tierra contiene agua. Jin y Bose sospecharon entonces que las partículas de agua podría contener también trazas de agua, pero querían saber cuánta exactamente.
Los científicos ya sabían que el asteroide Itokawa ha tenido una historia convulsa con múltiples impactos y fragmentaciones que habrían contribuido a que perdiera parte de su agua. Para estudiar las muestras, pasaron las partículas por un espectrómetro que trabaja en la escala de la nanotecnología y que permite analizar esos granos minerales minúsculos con gran sensibilidad.

El agua en la Tierra

Ese análisis reveló que las muestras eran inesperadamente ricas en agua. Un resultado que les hace pensar que asteroides que en teoría son secos, como Itokawa podrían contener más agua de lo que los científicos habían pensado. «Aunque el polvo recogido estaba en la superficie, pensamos que en el pasado estuvo enterrado a unos 100 metros de profundidad», ha explicado Jin en un comunicado de prensa.
Para Jesús Martínez-Frías, jefe del grupo de investigación de Meteoritos y Geociencias Planetarias en el Instituto de Geociencias (CSIC-UCM), «se trata de un estudio extremadamente interesante, pues determina por primera vez el contenido en agua y la composición isotópica en minerales, concretamente piroxenos, del asteroide Itokawa» pero, sobre todo, por las implicaciones que tiene para esclarecer el origen del agua en la Tierra.

Fuente: El Mundo

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