HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

A papa mono con bananas verdes, no, ¿eh?

Javier Arias
javierarias@eldigito.com

A veces los vicios del trabajo no lo dejan disfrutar de los placeres de la vida. Durante muchos años trabajé como postproductor de cine publicitario, mi labor, entre otras cosas, era editar los comerciales y hacer esos efectos que se ven tan divertidos en la televisión pero son tan sufridos del otro lado de la pantalla. Y si bien era agradable poner a volar los coches, hacer hablar a las llamas o desaparecer paredes y veredas, cuando teníamos que sacar granitos, rollitos o canas a la modelo de turno ya no era tan jocoso el asunto.
La cosa es que después de tantos años retocando la imagen de comerciales y videoclips uno termina sabiendo más de la cuenta, especialmente cuando nos sentamos a ver una película o una serie de televisión donde haya más de una computadora. Y es por eso que me saca de las casillas cuando por ejemplo un policía trae una foto de la escena del crimen, sacada con un celular y descubren que en el reflejo de la pupila del guardia de seguridad se puede ver la cara del asesino. Y ahí nomás la amplía, y vuelve a ampliarla y amplía de nuevo la imagen, como si en el quiosco de la esquina regalaran los pixeles. Y al final logra una toma perfecta del mal tipo, donde hasta se le ve la cicatriz de la BCG. ¡No, no, no! No me jorobe señor director, eso no es posible, ni allá, ni acá ni en la casa del inventor del zoom electrónico.
Pero si hablamos de cine y computadoras, vamos muertos, vea, siempre termina siendo una paparruchada. Porque más allá de mi lejana -y para nada añorada, faceta de retocador de várices ajenas- cualquiera que tenga un poco de idea de estos bichos sabe que nunca es nada tan facil como lo muestran estos tipos. Por ejemplo, viene el protagonista y quiere descargar la información que lleva en el cuchuflo de onda en ese momento, sea desde un disquette cinco un cuarto –a ver cuántos de mis lectores recuerda esos adminículos- hasta un pendrive de última generación, sea lo que sea, el operador lo enchufará en su computadora y saldrá andando como si nada, nunca un problema de conectividad, nunca que le falta un driver, nada de nada, siempre listo, como los scout.
¿Y si hace falta poner una contraseña y el protagonista no la sabe? Obviamente sufriremos la intriga y la desesperación del lindo chico mientra digita una variedad de posibilidades, pero siempre la termina pegando, ¿es que acaso en el cine no existen los passwords alfanuméricos y siempre terminan poniendo el nombre de la mascota? Demás está decir que sea la compu que sea, con la tecnología que sea, con el sistema operativo que se les ocurra, en el año que sea, todo se controla con un par de líneas de comando de D.O.S., o sea… ¡andá!
Otra cosa destacable son las barras de crecimiento, se le pida lo que se le pida al dichoso computador, siempre habrá una barrita que va creciendo hasta el cien por ciento. ¿Tenemos que borrar esos datos valiosos? Barrita de crecimiento. ¿Hay que bajar urgente las fotos de una testigo? Barrita de crecimiento. ¿Se está por activar la destrucción total? Barrita de crecimiento. El día que inventen el circulito de crecimiento se les atora el cerebro al cincuenta por ciento de los productores cinematográficos.
Y si hablamos de la búsqueda de sospechosos o de huellas dactilares, prepárense para una sucesión incontrolada de imágenes en la pantalla hasta el inefable “MATCH” que dejará satisfecho a investgador de turno. Imagino que si efectivamente fueran así las búsquedas de este tipo, más de un operador policial, obligado a asistir hora tras hora a estos epilécticos sistemas acabaría con un derrame cerebral abrazado al monitor.
Y si hablamos de monitores, ¿se fijó, atento lector, que cuando la cámara toma de perfil al protagonista la pantalla lo ilumina como si tuviera un reflector de cien watts? Y uno ya no sabe si está chtaeando con su esa niña que conoció en la escena pasada o está discutiendo con una cama solar.
Y díganme ustedes, por qué recórcholis cuando algo anda mal y todo se va al cuerno de la computadora comienzan a salir chispas, humo y sonidos extraños?
Ni idea, pero el día que me pase eso, estimado lector, le juro que antes que un analista de sistemas, llamo a un buen exorcista.

Nota del autor: Información recogida de la página http://reiniciatupc.blogspot.com

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