DESDE 2015 SE ESTANCÓ EL CRECIMIENTO, ESTIMADO EN UN 7 A 10% ANUAL HASTA ENTONCES

Cenpat: Tiene casi 500 investigadores, pero advierten que falta personal

Días atrás, desde el CCT Conicet-Cenpat dieron a conocer las cifras actuales de personal que se desempeña en la institución, que depende del máximo órgano de investigación del país.
En este sentido, dieron a conocer que se desempeñan, actualmente, casi 500 personas, donde la mayor proporción está relacionada a los investigadores y los becarios; estos últimos, doctorales o post doctorales.
A nivel país, la proporción de investigadores en toda la provincia del Chubut representa un 2,1 por ciento del total, una cifra que no varió considerando los dos años “base” que oficialmente el Conicet expuso en el ámbito estadístico, que son 2007 y 2018; en ambos casos, la provincia ostenta el mismo porcentaje, teniendo en cuenta el incremento en la masa de profesionales en el resto de las provincias.
A su vez, continúa la situación apremiante del organismo en términos económicos, donde la reducción presupuestaria iniciada desde 2015 generó una merma en los ingresos a la carrera de Investigador, así como también estériles cuestionamientos respecto de la importancia y relevancia de algunos estudios llevados a cabo desde los distintos centros que dependen del Conicet.
También, el crecimiento sostenido que el Cenpat venía registrando en los años anteriores a 2015, que se estima entre un 7 a 10 por ciento si se contabilizan los ingresos de investigadores más los de becarios, se vio estancado durante los últimos cuatro años; aproximadamente, la cifra actual de ambos profesionales, ubicada en unos 400, debería ser un 25 por ciento mayor, es decir, cien profesionales más.

Más de 200 futuros doctores

En dicho contexto, la Oficina de Información Estratégica de Recursos Humanos del Conicet difundió las cifras relativas al Cenpat, donde se contabilizan, para diciembre de 2018, unos 196 investigadores (40%) y 201 becarios (41,02%); a ellos se les suma un grupo de 75 trabajadores como Personal de Apoyo (15,31%) y 18 empleados administrativos (3,67%), totalizando unos 490 integrantes.
En relación a los becarios, la mayoría se encuentra nucleada en la categoría doctoral (80,10%), es decir, unos 161, mientras que el resto (40) son becarios postdoctorales (19,9%).
El personal de apoyo, por su parte, está dividido en unos 33 técnicos (44%) y 42 profesionales (56%).

Sólo 4 investigadores superiores

Siguiendo la línea de los investigadores, del total de 196 que se desempeña en el Cenpat, el grupo se encuentra subdividido en cinco categorías: son 70 los asistentes (35,71%), 76 los adjuntos (38,78%), 26 los independientes (13,27%), 20 los principales (10,20%) y 4 los de categoría superior (2,04%).
Al mismo tiempo, el Centro Nacional Patagónico lleva adelante cinco líneas de investigación, denominadas “grandes áreas de conocimiento”; dentro de las mismas, los 196 investigadores se dividen en el área de Ciencias Agrarias, de la Ingeniería y de Materiales (40 – 20,41%); Ciencias Biológicas y de la Salud (84 – 42,86%); Ciencias Exactas y Naturales (35 – 17,86%); Ciencias Sociales y Humanidades (25 – 12,76%) y Tecnología (12 – 6,12%).

Investigación marina

Por otra parte, funcionan dentro de dichas grandes áreas de conocimiento, unas nueve Unidades Ejecutoras: el Centro Para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR), que reviste la mayor cantidad de investigadores, con un total de 54; le siguen el Instituto Patagónico para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC), con 24; el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR), con 21; el Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus), con 14; el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPSCH), con 13; el Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos “Almirante Storni” (CIMAS), con 11; el Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP), con 9; el Centro de Investigaciones y Transferencia Golfo San Jorge, con 7; y el Instituto de Biociencias de la Patagonia (INBIOP), con 6, totalizando unos 159 investigadores que cumplen funciones exclusivamente dentro de dichas unidades.

Dónde está la mayoría de los becarios

Por parte de los becarios, la mayoría se desempeña, dentro de las cinco grandes áreas de conocimiento, en la de Ciencias Biológicas y de la Salud (77 – 38,31%); le siguen los que realizan funciones en el área de Ciencias Agrarias, Ingeniería y de Materiales, y en la de Ciencias Exactas y Naturales, ambas con la misma cantidad (43 – 38,31%), mientras que el sector de Ciencias Sociales y Humanidades dispone de 34 becarios (16,92%) y el de Tecnología, de cuatro (1,99%).
En cuanto al Personal de Apoyo, distinguido según la Unidad Ejecutora, la mayoría se desempeña en la Unidad Administrativa Territorial (UAT), totalizando 47 personas; le siguen otras siete en el CESIMAR, cuatro en el IDEAUS, la misma cifra en el IPEEC, tres en el CIT Golfo San Jorge, dos en el IPGP, una en el IBIOMAR, otra en el INBIOP y una en el IPCSH, arrojando un total de 70 empleados.

Vacantes abiertas

Actualmente, según consigna el sitio oficial del Conicet, se encuentran abiertos tres llamados a concurso para cubrir algunas de las Unidades Ejecutoras del Cenpat; las mismas son el IBIOMAR, el IPEEC y el IDEAUS, con plazo hasta el 30 de agosto para la inscripción de postulantes.
Se trata de un concurso público para la selección del cargo de “Director Regular”, el cual posee una extensión de unos cuatro años, y dentro de las condiciones, se establece que “el cargo exige dedicación exclusiva y es incompatible con cualquier otra actividad profesional o comercial, excepto la investigación que pueda realizarse en el centro a dirigir, la docencia y excepcionalmente, asesorías técnicas autorizadas de acuerdo a las normas vigentes para los miembros de la Carrera del Investigador”.

Menos financiamiento

Uno de los posicionamientos más fuertes del sector de Ciencia y Tecnología, con un fuerte correlato en el Cenpat, ha sido la férrea oposición al ajuste del área que se ha venido llevando a cabo desde 2015; así lo afirma el sitio “Periferia”, que evalúa la actualidad de la CyT.
En uno de los últimos informes, arrojó que, según el Centro de Investigación y Formación (CIFRA) de la CTA, desde 2015 el financiamiento del sector científico se redujo en un 38 por ciento, es decir, unos 28.400 millones de pesos para inicios de 2019.
Al mismo tiempo, las cifras dan cuenta de que “tomando la totalidad de la gestión del Gobierno Nacional, se advierte un recorte del gasto público del 18 por ciento y del 38 por ciento en las partidas destinadas a la función Ciencia y Técnica”, aunque en ciertos organismos, como la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), “la caída acumulada se duplicó, llegando al 70 por ciento”.

Las ciencias sociales, cuestionadas

Como sucede frecuentemente en Argentina, las decisiones políticas de mayor impacto suelen ser atravesadas por una división en la opinión pública; algo similar ocurrió con la merma en los ingresos a la carrera de Investigador del Conicet, durante los últimos años. Desde que se visibilizara el reclamo de los científicos por la reducción presupuestaria en varios de los organismos descentralizados y otros que responden de manera directa al Conicet, algunos sectores llegaron a plantear, incluso, la relevancia de algunas investigaciones puntuales, cuestionando su importante dentro del contexto de una economía golpeada, donde aseguraron que la Ciencia y la Tecnología no se encontraba en el orden de prioridades de la sociedad.
Una de las disciplinas más cuestionada fue la de las Ciencias Sociales, tan importantes en materia de investigación en épocas de debates públicos sobre el proyecto de despenalización del aborto, así como también cuestiones relacionadas a los derechos humanos, por citar algunos ejemplos puntuales.

Debates profundos

Uno de los investigadores que analizó dicho escenario es Rolando González José, ex director del Cenpat y actual titular del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH), quien planteó en una entrevista reciente que “las Ciencias Sociales, estigmatizadas e insultadas por Macri y (el secretario nacional de Ciencia y Técnica, Lino) Barañao, serán pieza clave del abanico abriéndose, para que los debates profundos que nuestra sociedad atraviesa puedan nutrirse de las montañas de información que los laboratorios sociales generan desde larga data”.
En esta línea, sostuvo que “como graficó en un encuentro realizado tiempo atrás el director del CONICET por las Ciencias Sociales, Mario Pecheny, el debate por la despenalización del aborto, las políticas de derechos humanos, económicos, sociales y culturales, la redacción de códigos y normativas en materia de reproducción asistida, la des-estigmatización de minorías étnicas, sexualidades disidentes, o religiosas, la actualización de currículas educativas a todo nivel, los condicionantes sociales de la salud de la población, las pautas de consumo, y un larguísimo etcétera, son materia de discusión social que, en lugar de caer en falsas polarizaciones, necesitan hoy más que nunca el aporte de quienes analizan estos fenómenos sociales complejos y sumamente actuales”.

Desconocimiento

Esto último también tiene su correlato directo en el ámbito social, donde muchas veces, las comunidades desconocen, o bien no están al tanto, de las tareas que llevan adelante los organismos de investigación en sus distintas disciplinas o áreas de estudio.
Prueba de ello ha sido el reciente relevamiento llevado a cabo por el Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad, que reveló un “desconocimiento” de prácticamente más del 75 por ciento de la población argentina respecto de las instituciones científicas que funcionan en el país.
Las cifras no resultan más alentadoras en el contexto regional, donde Uruguay, país mejor posicionado, apenas supera el 35 por ciento de conocimiento; le siguen Costa Rica, con algo más del 30 por ciento, Argentina, con aproximadamente 28 por ciento, Colombia, con una cifra cercana al 25 por ciento, y Brasil, Chile, El Salvador y Paraguay, con números que oscilan entre el 15 y el 5 por ciento, respectivamente.

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