Continúan las bajas en el Gabinete de Mariano Arcioni. Este martes se confirmó lo que desde hace semanas era un secreto a voces, la salida de Adrián Pizzi del Ministerio de Salud. Según trascendió, el titular de la cartera sanitaria había anunciado su decisión de dejar el cargo semanas atrás, pero debido a la renuncia de Luis Tarrío le habría pedido un esfuerzo más, y fiel a su compromiso con la salud pública, decidió aceptar. Sin embargo, este martes, el funcionario habría ratificado al Gobernador su renuncia, esta vez por escrito y atendiendo a la requisitoria gubernamental sólo habría accedido a quedarse unos días más para que Arcioni encuentre un reemplazo.
La gestión más reciente que le pidieron a Pizzi fue la de mediar con los representantes sindicales en medio de la crisis financiera e institucional que atraviesa la provincia, pero al parecer el Ministro no se quedó contento con el modo en que se manejaron las cosas en torno al diálogo con los representantes de los trabajadores, lo que sumado a la difícil situación para prestar servicio de Salud Pública en Chubut, lo instó a declinar el cargo.

Sin Infraestructura

En ocasión de la salida de Luis Tarrío del Gabinete provincial, varios fueron los nombres que comenzaron a circular entre las posibles renuncias. Fue el caso de Luis Aguilera, titular del Ministerio de Infraestructura, quien también habría anunciado su partida en los próximos días.
Por estas horas, el titular del Ejecutivo provincial está definiendo el reemplazo de Leonardo De Bella en el Ministerio de Educación, de quien también se había anticipado su salida semanas atrás, concretándose este lunes último. Carlos Plantey, es uno de los nombres que circularon para la cartera educativa, ya había sido subsecretario de Educación, pero su cargo fue eliminado por la ex ministro Graciela Cigudosa.

Sangría de ministros

Días pasados el gobernador Mariano Arcioni afirmaba que su Gabinete “es un gran equipo que está comprometido en trabajar todos juntos y poner de pie a Chubut”. Sin embargo las renuncias no paran de llegar al máximo despacho de Fontana 50, como resultado de las infructuosas diligencias para resolver el conflicto que atraviesa el Gobierno, producto del pago escalonado a los trabajadores estatales, entre otras deficiencias de gestión.