INSTANCIA DE DEFINICIONES EN EL JUICIO AL CIUDADANO COREANO

Fiscal sostuvo la figura de femicidio tentado contra Doo Jin Hwang

Sobre las 10:15 horas del lunes tuvo lugar la presentación de alegatos, en el marco del juicio oral y público contra Doo Jin Hwang, el ciudadano de nacionalidad coreana detenido en febrero de 2018 por intentar asesinar a su ex pareja, en un hecho ocurrido en una vivienda del barrio Solanas de la Patagonia.
Durante la jornada, que se prolongó durante casi cinco horas, las partes expusieron la prueba documental en su mayoría sustentada por las declaraciones testimoniales que se habían desarrollado la semana anterior, y tanto para la Fiscalía, representada por María Alejandra Hernández, como para la querella, a cargo de Rafael Saliva y Fabián Gabalachis, la intención de Hwang aquél 17 de febrero, fue exclusivamente la de matar a la mujer con la que tiempo atrás había convivido.
A excepción de la defensa, las partes fundamentaron sus presentaciones en las declaraciones de allegados a la víctima, los cuales dieron cuenta del “calvario” en el que la mujer vivía a diario, así como también en lo testificado por agentes de policía, peritos forenses e incluso genetistas, constituyendo una prueba que se contrapuso, desde lo fáctico, con la versión del acusado.
Este martes a las 12:30 horas se conocerá el fallo del tribunal, donde la pena que establece el delito que se le imputa a Hwang prevé entre 10 a 15 años de prisión.

Primer “cortocircuito”

La audiencia fue presidida por los jueces Marcelo Orlando, Patricia Reyes y Gustavo Castro, y a diferencia de las anteriores, por parte de la defensa solamente estuvieron presentes el abogado Custodio Gómez y la intérprete Lee Yung Hyang, también conocida como “Cecilia Lee”, a quien el presidente del tribunal colegiado tomó juramento, tratándose de la única persona que oficiaría de traductora ante la llamativa ausencia del cónsul de la República de Corea, Kim Kirock, y del traductor Ernesto Han.
Una de las primeras discrepancias tuvo lugar cuando la Fiscalía anticipó que presentaría como parte de la prueba producida, una nota emitida por la Dirección Nacional de Migraciones, sede Puerto Madryn, en la que se detallaba la condición migratoria de Hwang; el defensor Custodio Gómez se opuso, advirtiendo que ningún testigo había oficiado como soporte para dicho oficio; no obstante, el tribunal no hizo lugar al pedido, considerando que se trataba de un documento público con sustento propio, además de haber sido emitido por un organismo nacional.

El ataque, según la parte acusadora

A lo largo de la audiencia, que no contó con presencia de público, Hwang permaneció inmutable y abstraído, en la misma posición mientras Cecilia Lee le transmitía, en su idioma materno, lo esgrimido por las distintas partes que daban cuenta de la prueba recolectada durante el proceso judicial.
La fiscal Hernández repasó la teoría del caso, a cuya plataforma fáctica la querella adhirió en su totalidad, y contó que aquél 17 de febrero, Hwang estacionó su camioneta Volkswagen Amarok en un sitio donde no pudiera ser vista, a la vuelta del domicilio de la víctima, considerando que previamente se había establecido una prohibición de acercamiento que él mismo había firmado, por lo que la presencia del vehículo en inmediaciones de la casa hubiera supuesto una violación de dicha medida coercitiva.

Arrastrada y golpeada

Tras dejar su camioneta en el lugar mencionado “para no ser visto”, el imputado, según el relato de la Fiscalía, “llegó caminando en plena tarde de verano, vestido de ropa oscura, lentes oscuros, gorro camuflado y guantes de cuero”, y golpeó la puerta de entrada.
Como los clientes a los que la mujer había atendido se habían retirado, al abrir la vivienda pensando que se trataba de alguno de ellos y constatar que, en realidad, era Hwang el que se encontraba allí, la víctima intentó cerrar la puerta pero el hombre “se lo impidió, y ella fue empujada hacia adentro; la agarró de los pelos, la golpeó contra el piso” y continuó propinándole una serie de golpes en la cabeza y el cuerpo, además de intentar asfixiarla en al menos dos ocasiones con sus manos, y golpearla con una piedra que se encontraba en el ingreso a la vivienda.

Estrés postraumático

Una vez concluido el crudo relato del ataque, Hernández se remitió a declaraciones de la propia víctima, que declaró en una modalidad especial para no cruzarse con el acusado, por recomendaciones de la psicóloga Sandra Radonich, que elaboró un informe donde dio cuenta de la situación de estrés postraumático en el que la mujer quedó tras lo ocurrido, inclusive hasta el día de hoy.
“Él le leía la Biblia, entendía cómo yo le hablaba, le costaba pero entendía”, había mencionado la víctima, declaraciones recogidas luego por Hernández para fundamentar su acusación, a la vez que advirtió cómo, a partir de la convivencia, comenzaron los hostigamientos y la violencia psicológica por parte del hombre.

Sometimiento psicológico

“Dejó de ir al gimnasio, dejó de ir a bailar tanto, a él no le gustaba que usara anillos y pulseras ‘por las malas energías’, e incluso dejó de frecuentar a su amigo de toda la vida; una vez, sus amigas le pidieron permiso para ir a tomar un café a su casa, y ella reconoció que ‘fue el café más feliz de mi vida’”, precisaba la funcionaria judicial, sumando a ello que la víctima “hasta le buscó amigos coreanos, pero él no quiso; salía a jugar al golf y ella no podía hacer básicamente nada, ni siquiera tomar vino en encuentros sociales, ya que si lo hacía, el ‘castigo’ por parte del imputado era dejar de hablarle”, manifestó.

La versión del acusado

Acto seguido, Hernández se explayó sobre las lesiones constatadas por el médico policial Sergio Hornung, tanto en la víctima como en el presunto autor, lo mismo que realizó el doctor Daniel Cardarillo, que acreditó las lesiones en la mujer.
La fiscal utilizó dichas pruebas para exponer lo que consideró era una versión frágil de los hechos por parte de la defensa de Hwang; en su declaración durante la primera audiencia del debate, el imputado había relatado que concurrió aquél 17 de febrero a la vivienda para tomar un café y verificar una presunta filtración en la casa, y que al llegar a la escalera, “no pudo subir ni el segundo escalón, que ella lo tomó de la mano, lo tiró y comenzó una pelea, donde le mordió uno de sus dedos y, para sacarlo de su boca, él le pellizcó el cuello”.

Casi una tragedia

Sobre el informe psicológico de Radonich, la representante del Ministerio Público Fiscal explicó que se recomendó, al momento de que declarara, que la mujer no tuviera contacto con Hwang “en virtud de poder revivir situaciones de estrés postraumático”, por lo que “declaró en modalidad especial, sin la presencia del acusado”.
También, destacó que “gracias a la ayuda de los vecinos” que asistieron a la víctima cuando fue atacada, “hoy podemos juzgar un femicidio tentado y no uno consumado”.
Uno de los vecinos de Solanas “vio a Hwang sacándose los guantes”; otro “constató la vestimenta oscura” y una tercera mujer, que también declaró en el juicio, “vio fuera de la casa solamente el auto de la víctima, y le pareció extraño porque adelante del mismo había lugar para estacionar y la (Volkswagen) Amarok hubiera entrado”, sostuvo Hernández.

“Entendía castellano”

La misma testigo, según la exposición de la Fiscalía, que la querella convalidó en todo momento, reconoció que “era un día de mucho calor y que Hwang estaba vestido todo de negro”, a la vez que también observó los guantes y “una piedra que le parecía manchada de sangre”: era la misma que el imputado había utilizado para golpear en la cabeza a la víctima, como corolario de un ataque que habría resultado fatal si la alarma no se hubiera activado y uno de los vecinos, que trabajaba en un comercio lindero, no se hubiera acercado a ver qué sucedía.
La fiscal en todo momento hizo hincapié en los testimonios de amigos y conocidos de la víctima y en que Doo Jin Hwang “entendía castellano, y cuando el costaba, utilizaba el traductor de un teléfono celular”, según retomó de la declaración de una docente y amiga de la mujer, que declaró el primer día.

La víctima, reducida

También, ofreció como prueba las declaraciones de agentes policiales, entre ellos el oficial Fuenzalida, quien fue a la panadería porque el propietario le había dicho que tenía allí a una mujer a la que habían querido asesinar, constatando la presencia de la víctima “con un vestido blanco, bañada en sangre, la cual no podía hablar por su estado de shock”.
Además, el oficial “vio a un señor que, al notar su presencia, se hacía el desmayado” y, una vez dentro de la casa, se topó con “un sillón blanco y un almohadón totalmente manchados de sangre”; este último habría sido el empleado por el atacante para intentar asfixiar a la víctima, durante una de las etapas de la agresión, durante la cual la mujer siempre permaneció tendida en el suelo, “arrastrándose y gateando”.
Ello fue constatado por el licenciado Julio Canteriño, que precisó que una sola huella de calzado de la mujer había sido hallada en el lugar del ataque, por lo que en todo momento, esta había permanecido en el suelo, sometida por el agresor.

Qué arrojó el cotejo de ADN

En otro orden, la prueba ofrecida al tribunal se extendió al informe realizado por el genetista del CCT Conicet-Cenpat, Néstor Basso, quien constató en el pantalón y la remera de la víctima dos tipos de rastros genéticos, que arrojaron un 99,9 por ciento de coincidencia para los perfiles de la víctima y el presunto victimario.
Hernández consideró que el plexo probatorio constituyó “un cúmulo de indicios unívocos” que le permitían “sustentar la teoría del caso”, tras lo cual profundizó sobre los fundamentos que probaban que hubo violencia psicológica, con una afectación “al bienestar físico, social y psicológico” de la víctima, además de su “libertad y autodeterminación”.

“Camuflado” y de negro en pleno verano

Sobre esto último, citó conceptos como el “síndrome de indefensión aprendida”, una condición que, en casos de violencia de género, sitúa a la víctima en una posición de inhibición ante la exposición a una violencia constante; es decir, una suerte de “acostumbramiento” y aceptación de la situación vivida, la cual produce “un fuerte desgaste psicológico” en quien la padece.
Además, se preguntó, desde el sentido común, por qué, si el acusado dijo que había concurrido a la vivienda a hacer algunos arreglos, “fue vestido totalmente de negro en un día tan caluroso” como el 17 de febrero de 2018, donde la temperatura alcanzaba los casi 30 grados.
La versión de los hechos esgrimida por el imputado “lo coloca en una mejor posición”, señaló Hernández, a la vez que objetó que los testigos de la defensa “hablaron de lo buen profesional que Hwang era, pero nada sabían del hecho”.

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