LA PERCEPCIÓN INTERNACIONAL DARÍA CRÉDITO A LA REELECCIÓN DE MACRI POR PURA CONVENIENCIA. HOY SE REÚNE EL FMI CON ALBERTO FERNÁNDEZ. EL COMPÁS DE ESPERA CON LOS ACREEDORES Y LA REESTRUCTURACIÓN DE DEUDA QUE PLANTEA ´TODOS´, PODRÍA COSTARLE LA ELECCIÓN

El que pierde, no paga

Por Trivia Demir

Al final de cuentas, hay quienes aseguran que el gran elector en Argentina será en definitiva el Fondo Monetario Internacional, un ´buen amigo´ que presta, pero por supuesto quiere que le devuelvan, y además con creces. Se trata de un negocio constante y sonante, manejado por el poder hegemónico mundial, que raramente pierde. Y en ese marco, hay mucha posibilidad que los planetas de algún modo se alineen para que el pedigüeño Mauricio Macri reelija, y los prestamistas no pierdan el sueño. Después de todo, el que se estamparía en esta vuelta sería Alberto, mientras Cristina se mantendría dos años más con sus fueros construyendo más poder desde la banca del Senado y después si podría tendría un retorno más aceitado en 2023. Esto que parece una simplificación novelesca tiene sin embargo visos reales y de hecho hay fuertes ruidos internacionales sobre las posibilidades de que Cambiemos continúe en el gobierno. Y es sabido que cuando el río suena, agua trae. Por supuesto no será un proceso tan obvio, aunque la primera regla se va dando con la cada vez más cercanía de los opuestos que representa la famosa grieta.

El ruido reelector

Según Infobae “No se sabe si Miguel Ángel Pichetto le aportará votos a Cambiemos. Pero ya sabemos, como dijo ayer el consultor Diego Falcone en 4 Días, que los mercados, a Pichetto, ´lo aman´. Esto podría significar muchas cosas. Una, la más obvia, es que los mercados descuentan que habrá más gobernabilidad de acá hasta que Mauricio Macri termine su primer mandato. Otra, muy vinculada con la primera es que, al mismo tiempo, habría menos motivos para pensar en una nueva disparada del dólar y un renovado crecimiento de la inflación. La tercera, entonces, completaría el supuesto círculo virtuoso: porque, de a poco, los votantes desencantados de Macri volverían a elegirlo, espantados por la posibilidad de que regrese Cristina Kirchner y un poco más esperanzados en un futuro mejor. Y suponiendo que la apertura de Macri, Marcos Peña y Jaime Durán Barba no se limitara a Pichetto, sino a algunas otras figuras del peronismo denominado racional”, advierte en línea reeleccionista.
Estas presuntas certezas que generan para el oficialismo cierto optimismo y para la oposición perspectivas más apocalípticas, resuenan al fin y al cabo en el posicionamiento respecto a los compromisos contraídos. Un punto donde vuelve a aparecer el padre de la ´criatura´, el FMI.

Alberto con el FMI

No es casual entonces que hoy el precandidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, se reúna con el representante para el Hemisferio Occidental del FMI, Ignacio Werner, encuentro en el que, seguramente, dejará asentado que deberán refinanciar la deuda en caso de acceder a la presidencia, como consecuencia del «error garrafal» del organismo de haberle otorgado un préstamo al actual gobierno. En ese sentido, Fernández ya anticipó que su gran desafío para el encuentro será intentar «que el Fondo entienda que ha cometido un error garrafal prestando el dinero a un gobierno para que le pague a los acreedores y lo usó para pagar la fuga de divisas».
Además, el ex jefe de Gabinete del kirchnerismo advirtió que la gestión de Mauricio Macri dejará al país dos deudas: «Una con el Fondo y otra con los acreedores». «Sé lo que le cuesta al país estar en default, si todavía no estamos en uno es porque vivimos una ficción a raíz de la plata que le pedimos al Fondo», añadió.

Los datos duros

Mediante aumentos impositivos y recortes de gastos hechos por el gobierno de Macri, Argentina registró en mayo un fuerte superávit fiscal primario de 25.974 millones de pesos (598,6 millones de dólares), frente a un déficit en el mismo mes del año pasado. El programa de ajuste presupuestario del Gobierno argentino es para cumplir con las metas establecidas en un programa crediticio de 57.000 millones de dólares que acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2018.
No es de extrañar que las calificadoras de riesgo, entre en alerta ante el repunte de la oposición. Desde antes de las declaraciones de Fernández, las calificadoras de riesgo, es decir, los jugadores del mercado que le ponen nota a los bonos que emiten los países, están en alerta máxima por la posibilidad de que Argentina vuelva a incumplir con la deuda. «Es difícil opinar sobre lo que se dice en campaña. Veremos qué hace el que gane. Pero sí, cualquier reestructuración de la deuda con los bonistas privados es un default. Bajo nuestra definición y la de ISDA (N.d.R: la agrupación que regula los seguros contra default en el mundo). En ese sentido, no sé si es lo que proponen o lo que tienen en mente. Claramente, reestructurar es hacer un default, pero veremos qué es lo que hacen», afirmó al sitio especializado iProfesional, Gabriel Torres, VP y senior credit officer de Moody’s.

Si no paga, no gana

Durante las últimas semanas, y en reiteradas oportunidades, Alberto Fernández, habló de plantear algún compás de espera para los acreedores privados. Sabe que para extender los plazos de los vencimientos con el Fondo Monetario Internacional necesitaría comprometerse a una serie de reformas estructurales que no quiere afrontar. Tampoco se lo puede defaultear al Fondo. De ahí que la «variable de ajuste» sean los tenedores de bonos privados. Recientemente, Fernández confeccionó un documento junto a Sergio Massa en el que se comprometen a trabajar en varios temas como fruto de la alianza que sellaron. En uno de ellos, hablan de un tratamiento para la deuda.
«La situación de violenta inestabilidad financiera, generada por el sobreendeudamiento, deberá abordarse a través de acuerdos amplios con los acreedores, en los que se contemple la necesidad de garantizar un proceso de crecimiento inclusivo como único recurso para poder afrontar los compromisos externos e internos», explica la plataforma aprobada por Massa y Fernández.

Anticipando estrategia

El ahora precandidato junto a Cristina planteó que bajo su eventual mandato, no habría una «quita» de la deuda pero sí, tal vez, un «mecanismo de espera». Se trataría de un cronograma por el cual se postergan los pagos de los vencimientos. Una negociación con los acreedores para lograr un período de gracia, durante el cual no se efectúan desembolsos. El problema es que si avanzan con ese plan, sea de la manera que sea, sería considerado un default de la deuda porque los bonistas no aceptarían eso. Y para las calificadoras, a pesar de que no se aplique una quita en el monto ni un alargamiento del plazo de pago, no cancelar vencimientos es hacerle una poda al «valor presente neto» del título en cuestión: y, eso se llama incumplir con una de las condiciones de los títulos emitidos.
Desde Fitch Ratings, otra de las grandes calificadoras del mercado internacional, contaron que por ahora no está en su escenario base que haya más adelante una renegociación con el sector privado. «El perfil de vencimientos con el sector privado no es muy oneroso, se puede afrontar», dice Todd Martínez, director de Fitch desde Nueva York. Pero aclara que alguna modificación al pago de la deuda podría colocar al país en lo que se llama «default selectivo». «Lo que proponen podría ser un caso de selective default», acota de manera tajante.
Según Fitch, las necesidades de financiamiento de la deuda soberana de aproximadamente u$s48.000 millones en 2019 (en gran parte, denominados en moneda extranjera) están cubiertas por desembolsos programados del FMI, prefinanciamiento y refinanciamiento de tenencias de deudas intrapúblicas y líneas de Repo.
No obstante, dice Martínez, se volverá a producir una brecha en 2020, a medida que se agoten los fondos del FMI. Calculan que el país tendrá que refinanciar una cantidad considerable de bonos nacionales en 2020, lo que podría facilitarse en parte por la gran participación (más de 40%) del sector público. Pero el pago de bonos externos será cada vez más pesados a partir de 2021.
«Los riesgos de cubrir estas carencias podrían aumentar si el déficit fiscal o los resultados de las elecciones afectan el acceso al mercado», advierte Martínez.

Manejados desde afuera

La deuda externa total aumentó casi u$s 23.000 millones (+9,1%) en 12 meses al término del primer trimestre del año hasta alcanzar los u$s 275.828 millones, confirmó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Por su parte, el stock de deuda externa bruta total mostró además una merma de u$s 2.104 millones frente al trimestre previo, ante una reducción del valor en dólares de la deuda emitida en pesos, reportó el ente de estadísticas. Por otro lado, el organismo estatal indicó que la cuenta corriente registró un déficit de u$s 3.849 millones en el primer trimestre del 2019.
El resultado se explica principalmente por salidas de rentas de la inversión parcialmente compensadas por el saldo positivo en la balanza de bienes y servicios e ingresos secundarios. La cuenta corriente es la medición más amplia del comercio de un país con el resto del mundo, e incluye el intercambio de bienes y servicios y los flujos de inversión.
El INDEC añadió que la cuenta financiera mostró un ingreso neto de capitales de 4.935 millones de dólares en el mismo trimestre.
A la par, otros datos muestran que aca no hay demasiadas casualidades. Un informe advierte a principios de este año que la plata fugada en la “era Macri” supera el dinero que le prestó el FMI. En los primeros tres años del gobierno, la fuga de capitales ascendió a u$s59.328 millones, más que todo el acuerdo ampliado con el FMI.
Es poco probable que estos datos sean ajenos a los veedores de la usura internacional. Y es mucho más probable que haya más pesos pesados de los que se sabe, detrás de esta toma de deudas y fuga de capitales a costa de los ajustes nacionales. Los mismos que no están muy entusiasmados por ahora con un cambio de manos del poder, ni un compás de espera para percibir sus pagos. Habrá que ver…

Fuentes: NA, IProfesional, LPO, Infobae, propias

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