TENDENCIAS ELECTORALES: AFIRMAN QUE LOS JÓVENES “NI” Y SIN FORMACIÓN POLÍTICA SERÁN LOS QUE DEFINAN LA ELECCIÓN 2019. SE TRATA DE UN 17 POR CIENTO DE LOS ELECTORES. LA ESTRATEGIA DE INFLUENCIA SERÁ POR WHATSAPP QUE NO ADHIRIÓ A LA PROPUESTA ´ETICA DIGITAL´ NACIONAL

La posta es de los indecisos

En un escenario de polarización aguda, el objetivo de los principales equipos de campaña es un secreto a voces: captar a los indecisos. Ellos definirán quién ocupará la Casa Rosada a partir de diciembre. Hoy abarcan algo más del 12% del electorado, según las encuestas, y a ellos apuntará toda la maquinaria persuasiva. La clásica, con afiches, pintadas callejeras y tanto más. Pero también con las nuevas tecnologías. En especial, a través de WhatsApp y ciertas técnicas peculiares condensadas en un nombre más peculiar aún: el «astroturfing». ¿Qué es eso? Una serie de técnicas de marketing dirigidas a manipular la opinión pública a través de medios digitales que ya pulen los principales referentes que pisan la grieta.

El peso de los “ni”

El analista político Sergio Berensztein aseguró que quiénes van a definir las elecciones presidenciales este año serán los «jóvenes indecisos y sin formación política» que votan por primera vez en su vida. «La vida y la economía de muchos de los argentinos va a depender de lo que decidan estos chicos que no leen ni los diarios», señaló en el marco del encuentro BalanzTalks que se realizó este martes.
«Acá el punto importante va a ser el votante indeciso. Hay una mayoría en la Argentina que tiene un voto definido, pero hay un porcentaje, que hasta hace poco era un 17%, que va a definir la elección. Y muchos son chicos que nunca votaron, que no tiene una formación política y que tal vez se decidan unos días antes de ir a votar», planteó el politólogo.

WhatsApp es la táctica

En ese marco mucho se habla sobre las metodologías de penetración en los grupos de votantes inexpertos y allí afloraría el uso de la denominada «cloaca de la campaña electoral”. Relata el columnista Cesar Dergarabedian que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, habló el 24 de mayo en la ciudad de Vicente López, en el norte del Gran Buenos Aires, ante 40 jefes de campaña de candidatos oficialistas a intendentes de municipios bonaerenses.
En su largo discurso, tuvo un acto fallido: «Tenemos que entender que hay tres tipos de votantes. No mucho más que eso. Están los nuestros, están los que quieren a Cristina (Fernández de Kirchner) y los que tienen el dilema de Macri o Vidal». Enseguida se corrigió: «Perdón, entre Macri y Cristina».
El lapsus ocultó, involuntariamente, otros dichos de Peña, en los cuales el alto funcionario delineó la táctica electoral de Juntos por el Cambio. Peña hizo una singular comparación de la campaña electoral con una gira musical y pidió que el oficialismo no toque los grandes éxitos, sino que componga un nuevo álbum. Para el funcionario, la táctica de propaganda electoral de Juntos por el Cambio debe aprovechar la mayor conectividad debida al avance de las redes de comunicaciones móviles de cuarta generación (4G) y la fibra óptica y los cambios en los consumos culturales. Al respecto, aseguró que el usuario argentino de WhatsApp pasa el equivalente a tres meses por año en esa aplicación, propiedad de Facebook.

Precisiones de lo que se viene

¿Quiénes utilizarán WhatsApp en la campaña electoral del oficialismo? Voluntarios y militantes, quienes deberán convertirse en «nodos de producción y de distribución de contenidos», como videos breves para compartir. La meta es «darle vacaciones a quienes tienen drones» para verificar la cantidad de asistentes a los actos de campaña, dijo Peña. La idea es buscar historias mínimas de transformación en diferentes localidades que puedan ayudar a los candidatos oficialistas. Esto ya se ve desde junio en los spots del Gobierno.
La táctica delineada por Peña se refleja en la aparición de #SomosDefensoresDelCambio, un «conjunto de activistas voluntarios», que se propone «generar una fuente de difusión a través del WhatsApp» distribuyendo consignas como #ObrasParaSiempre, #antesydespues y #Cambio real/no relato, entre otras. La mayoría de los mensajes son fotos y videos de obras realizadas en los tres años y medio de gestión de Macri y también recuerdan la «herencia recibida».

Pegados y redirigidos

¿Por qué el oficialismo apunta a WhatsApp? Según dijo al diario porteño La Nación el asesor de medios sociales de la Presidencia de la Nación, Julián Gallo, «nuestra vida mental quedó integrada a las redes sociales. En las redes construimos nuestra identidad, en WhatsApp instrumentamos y coordinamos nuestras relaciones sociales y personales. Ante esos cambios es natural que la campaña siga esas transformaciones». «El poder migró. Son las personas con sus teléfonos y sus propias redes las que construyen el sentido», concluyó.

Preocupación judicial

¿Por qué WhatsApp concentra la preocupación política y judicial más que Facebook y Google? Se trata de la plataforma de comunicación más utilizada en la Argentina, es individual y está fuera del alcance directo de los partidos políticos, los tribunales y los medios.
El 30 de mayo se dio un avance inédito: ese día, la Cámara Nacional Electoral consiguió sentar en una misma mesa a Google, Facebook, Twitter, la Asociación Latinoamericana de Internet, la cámara patronal periodística ADEPA, el foro Fopea, la ONG Chequeado y la agencia de noticias AFP, entre otros, a quienes convocó para que se pusieran de acuerdo en algunas líneas y exhibieran un gesto de buena voluntad para jugar limpio.
Ese día se suscribió un «compromiso ético digital» impulsado por la Cámara Nacional Electoral, orientado a preservar el debate democrático en las redes sociales y plataformas digitales durante las elecciones nacionales de este año.
El objeto es promover «la honestidad del debate democrático en las próximas elecciones nacionales, de modo de contribuir a mitigar los efectos negativos de la divulgación de contenido falso y demás tácticas de desinformación en redes sociales y otros entornos digitales».

Los “no éticos”

¿Qué empresa no firmó el compromiso? Precisamente fue WhatsApp, porque al contrario que Google, Facebook o Twitter, no tiene responsabilidad sobre los contenidos. Mientras esas empresas tienen canales para recibir denuncias sobre contenidos inapropiados o ilegales o violentos, y aplican tecnologías para combatir en forma automatizada esas publicaciones, la aplicación de mensajería instantánea más popular de Occidente funciona con una lógica similar a la del correo electrónico.
La movida de la Cámara tuvo en cuenta lo que sucedió en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos y Brasil, y en los referendos por el Brexit en el Reino Unido y por el acuerdo de paz en Colombia. En esas ocasiones WhatsApp sirvió, al igual que Twitter y Facebook, para difundir versiones y rumores falsos («fake news») y convertirlos en virales.
Además de este compromiso, existe una iniciativa privada, llamada Reverso, que protagoniza un consorcio de medios, empresas tecnológicas y ONG que a partir del 11 de junio chequean información de manera conjunta. Y como informó iProfesional, “el 90% de las conversaciones que se dan en la aplicación ocurren entre dos personas. Se trata de una comunicación que está encriptada y, por lo tanto, no se puede analizar su contenido”.

Atajando reclamos

Unas semanas después de la firma del compromiso, a la que asistió el titular de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carlos Rosenkrantz, WhatsApp anunció el 16 de junio la adopción de medidas contra el spam en su plataforma. Por ejemplo, ahora solo se puede agregar a un número limitado de personas a los grupos. Y solo se puede reenviar un mensaje a una cantidad limitada de personas. WhatsApp también anunció este mes que empezará a demandar en la Justicia a las personas o entidades que realicen envíos masivos de mensajes a través de su plataforma.
Además, la aplicación tiene un software de detección de spam, que funciona a partir de la identificación de envíos masivos de mensajes. WhatsApp estará en la alianza Reverso y facilitará tecnología para chequear noticias falsas que se distribuyen por su red.
Así, por ejemplo, los medios que integran ese grupo de trabajo podrán acceder a la interfaz de programación de aplicaciones (API, sigla en inglés) de WhatsApp para trabajar denuncias que les hagan llegar sus lectores sobre noticias falsas que circulan por la mensajería instantánea.

Mayor retorno de inversión

En los negocios hay una sigla clave: el ROI («Return On Investment»). En español, retorno sobre la inversión. Es un índice financiero que mide y compara el beneficio o la utilidad obtenida en relación a la inversión realizada. Los partidos políticos deberán este año apuntar a un ROI de sus campañas electorales en el contexto de menores gastos comparados a las elecciones de 2015, cuando se superó la línea de los 100 millones de dólares.
La cifra este año será menor por consecuencia, entre otras causas, del expediente judicial basado en los presuntos registros escritos de Oscar Centeno, ex chofer de Roberto Baratta, número dos del ex Ministerio de Planificación Federal durante el kirchnerismo. En esa causa judicial se investigan los supuestos actos de corrupción cometidos por ex funcionarios y empresarios del negocio de la construcción y la obra pública. También genera esta campaña «gasolera» la recesión económica, y algunas reformas legales recientes, que habilitan aportes empresarios pero con limitaciones.
En este contexto, WhatsApp ofrece la posibilidad de conseguir un alto ROI, aunque tiene ventajas y desventajas. A diferencia de Facebook o Twitter o búsquedas en Google, los mensajes en WhatsApp casi siempre se leen, porque en general llegan de parte de algún amigo, pariente o conocido.
Sin embargo, y en especial en un proceso electoral como el que se avecina, en el que alrededor de un tercio de los votantes dice estar indeciso, la aplicación de mensajería instantánea es el medio más indicado para fidelizar a los ya decididos. Después de todo, todo vale en campaña, dicen los asesores finos. Habrá que ver…

Fuentes: IProfesional, NA, LN.

ÚLTIMAS NOTICIAS