Página de cuento 757

Sapoman vs Faceman – Parte 35

Por Carlos Alberto Nacher
cnacher1@hotmail.com

“Sapoman, aquí el único sano es el perro Rubber, que es salchicha y se cree salchicha. Por eso, él será quien nos guiará en el camino hacia la imaginaria Oagadougou, una ciudad cuyo nombre impronunciable nos remite a la mítica Trapalanda. Una ciudad que existe, pero que siempre será imaginaria para nosotros”.
Y será lo último que te diré, ya que de ahora en más, borraré de mi repertorio todo lo relacionado con Sapoman, Melisah, Anplagued, Faceman, Bobo Esponja, Marcelo Russo, Hombre Al Agua, Hombre Estornudo y todos esos personajes que se metieron en nuestras vidas sólo para molestar. Ya te lo dije Sap, desde hoy, esta gente será eliminada para siempre de mi perfil de Facebook y de todos los perfiles de todas las redes sociales habidas y por haber. Desde ahora, yo seré María Laura, y tú serás Carlos Alberto, y a nadie le contarás tus aventuras de juventud, ellas pertenecen a otra persona, quizá temeraria, quizá romántica, quizá brillante, quizá absurda, pero otra persona. Agarrá la caña y vamos a pescar, que es lo más importante y constructivo que podemos hacer en esta vida llena de fama imaginaria, de enemigos indiferentes, de imprescindibilidad falsa. Recuerda, Carlos Alberto, que cuando te mueras, por suerte todo seguirá su curso normal y continuo, el mundo seguirá girando en su órbita perfecta alrededor del sol, los hijos seguirán con sus vidas, que les son propias y no tuyas, y tú, en el mejor de los casos, serás apenas, nada más ni nada menos que un grato recuerdo en las memorias tenues de quienes quedan. Pero si mientras vives pretendes convertirte en imprescindible para ellos, para aferrarte a una ilusión de poder y de que eres necesario en sus vidas, no los dejarás crecer y vivirás haciéndote problemas por los demás, lo cual no es el comportamiento correcto de un hombre feliz, de un triunfador. Además, ¿quizá creíste que eras importante para Bobo Esponja? Pues no, así nomás, lacónicamente.
Ya te lo dije, el acto de amor más hermoso que puede existir, es el que realiza la leona con sus cachorros crecidos, cuando sin perder un solo instante, en el momento exacto en el que el cachorro se convierte en joven adulto autosuficiente, lo suelta, y lo obliga a irse. Él hará su propia vida, y la leona seguirá con la suya, sin remordimientos, sin cuestionamientos, sin culpas ni lamentos. Hagamos eso con nuestros seres queridos y también con nuestros enemigos, ellos van a poder vivir sin nosotros. Quizá les cueste un poco al principio, pero nadie necesita para siempre que a cada rato le pongan un “me gusta”, nadie debería ser esclavo del “me gusta”. Nadie debería ser megustadependiente.
“Entonces, Sapoman, digo Carlos Alberto, seamos sabios. Agarrá la caña, yo traje carnada, vamos al muelle que la noche está cálida y clara. Vamos a pescar y a mirar el maravilloso horizonte negro, que siempre nos está esperando en silencio. Vamos Rubber, traé la canasta con tortas fritas y la reposera.”
Seamos libres de una vez por todas.
FIN

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