Con el recuerdo del volcán Puyehue y su lluvia de cenizas del 2011 aún en la memoria, las ciudades de la Cordillera miran con precaución que el Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomín) aumentó de alerta amarilla a naranja la actividad del volcán Villarrica, el macizo andino ubicado a 700 kilómetros al sur de Santiago.
En este marco, el director nacional de Sernageomin, Alfonso Domeyko, explicó que este cambio de alerta es producto de un análisis exhaustivo de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica de Chile y que muestra una actividad anormal del volcán.
De acuerdo al reporte del organismo, desde la madrugada del lunes se notaron variaciones importantes en la actividad sísmica y fue escalando con el correr de las horas, lo que «sugiere una mayor inestabilidad del sistema magmático», afirmó el especialista. A esto se sumó «la persistente fluctuación del lago de lava y los actuales y continuos cambios en el aumento de la amplitud sísmica del tremor continuo, que permiten sugerir una sobre presión en el sistema magmático, la cual está facilitada por obstrucciones parciales al interior del conducto principal».
«Esta situación podría evolucionar hacia un evento eruptivo mayor», anticipó el Sernageomín. Hasta el mediodía de este martes del lado argentino aún no se habían difundido alertas. La ciudad turística más cercana al radio de influencia del volcán Villarrica es San Martín de los Andes.
El organismo añadió que, en este contexto, «es posible la ocurrencia de explosiones menores que podrían impactar áreas cercanas al cráter». Por este motivo, el intendente de la región de Los Ríos, César Asenjo, detalló que se amplió la zona de exclusión en torno al macizo a una distancia de dos kilómetros.
Según el Sernageomín, se espera «con una alta probabilidad» la emisión de fragmentos balísticos con alcances máximos en el orden de los dos kilómetros. Sería mayor a lo ocurrido en las explosiones de julio, con impactos de hasta 200 metros desde el borde del cráter. No obstante, el organismo aclaró que es «de una menor probabilidad» que se repita un proceso eruptivo explosivo similar a la erupción del 3 de marzo del 2015.

Un volcán con historia

La última erupción del Villarica fue el 3 de marzo de 2015, su fase más enérgica duró aproximadamente 55 minutos con una columna eruptiva que alcanzó entre seis y ocho kilómetros de altura, con dispersión de cenizas hacia el este-noreste y una emisión vertical y constante de lava de 1,5 kilómetros de altura.
La pluma de cenizas resultante se dispersó al sureste y se desplazó por cerca de 500 kilómetros, sin casi afectar a la aeronavegación n a las ciudades cercanas. En este ciclo eruptivo, el volcán Villarrica emitió cinco millones de metros cúbicos de ceniza volcánica, lo que equivale a llenar dos mil piletas olímpicas.
Luego, en el mes de diciembre del 2017, la actividad del volcán chileno volvió a ser motivo de preocupación, porque en las ciudades cordilleranas, y hasta en Puerto Madryn, no se olvidan el destructivo efecto que provocó la erupción del volcán Puyehue y sus cenizas a mediados de 2011. El material cubrió por completo el cielo generando pérdidas millonarias por la caída del turismo, ya que se suspendieron los vuelos por varios días y la muerte de miles de animales en la zona.
De acuerdo a los investigadores chilenos el volcán Villarrica es uno de los volcanes con mayor registro histórico de erupciones de Sudamérica. Tiene un cráter abierto de 200 metros de diámetro y una fumarola continua. A los pies de su atractiva figura fue construida la ciudad turística de Pucón, de unos 23 mil habitantes. El volcán está a unos 184 kilómetros de San Martín de los Andes y a 355 de Bariloche.
Los expertos informan que desde el 1558, “se han producido al menos 49 erupciones, principalmente de carácter efusivo. La erupción más importante del siglo XX se registró en 1948, con el desarrollo de flujos piroclásticos de pequeño volumen que afectaron el flanco occidental del volcán”.