La merma en los ingresos a la carrera de investigador en el Conicet, y su correspondiente correlato a nivel local dentro del Centro Nacional Patagónico (CENPAT) continúa generando resquemores y planteos en las filas científicas.
A nivel nacional, solamente ingresó menos de un tercio de la cifra prevista para el 2019; concretamente, del total de 3 mil postulantes a la carrera de investigador en el Conicet, los que finalmente fueron seleccionados fueron 450, cuando lo esperado eran unas 1.251 plazas anuales, según el plan Argentina Innovadora 2020, que en su premisa plantea “exponer los principales ejes de políticas públicas en CTI para dar una respuesta efectiva a los desafíos que plantea la construcción de una sociedad moderna” y “fijar metas de largo plazo que permitan definir un horizonte de desarrollo nacional, proyectado a las próximas generaciones de argentinos”.
Por otro lado, estudios recientes indican que el poder adquisitivo de los científicos cayó un 37,6 por ciento desde el año 2015, una evidencia de que la inflación también ha perjudicado a dicho sector.

Afectados y fuera del sistema

En los últimos tres años, distintos colectivos conformados por científicos cuestionaron los recortes realizados en el área de Ciencia y Técnica, dentro de lo cual se incluye el acceso a los puestos de investigación.
Esto generó la conformación de la “Red Federal de Afectadxs”, un espacio integrado desde 2017 por aquellas personas que aplicaron y quedaron fuera de la posibilidad de ingresar al organismo nacional.
Incluso, a principios de abril, se movilizaron hacia el Polo Científico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, al tiempo que otros colectivos de investigadores acompañaron la protesta en diferentes ciudades, en apoyo a los reclamos y advirtiendo por una situación por lo menos “crítica”, que apuntaría a desmotivar la carrera científica.

En baja

Según cifras de los últimos tres años, en el 2016 quedaron afuera del Conicet unos 600 investigadores que debían ingresar, quienes habían aplicado y tenían, incluso, la doble recomendación exigida por el propio procedimiento, entre otros requerimientos.
Al año siguiente, la cifra se redujo pero continuó siendo alta: unos 400 investigadores no lograron integrarse a las filas del organismo, y las cifras fueron similares para los últimos dos años, lo que dejó entrever un evidente “desaliento” a la formación en materia científica e investigativa.

Del “récord” al reclamo

Para el Cenpat, la postal era diametralmente opuesta en el año 2014, cuando fueron presentados unos 20 nuevos investigadores que se integraron a la institución, advirtiendo un incremento del 15 por ciento en la cifra de nuevos científicos con respecto al año 2013, que culminó con 657 aspirantes seleccionados frente a los 754 del año siguiente, a nivel nacional.
El 28 de mayo pasado, titulares de los distintos centros dependientes del Conicet, entre ellos el Cenpat, participaron de una reunión con el secretario de Ciencia de la Nación, Lino Barañao, en el marco de la Mesa Coordinadora del Plenario Nacional de Directoras y Directores del organismo de investigación.
Sin embargo, a pesar de reconocer el incremento en el presupuesto en 1000 millones de pesos “para garantizar el normal funcionamiento de todos los institutos de investigación”, el cual fue anunciado por la Secretaría de Ciencia en un comunicado publicado horas del encuentro, advirtieron que de esos mil millones, 500 millones de pesos “ya se habían asignado por la Ley de Presupuesto Nacional 2019 pero aún no habían sido ejecutados”, lo cual luego fue reconocido por el titular de Planeamiento y Políticas del ex ministerio, Jorge Aguado.

Expresiones de deseo

El Plan Argentina Innovadora 2020, según lo publicado por la propia Secretaría de Ciencia de la Nación, prevé una serie de cuestiones generales que actualmente no se condicen con la realidad empírica: el programa “hace públicos los esfuerzos del Estado por impulsar el desarrollo inclusivo y la generación de valor en la producción argentina a partir de la CTI”, tratándose de “un objetivo de fundamental relevancia, cuya consecución se encara por primera vez de manera consistente y articulada con los objetivos generales de industrialización y desarrollo del país”.
Además, propone “dos estrategias de intervención; una, de ‘Desarrollo Institucional’, que se dirige a fortalecer el sistema científico-tecnológico, imprescindible para poder encarar acciones en las que se acoplará efectivamente la generación de conocimiento con la solución de necesidades productivas y sociales, y la otra, de ‘Focalización’, dedicada a orientar los esfuerzos y capacidades del sector científico y tecnológico nacional al desarrollo de sectores productivos y sociales a partir de la generación de conocimiento, desarrollo tecnológico e innovación”.