EL 25 DE OCTUBRE SE CUMPLIERON 81 AÑOS DE SU MUERTE

Alfonsina Storni, la poeta iberoamericana modernista

La tercera hija del matrimonio de Alfonso y Paulina, bautizada como Alfonsina Storni Martignoni, nació el 22 de mayo de 1892 en Sala Capriasca, la Suiza italiana. Sus padres y tíos, dueños de la fábrica de Cerveza Los Alpes (en la provincia de San Juan) regresaron a Suiza en 1891, donde un año más tarde nació la pequeña Alfonsina. Pasados cuatro años la familia decidió regresar a San Juan, donde el matrimonio crió a sus cuatro hijos: Romeo, María, Alfonsina e Hildo. Su madre bordaba, pintaba y cantaba, era maestra pero le hubiese gustado ser actriz. Su padre desde muy joven sufrió de depresión y fue alcohólico.

Vocación, trabajo y estudios

Fue en la Escuela Normal de San Juan que Alfonsina descubrió una de sus pasiones: la actuación. En esos años participó de puestas escenográficas de obras de Henrik Ibsen, Benito Pérez Galdós y Florencio Sánchez. Luego, la familia Storni se trasladó a la ciudad de Rosario por penurias económicas, instalando el Café Suizo, lugar donde Alfonsina comenzó a trabajar dejando de lado sus estudios. En Santa Fe cumplió los 14, en 1906, año en que falleció su padre y su madre decidió abrir una modesta escuela domiciliaria para contribuir en la economía familiar. Las mujeres tomaron trabajos de costura.

La feminista

En 1919 en sus columnas del Diario La Nación reclamaba un lugar para las mujeres. Fue, junto a Carolina Muzzilli, Julieta Lanteri y Salvadora Medina Onrubia, una de las impulsoras del voto femenino en nuestro país. “Llegará un día en que las mujeres se atrevan a revelar su interior; este día la moral sufrirá un vuelco; las costumbres cambiarán”, expresaba.
Una mujer independiente, con las ideas claras y críticas hacia la sociedad patriarcal de los años veinte, que llevó a posturas extremas: algunas mujeres la admiraban, mientras que otras la consideraban “peligrosa”. Storni era la única mujer invitada a tertulias literarias, quizá por su afinidad con el Partido Socialista entre las cuales se encontraban José Ingenieros, Amado Nervo, Manuel Gálvez y Horacio Quiroga, con quien tuvo una intensa relación de amistad.

Una obra ecléctica

Storni publicó «El dulce daño» en 1918, y la presentación fue realizada por su amigo José Ingenieros. En 1919 publicó “Irremediablemente” y en 1920 “Languidez”, por el cual recibió el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura.
Con “Ocre” (1925) y luego con “Poemas de amor” (1927), Storni dio un giro a su obra, que comenzó a ser más introspectiva e irónica. En 1927 estrenó su primera obra de teatro, “El amo del mundo”, una comedia en tres actos de corte feminista que no fue bien aceptada por el público. En 1932 publicó “Dos falsas pirotecnias” y escribió piezas de teatro infantil.

Fuente: Secretaría de Cultura de la Nación

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