Por Trivia Demir

El escenario provincial como ya se sabe es complejo, pero como dice el sutilizador de catástrofes Luis Tarrío, “No hay soluciones mágicas”. A la par, todo el mal ambiente apunta de lleno a Mariano Arcioni, que se puso al frente del ´familión en desgracia´ que viene siendo Chubut. Una provincia que sale de un fuerte paternalismo con duelo incluido, y encima se entera que la herencia se esfumó en el aire, y además debe hacerse cargo de los desproporcionados adeudos con guita de todos.
Para los que comparten gestión es injusto que se le cargue todo el peso del descalabro a quien se está haciendo cargo. Pero para otros que miran al poder a la distancia y con desconfianza, se preguntan más criollamente y sin piedad: “¿si no le gusta la pelusa, entonces para que compra durazno?”
Para los entendidos, el desenlace no podía ser muy distinto que esta abertura de aguas en todos los sectores por el escaso pegamento que ligaba los armados circunstanciales.
Después de todo, Arcioni logró tranquilo y por la sombra reelegir mandato con amplio margen y con ello licuó de un hondazo las aspiraciones de todo el aparato peronista ortodoxo, la estructura dasnevista con sello incluido, y la tracción de los aliados que aceptaron sumarse a un carro que sabían que adelantando el tranco, entraban primero en la línea de llegada. Y aunque desde las mesas chicas partidarias sabían que se trataba de escenarios y simpatías para la foto de campaña, ya que todos hacían sus propias cuentas, el resto de la ciudadanía no imaginaba ni cerca que esto sería apenas el comienzo de la áspera disputa de poder que se daría a partir del 9 de junio con desenlaces insospechados para la realidad de cada vecino.
Si Arcioni se ´cortó´ solo el día 10, era lo que ya se preveía que iba a hacer. Por salubridad y por personalidad, ya que las características dirigenciales del escribano, tienen poco y nada que ver con la vieja política punteril, y precisamente el fuerte apoyo privado que recibe, va en línea con esta ´renovación´ política que se buscaría para Chubut con una nueva forma de conducción más gerencial, menos ´rosquera´, y cortando de plano el espectacular negocio que resultó la política para un nutrido grupo. Hoy por hoy el ´círculo verde´ de Arcioni es bien reducido. Lo suficiente para que ´Chicho´, con poco esfuerzo, se muerda la cola. En ese ámbito abrevan un asesor de lujo siempre sureño, algunos amigos íntimos y familiares, y los infaltables ´brexit boys´, referentes que cumple/ieron función y entienden del paño monoproductivo provincial que es el crudo.
La apuesta final sería consolidar un modelo productivo, pero por sobre todo terminar de ´jubilar´ a un importante grupo político que viene amañado a las mesas chicas y kioscos propios, y que entre sucesivas derrotas electorales y circunstancias de destino, quedarían bastante lejos del poder (algunos por edad, otros por falta de conchabos de cargos) a partir de esta reelección de Arcioni.

El trabajo de pinzas

Pero si ese fue simplificadamente el plan del ´círculo verde´ comodorense, desde el otro lado ya habían dejado entrever que ese ´simulador´ galáctico no sería ni fácil ni gratis de aplicar en los universos paralelos peronistas. Por eso no es de extrañar que los planetas de Arcioni estén tan desalineados, más allá de las realidades simultáneas (no le cierran los números para llegar tranquilo a diciembre, dio aumentos desproporcionados con el circulante, cayó el precio del barril, recibió menos de coparticipación, no tiene (o no quiere) nada para ofrecerle a la Legislatura básicamente opositora, necesita reprogramar vencimientos de deuda y está en pie de deuda con agentes públicos y proveedores, entre otras cosas). Todas cosas solucionables en el mediano plazo con táctica y gestión. Pero está dicho que el talón de Aquiles es netamente político. Es archisabido que la oposición, o el peronismo mejor dicho, como animal herido, si no encuentra salida para reinventarse y sobrevivir, romperá lo que encuentre a su paso. Sencillamente porque esta ha sido la constante histórica en Chubut con los gobiernos del sello que sea, y si esta vez no sucediera, sería la excepción que confirma la regla.

La media está lista

La fuerte discusión que habría tenido el propio Arcioni exponiéndose personalmente con una mesa de legisladores y referentes hace poco más de una semana, habría dejado en claro la falta de intención de repetir algunas modalidades acuerdistas de uso y costumbre. Tan pero tan personalísima habría sido la cuestión y de tono tan elevado que dicen que faltó poco para que termine en velada pugilística.
Es que la oposición negocia desde un lugar de perdedor electoral, pero siempre de dueño de la ´pelota´ del apriete. Y esto es así desde que un gobernador constitucional fue obligado a renunciar y un joven asesor ´ad honorem´ que se encargó de armar la declinación, trasladó esa renuncia en una de sus medias. Una anécdota que viene al caso, por eso de que no hay dos sin tres, aunque nos ahorraremos detalles por cuestión de espacio y tiempo.
Esta semana, en medio de la sospechosa y disciplinadora debacle financiera, se deslizó un amague de renuncia de acá a diciembre del Gobernador presuntamente por su ´bronca´ contra la oposición y su reasunción en diciembre. En ese caso, la propia Legislatura debería imponer un mandatario interino que debería salir del seno de diputados, quien debería atajar los problemas que quedaron de la gestión Das Neves.
Esta versión que fue publicada por varios medios, si fue cierta no se sabe. Porque el gobierno no salió a desmentirla pero tampoco a confirmarla. Lo que sí se sabe es que si fue un amague para asustar a los ´animalitos heridos´, no lo logró. Y por el contrario lamentablemente les ´blanqueó´ su posible jugada.
Ante esto, ayer mismo a partir de un lamento de una diputada por la situación actual en redes sociales, se desató una aproximación de lo que podría estar pergeñando la contra. Y en definitiva se trataría de pincharle la estrategia a Mariano para que no pueda asumir en diciembre si no accede al “diálogo multipartidario” a partir de un posible juicio político por ´excepcionalidades´ administrativas y financieras que no habría avalado el Legislativo y cuya condena podría implicarle la inhibición posterior para ocupar cargos públicos. El modus operandi sería casi el mismo que se produjo con el exgobernador Néstor Perl, que fue elegido por amplio margen en septiembre de 1987 como candidato del PJ. Fue obligado a dimitir un año antes en medio de escándalos y denuncias cruzadas y ante la alta probabilidad de un juicio político en su contra. Todo esto, lo documenta Wikipedia explicando que “Un diputado del Partido Acción Chubutense presentó un proyecto de juicio político contra el gobernador, acusándolo de supuesta malversación de caudales públicos; en medio de un escándalo, y falto del apoyo de la mayoría de su partido, Perl presentó su renuncia el último día de octubre de 1990, siendo sucedido por el vicegobernador (sic)”.

Las apostasías malditas

La idea no es nueva, y de hecho fue blanqueada en por la diputada nacional Ana Llanos hace meses y cuyos dichos ahora cobran otro sentido. “Falta acompañamiento político y de todos (a Arcioni). Incluyo a los legisladores porque la gente está angustiada por tanta desidia política. Cada uno que se involucre debe gestionar en todos los niveles para brindar una asistencia completa. Los ladrones que están presos y le robaron a la provincia, deberían devolver ese dinero para el pago de sueldos. Los demás debemos poner a Chubut de pie. (…) No hay que hacer ´la gran Néstor Perl´…”, dijo ya en el mes de abril advirtiendo sobre las posibles conspiraciones en el aire.
Esta historia de absoluta semejanza con los rumores actualizados, tienen sobrados ejemplos en la historia política de Chubut, aunque posiblemente la de Perl sea la más reciente y con muchos de sus actores en danza. La cuestión del rol de los vices que por alguna cuestión se ´desalinearon´ de la fórmula tiene correlato además, tanto con el caso de Fernando Cosentino que sucedió por año a Néstor Perl, como Arturo Campello respecto a Benito Fernández, y no llegó a tal extremo pero faltó poquito, con Gustavo Mac Karthy y Martín Buzzi, uno que a su vez se distanció de la peor manera de su mentor -traición mediante- hasta cambiar de sello partidario incluso, luego de asumido. Y a propósito, a un Das Neves que había roto la hegemonía radical -por la ventanita- gracias a la ´desaparición forzada´ de votos de la famosa 303, una mesa que sigue aún vigente en manos de su genio frotador de negocios desde Comodoro, tanto como la famosa media sin fondo para los derrames públicos que sobrevive en Trelew, aunque parezca extraño que objetos tan sencillos puedan ser tan peligrosos como para torcer la historia de una provincia. Una cadena de perjurios lamentable que forjó un modo de llegar a ´cualquier costo´ al sillón de Fontana 50, que cual maldición profana, nunca termina bien para la vecindad. Habrá que ver….