POR PRIMERA VEZ EN 17 AÑOS

Islandia no cazará ballenas este verano

Este lunes, Japón reanudó oficialmente la caza comercial de ballenas, tras decidir abandonar la Comisión Ballenera Internacional (CBI) hace seis meses y zanjar la moratoria que aplicó durante tres décadas.
En este marco, y en una especie de modesta compensación, Islandia no cazará ballenas este verano por primera vez en 17 años. Como ocurrió en Japón, la caza de ballenas se volvió a practicar en Islandia en 2003 por «fines científicos».
Desde entonces, y de forma ininterrumpida, las compañías balleneras -que están en manos de un par de familias adineradas islandesas- asesinaron miles de ejemplares de ballenas minke y azul, entre otras, lo cual despierta año con año las críticas de la comunidad internacional y activa campañas de organizaciones como Sea Shepherd y Greenpeace.
Según el portal ruv.is, Kristján Loftsson, director general de la empresa Hvals HF, esta primavera y verano no participarán de la caza porque “está siendo difícil comercializar la carne en Japón”, el mercado más grande de consumo de este animal en el mundo.

Marcha atrás

En febrero de este año, Islandia había fijado nuevas cuotas para los próximos cinco años, en concreto amplió la caza de rorcuales comunes (Balaenoptera physalus) hasta los 209 (161 en 2018). En la caza de ballena Minke (Balaenoptera acutorostrata) se disminuyó el número de ejemplares permitidos hasta los 217 (262 en 2018).
En esa oportunidad, el Ministro de Pesca islandés, Kristjan Thor Juliusson, sostuvo que “la población de ambas especies goza de buen estado y que la caza durante las últimas décadas no ha tenido efectos negativos importantes en los stocks”. Dicha decisión se tomó basándose en el informe ballenero del Instituto de Investigación Marina de Islandia, cuya metodología y conclusiones fueron ampliamente cuestionadas.
Pero el mercado mundial de carne de ballena ha caído y es ínfimo el apoyo público a la caza de estos mamíferos marinos, lo que tal vez haya influido en esta última decisión de suspender la temporada.
El año pasado, la única compañía ballenera del país, Hvalur hf., arponeó 144 de estos mamíferos marinos tras un paro de dos años debido a las dificultades comerciales provocadas por la disminución del consumo de carne de ballena en Japón, su mayor mercado.
La compañía, que caza rorcuales aliblancos, abandonó su caza a finales de julio por su poca rentabilidad, tras matar a seis ballenas de una cuota de 262, la cifra más baja desde que Islandia reanudó la caza de ballenas en 2003.
A su vez, el avistamiento de ballenas supuso 3,2 billones de coronas islandesas en 2017, mientras que la captura de ballenas solo llegó a 1,7 millones de coronas.

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