ESCRITOS DEL NUEVO TERRITORIO

El Astronauta

Por Alejandro Lodes

Siempre soñé con investigar el universo. Luego de observar las estrellas una y mil veces, intenté memorizarlas y dibujé en mi cuaderno las diferentes rutas que podría hacer. Era mi proyecto secreto mientras todos descansaban.

Empezar un viaje no es fácil ya que todo puede fallar

Nunca me importó lo poco que sabía de tecnología o de ser un astronauta. A veces me frustro y me dan ganas de llorar, pero me esfuerzo al máximo y resuelvo los problemas que van apareciendo. Escucho el silencio, miro dibujos, y me concentro. Tengo que ser más exigente conmigo si realmente quiero viajar.

Porque en los momentos que sienta miedo te tendré presente

Aprendí que con tiempo y esfuerzo todo se puede lograr, que si simplemente lo imagino se puede convertir en realidad, que los cuentos tienen un poco de fantasía pero mucho de verdad, que con mis manos y un poco de imaginación todo lo puedo lograr.

Tu compañía será la más preciada siempre

El gato me mira con sus enormes ojos y pareciera querer acompañarme. Siempre inspecciona los avances de la nave, y me obliga a seguirlo para asegurarme que no destruya nada con sus uñas. Tiene miedo de ser abandonado cuando inicie mi viaje, y para que se sienta más seguro le voy a hacer su propio traje espacial.

Y en la búsqueda de aventuras te guardaré un lugar

Arranqué el día con un rico desayuno, la televisión está encendida, y veo unos dibujos de héroes espaciales que luchan contra los malos. No parecen preocuparse al volar en su nave y hacen que se vea muy fácil. Quizás sea el miedo a viajar por primera vez lo que me aterra, o quizás sea igual que aprender a andar en bicicleta. Solamente necesito un empujón.

El cariño no tiene distancia, se que siempre me vas a curar

Repaso la nave una vez más, no puede haber nada suelto o dañado. La estuve construyendo tanto tiempo, que nada puede fallar o explotaría al encenderla. Trabajando hasta las últimas horas me hice una herida, no creo que sea un problema. Nada que un jabón, un beso y una curita no puedan sanar. Lo hice a escondidas porque tengo miedo de que no me dejen viajar.

Es ahora o nunca, doy un paso hacia el más allá

Son las nueve de la mañana y sin dudarlo pulso el botón para encender los motores, mientras mis ilusiones se convierten en realidad con un simple abrir y cerrar de ojos. El michu ya se acostó en la cabina, y por más que lo intente no va a querer irse, asique será mi compañero.

Estoy aterrado de estar tan cerca de lograrlo

Mientras pienso, si será tan frío y solitario el espacio, me doy cuenta de que no te había dado un beso de despedida y no sé si podré volver. Unas lágrimas se escapan de mis ojos sin poderlas aguantar y me emociono.

Y aunque ya no me veas, por siempre voy a estar a tu lado

La nave está encendida y es imposible anular el despegue. Lo único que puedo hacer es dejarte un mensaje para que lo leas. Entonces agarro mis crayones, con mis manos temblando escribo “Te amo mamá, gracias por darme esta maravillosa vida”, y arrojo mi cartita hacia afuera para que la encuentre.

Un niño de 8 años, en su nave de cartón
construida en Puerto Madryn.

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