Se conocen ya tantos planetas fuera del Sistema Solar que los científicos no sólo han encontrado en ellos una gran variedad de mundos. Están empezando a detectar contradicciones con las teorías que se habían forjado para explicar cómo se forman los planetas en el universo.
Es el caso de una pequeña estrella que alberga un planeta gigante denominado GJ 3512 b. Situado a treinta años luz de la Tierra, se trata de un gigante gaseoso que, contra todo pronóstico, acompaña a una estrella distinta a la que, según las teorías de formación planetaria, debería orbitar. Su astro es una enana roja llamada GJ 3512, similar a Próxima Centauri (la más cercana a la Tierra) y muy parecida a otras estrellas como Trappist-1 o la Estrella de Teergarden, que albergan planetas con similitudes a la Tierra. A modo de comparación, GJ 3512 tiene una décima parte de la masa del Sol.

Extraño

La prestigiosa revista Science recogió días atrás el estudio sobre este anómalo sistema planetario, que ha sido liderado por científicos españoles del CSIC del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE), del Centro de Astrobiología (CAB) y del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), y se ha llevado a cabo con el instrumento Carmenes del Observatorio de Calar Alto, en Almería, y con el telescopio TJO del Observatorio del Montsec.
«Éste es un sistema planetario ciertamente extraño. Su estrella es la más pequeña que se ha observado con un planeta gigante. Además, el planeta gira en una órbita muy elíptica, lo que lo hace aún más único y raro. Incluso algunos piensan que pudo haber sido capturado por la estrella, en vez de haberse formado junto a ella», apuntó Pedro J. Amado, investigador del IAA y coautor del estudio.

Un sistema único

Otro de los firmantes, José Antonio Caballero, investigador del CAB, lo consideró también un sistema planetario «único», al menos por ahora: «Hay algunos planetas que quizá se le parecen un poco, pero no se detectaron con los métodos principales de velocidad radial o tránsito, sino con el de microlente gravitatoria, que a veces da problemas de falsos positivos, errores sistemáticos. Y en cualquier caso, esos sistemas planetarios están a miles o decenas de miles de años luz y las estrellas son bastante más masivas. Sin embargo, nuestro sistema está aquí al lado, la estrella es de las más pequeñas del vecindario solar, y no tiene absolutamente ninguna pega observacional», enumeró a través de un correo electrónico.

Más planetas aparecen

De momento lo que saben de GJ 3512 b es que «su masa mínima es aproximadamente la mitad de la masa de Júpiter», que tarda 204 días en dar una vuelta a su estrella y que tiene una órbita muy excéntrica, según Caballero.
Además de ese planeta gigante gaseoso, la investigación anuncia el descubrimiento de otro planeta en torno a esa estrella, GJ 3512 c. Y parece que no será el último que se descubre con el instrumento Carmenes, que está dando incluso mejores resultados de lo esperado, según subrayan Amado y Caballero.

Investigación exoplanetaria

«Cuando lo diseñamos, nuestra idea era poner a España en general, y a Calar Alto en particular, en primera línea de investigación exoplanetaria. Sin embargo, Carmenes está funcionando tan bien que, junto con nuestros colegas alemanes, quizá seamos ahora mismo el equipo más potente del mundo para la detección de exotierras», dijo Caballero.

Nuevos planetas y estrellas

En el caso de la enana roja llamada GJ 3512, que es muy similar a otras estrellas como Trappist-1, esta última es una estrella enana ultrafría, ubicada a una distancia que, en teoría, les permitiría a ella y otras tener agua líquida, lo que tiempo atrás ha generado una gran expectativa porque su descubrimiento supuso un avance en la búsqueda de mundos parecidos al nuestro, de los cuales investigan, al momento, siete planetas desde 2017.
De momento, poco más se conoce sobre cómo podrían ser estos mundos, situados a 39 años luz, y hasta qué punto es posible que alberguen algún tipo de vida. Científicos intentan averiguar información clave, como si tienen atmósfera y cuál es su composición química. Fuente: El Mundo