ALUMNOS DE LA 728 RESOLVIERON LA “OCUPACIÓN PACÍFICA” POR LOS HISTÓRICOS PROBLEMAS EDILICIOS

Ya son dos las escuelas tomadas en Madryn

La jornada del lunes fue extremadamente compleja para la comunidad educativa de la Escuela 728, cuyos integrantes, entre ellos estudiantes, sus padres y docentes, resolvieron llevar adelante la “ocupación pacífica” del establecimiento, atendiendo históricos problemas de infraestructura y una continua falta de respuesta por parte de las autoridades provinciales.
La asamblea comenzó alrededor de las nueve de la mañana y convocó a casi medio centenar de participantes, donde cada uno de ellos aportó su punto de vista respecto de la compleja situación que atraviesa el edificio, en el cual, por citar un ejemplo, desde hace más de tres años vienen solicitando sillas y pupitres para las aulas, un faltante que se compensa con donaciones de las propias familias y profesores.
Luego de dos horas de debate, y con un acuerdo mayoritario, finalmente decidieron realizar la toma de la escuela con el fin de visibilizar el reclamo, en lo que sería una réplica de la ocupación que ya lleva prácticamente una semana en la Escuela Politécnica 703.

La salud en riesgo

Los estudiantes transitan inconvenientes de distinta clase dentro del establecimiento, por ejemplo, la necesidad del recambio del tablero eléctrico, el cual data de la fecha fundacional de la escuela, hace más de treinta años, y que ya ha generado serios inconvenientes eléctricos.
A pesar de que la calefacción es una de las problemáticas que afortunadamente pudo ser saldada, uno de los problemas más graves del edificio son las filtraciones de agua producto de las lluvias; anteriormente, a la membrana que había sido colocada en el techo no le habían quitado la cobertura plástica, lo que provocó que, al permanecer impermeable, el agua se escurriera a distintos sectores de la escuela, poniendo en riesgo la salud de los alumnos por el contacto con artefactos eléctricos.

Tres años de pedidos

Además, el faltante de sillas y mesas “es algo que venimos pidiendo hace más de tres años”, refirió una de las alumnas que, próxima a culminar su último año y recibirse, entre 2017 y 2019 no llegó a cumplimentar, en ninguno de los casos, los 180 días de clases que exige el calendario escolar.
El pedido de mobiliario se intensificó, el año pasado, con la rotura de sillas de las aulas y del SUM por el propio uso natural, lo que motivó a que la solicitud de unas 40 nuevas unidades se extendiera a un total de 80 sillas; sin embargo, “la respuesta fue que no había sillas, ni mesas, ni plata”, consignó otro alumno, agregando que “muchas veces tuvimos que terminar sentados encima de las mesas o directamente en el piso para poder tener una clase”.

Cartas y falta de respuestas

La asamblea arrojó interesantes puntos de vista respecto de la problemática que atraviesa la Escuela 728, y si bien la decisión de ocupar pacíficamente el edificio ya había sido acordada por el pleno de los alumnos participantes el pasado viernes, la misma fue mantenida “en secreto” para evitar filtraciones y que pudiera darse un debate integral junto a las familias, docentes y directivos de la institución.
Ello finalmente ocurrió el lunes por la mañana, cuando la comunidad educativa recorrió, punto por punto, los faltantes e inconvenientes de la escuela y las acciones que se fueron llevando a cabo desde entonces; entre ellas, numerosos pedidos a la cartera educativa provincial y al área de Obras Públicas a través de notas formales por parte de la Dirección, así como también vía cartas remitidas por padres y alumnos, las cuales “cayeron en saco roto, porque no tuvimos más respuesta que silencio o directamente nos dijeron que ‘no había plata’ para poder solucionar este tipo de problemas”, señaló otro estudiante.

“Sentimientos encontrados”

En diálogo con El Diario, una de las madres que participó de la reunión explicó que “a raíz de una asamblea convocada el viernes pasado por los alumnos, nos reunimos nuevamente el lunes para poder contar con el apoyo del equipo directivo y de la mayor cantidad de docentes y padres” y sostuvo que “los estudiantes resolvieron realizar una ‘toma pacífica’ de la escuela, dado que han agotado todos los medios e instancias de reclamo y no han llegado a buen puerto”.
“Como madre”, continuó, “estoy acá presente, apoyando la decisión del colectivo de alumnos”, sumando a ello su análisis respecto de la falta de clases desde el “reinicio” del Ciclo Lectivo: “Como mamá, son sentimientos encontrados, creo que mi hija está aprendiendo más de lo que puede aprender, académicamente, de un manual de escuela. Ha aprendido a no ser una chica adoctrinada, a ser un alguien pensante y eso me llena de orgullo, que se rodee de compañeros con los mismos pensamientos y acciones”.

“No hay plata”

No obstante, la madre de la alumna que, a su vez, integra el Centro de Estudiantes de la Escuela 728, remarcó que “me entristece que esté próxima a recibirse y que, en los últimos tres años, no haya tenido los 180 días del Ciclo Lectivo, no me preocupa tanto el contenido, porque los padres tenemos que inculcar siempre la lectura, los ejercicios, los hábitos y el hecho de que el estudio se continúa en casa. Esta es una escuela técnica, los chicos pasan hasta diez horas adentro, y la misma no está en condiciones. Por eso, como mamá, me encuentro en ‘ese’ punto”.
Los pedidos de mobiliario y respuesta a los problemas edilicios son históricos: “Ha habido un incremento paulatino de la matrícula en los últimos tres años, en este momento contamos con 750 alumnos en los tres turnos. Este año, particularmente, hay 80 sillas faltantes. El director de Bienes Reales habló con el equipo directivo y con un grupo de padres en el mes de junio, donde fue sincero y honesto. ‘No hay material en depósito’ para enviarnos, ‘no hay pupitres, no hay bancos y tampoco hay plata para comprarlos’, dijo”.
Por ende, consignó, “nos hemos valido de las pequeñas donaciones que se puedan recaudar y juntar”, añadiendo que “el equipo directivo viene enviando notas desde hace más de un año, no solo por los problemas edilicios evidentes, sino por la falta de mobiliario para que la escuela brinde las condiciones aptas, y que los chicos estén las diez horas de cursada completa”.

Cómo será la ocupación

Una de las alumnas que participó de la asamblea sostuvo que “nos motivó, verdaderamente, la negligencia que algunos cometen estando en el poder, y lo cierto es que ya agotamos todos los recursos, medios y caminos, tanto como lo han hecho los docentes, padres, alumnos y auxiliares, así que, mediante una asamblea, decidimos por mayoría y democráticamente tomar la escuela” y advirtió, de manera contundente, que “no nos queda otra opción”.
En cuanto a la ocupación, precisó que “será ‘total’ y controlada, previendo que solamente pernocten alumnos de la escuela para evitar inconvenientes; en el día transitarán estudiantes de otras escuelas, padres y docentes que quieran venir a apoyar, y pensamos hacer festivales y otras actividades para poder ayudar y concientizar a la sociedad de lo que estamos pasando; haremos clases públicas y todo lo que nos permita visibilizar la lucha”.

“Tenemos el apoyo docente”

Los estudiantes de la 728 también asistieron a la toma de la Escuela Politécnica, en solidaridad con dicha comunidad educativa: “Hemos ido al festival que se celebró hace unos días, hay alumnos de nuestra escuela que están yendo a pernoctar y hacer guardia, estamos en contacto permanente entre ambas escuelas. Y al ser técnicas las dos, el apoyo es mayor”, manifestó uno de los alumnos.
A ello, sumó que habrá acompañamiento de docentes: “Entendemos que tenemos el apoyo de un grupo generoso de profesores, tanto de esta escuela como de otras, y de los directivos también. Mal que mal, la decisión ya está tomada, y por lo que entendimos en la última asamblea, tenemos su apoyo. Ahora queda definir la logística, qué sectores de la escuela podemos ocupar y cuáles no”.

Agua en un tomacorriente

Sobre las problemáticas de infraestructura, otra alumna precisó que “lo de la membrana del techo pasó hace tiempo, y el problema fue que se puso la misma sin quitarle el plástico, ya que se supone que tiene que pegarse al techo, lo que causaba filtraciones” y mencionó que “en el video que grabé, que se volvió viral, se puede ver cómo cae agua arriba del tomacorrientes; incluso, ese mismo día que se puso a llover estábamos trabajando con una computadora y fue terrible desenchufarla, porque le caía agua encima; es realmente lamentable”.

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