SEGÚN PROYECCIONES DEL PROPIO GOBIERNO NACIONAL

Para 2020 los vencimientos de deuda ascenderían a los U$S 23.000 millones

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A raíz de todos los cimbronazos económicos vividos en los últimos días, desde del Gobierno Nacional ya iniciaron gestiones para reestructurar la deuda pública, aplazando algunos vencimientos y solicitando gestiones para refinanciar los pagos correspondientes por los préstamos tomados en los últimos años. En este contexto, la concentración de vencimientos de compromisos de dólares en bonos de menor plazo a partir de las emisiones realizadas durante la actual gestión de gobierno.
Esto implicará que los mayores esfuerzos se concentren en los vencimientos de lo que queda del 2019 y el 2020, aunque no hay acuerdo entre las cifras más moderadas que dejó trascender la administración de Mauricio Macri y las más pesimistas que circulan entre privados.
De acuerdo a los propios cálculos del Gobierno, restaban renovar en Letes un total 18.000 millones de dólares antes de que culmine el corriente año, de las cuales la mitad eran en moneda extranjera. A eso deben sumarse 8.674 millones de dólares correspondientes a capital e intereses de bonos, según las estimaciones del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala.
Para el 2020, la carga en Letras del Tesoro se reduce considerablemente, pero comienzan a pesar con más fuerza los títulos colocados por la administración macrista. Específicamente, los vencimientos de mercado según una presentación del Gobierno a inversores, llegaba a casi 23.000 millones de dólares, de los que poco más de 16.000 millones de dólares son en moneda local, y casi 10.000 millones de dólares estarían en manos del sector público, siempre según el último informe del Poder Ejecutivo central.
En tanto, las planillas de la secretaría de Finanzas, actualizadas al 31 de marzo de este año, muestran que habrá que enfrentar desembolsos por 27.233 millones de dólares con acreedores privados, a los que habrá que sumarles 12.606 millones de dólares de intereses. De todas formas, estos números fueron cargados con el tipo de cambio de marzo, por lo que la devaluación de los últimos días pudo haber modificado sustancialmente las erogaciones pautadas para el año que viene.
Por su parte, el Itega plantea que entre capital e intereses el 2020 insumirá más de 30.000 millones de dólares. Hasta el 2015, los vencimientos eran de 8.570 millones de dólares. Es decir que la diferencia fue emitida en su totalidad por esta administración. Un número similar aparece en el 2021, aunque la presentación de Hacienda mostraba vencimientos por 13.000 millones de dólares.
Así las cosas, éste será otro de los años clave para la propuesta de canje que enviará al Gobierno Nacional al Congreso, teniendo en cuenta que la deuda emitida desde el 2016 en adelante se concentró en plazos cortos y en su mayor parte en moneda extranjera, en una dinámica vertiginosamente peligrosa que terminó por estallar ayer con el anuncio del ministro de Hacienda de la Nación, Hernán Lacunza.

El FMI pide “reperfilar” la deuda

En este contexto complicado, se solicitó que se “reperfile” la deuda que mantiene Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ante todos los vencimientos antes mencionados, la lógica indicaría que esta exigencia hubiese sido emitida por la Casa Rosada, pero no, fue el propio FMI el que requirió esto.
Esto se debe a que para los técnicos del organismo internacional nuestro país arrancó a presentar un panorama de deuda que va de la calificación de “sustentable pero no con alta probabilidad” que podría llegar a la “insistentabilidad” en las cifras de su pasivo. Esto último implicaría para la Argentina la imposibilidad de recibir los próximos 5.400 millones de dólares de aquí a fin de año.
Como es sabido, el crédito “stand-by” que el FMI le dio a la Argentina es “excepcional”, teniendo en cuenta que el monto va más allá de lo que le corresponde al país. Según la normativa del Fondo, sólo podía otorgar ese tipo de programa a un país si se cumplía con determinados requisitos, entre ellos, que presentase algún tipo de proyección alentadora para conseguir fondeo en el mercado de capitales y una deuda pública “sustentable” con “alta probabilidad”.
A pesar que la Argentina no cumplía ninguna de estas dos condiciones, el respaldo político del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el FMI hizo que se diera a luz una tercera posición: la deuda argentina era “sustentable” pero “no con alta probabilidad” y además, en un primer momento, hasta se argumentaba que podían emitirse bonos a pesar de que las tasas ya eran elevadísimas.
Ahora el FMI parece considerar que la Argentina no puede financiarse en el mercado voluntario de deuda y que, en consecuencia de esto, la deuda argentina se encuentra en una especie de limbo, teniendo en cuenta que sufrió un deterioro desde su posición de “sustentable pero no con alta probabilidad” hasta rozar el “no sustentable”. Esto implicaría en el lenguaje del FMI frenar los desembolsos.
Como Argentina ya no puede emitir bonos a tasa alta, no accede a préstamos de otros países, la única condición que podía ofrecerle al FMI para que comience a destrabar el desembolso de los 5.400 millones de dólares es la de “reperfilar” la deuda cuyo vencimiento se produzca durante el cronograma original de repago del préstamo del FMI.

Macri pidió colaboración a la oposición

Por su parte, el presidente Macri justificó la reestructuración de deuda anunciada el miércoles de la corriente semana por la cartera de Hacienda, y sostuvo que la medida se tomó “defender la estabilidad”. Al encabezar la botadura del buque Santiago S. Tandanor en la dársena norte del puerto de Buenos Aires, el mandatario aseguró que su “único objetivo” es “llevar tranquilidad”.
“Nos hicimos cargo del tema de la deuda para defender la estabilidad cambiaria en el corto, mediano y largo plazo, y vamos a trabajar como siempre, sin especular”, remarcó el titular de la Casa Rosada. En la misma línea, el presidente afirmó que está “focalizado en lograr contener el impacto de la inflación y reducir el riesgo”.
Macri lamentó la “incertidumbre política” que generó su derrota en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) y llamó a la oposición a “colaborar para que exista una institucionalidad democrática”.
“Los argentinos estamos viviendo a partir del resultado de las PASO un clima de preocupación y de angustia. Se ha generado una incertidumbre política con estas PASO, que han tenido consecuencias económica”, sostuvo el mandatario, que definió a las elecciones primarias como “una encuesta, la más cara de todas”.
Además, en la misma sintonía, el titular del Poder Ejecutivo recordó que queda poco menos de dos meses hasta el 27 de octubre en el que se celebrarán las elecciones generales y dijo que es responsabilidad suya “que se transcurra de la mejor manera” posible.
“Pero nunca depende solo de un gobierno. Todos los que ocupamos de alguna u otra manera el rol de liderazgo en nuestro país sabemos el peso que tiene cada paso que damos y como incide en el presente y en el futuro de los argentinos”, enfatizó.

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