La era del ´sastrismo´
Por Trivia Demir
Los datos de la política profunda, que marcarán las coordenadas de lo que vendrá, hay que buscarlos en los detalles simples, afirman los expertos miradores de coyunturas. Ayer se dio la primera proclamación de autoridades municipales en Puerto Madryn, produciéndose la oficialización de la transición municipal de Ricardo a Gustavo Sastre y a los funcionarios legislativos electos que gobernarán los próximos cuatro años. Un hecho que se produjo ordenadamente, con presencia de todo el arco político local, y sobre todo cuando aún no se ha definido el mapa electoral del resto de la Provincia, el que quedará plasmado el próximo 27 de octubre y seguramente de junio a esta parte, mostrará gruesas sorpresas.
El dato
La oficialización institucional de la ciudad del Golfo, no es casual y marca a las claras un oasis político en el desértico escenario provincial, donde la mayoría de las comunas están en una situación agónica no solo financiera sino económica, con gestiones limitadas en proyectos e ideas, y con casi todos ´los papeles quemados´. Es que no hay recetas que valgan para casi ningún municipio con un contexto de la envergadura internacional, nacional, y provincial que se está enfrentando.
De allí que Madryn aparezca como ´la más linda´, porque en definición es la ´más mostrable´. Y esto, más allá de los administradores de turno, es un mérito que se arroga toda la comunidad con absoluto derecho. Posiblemente una característica que por muchos años para la ciudad significó postergación en el escenario provincial por falta de más representación en Rawson, con bajo perfil político y alto perfil productivo, al final, terminó siendo una verdadera panacea. Con los años, la representación maduraría con contundencia y sin forcejeos extremos como el que se dio en 2011, por el contrario con un sello absolutamente ´mediador´ como el que personaliza Ricardo Sastre, que fue capaz de resignar sus aspiraciones propias a nivel provincial, para acompañar una fórmula populista y garantizar también el éxito de Gustavo en la ciudad.
A medida
El mérito de los hermanos Sastre hasta ahora viene siendo precisamente ése: adaptarse a la medida de las circunstancias y realidades, pensar en el conjunto desde un espacio de vecino más, y sobre todo traccionar un proyecto propio de gobierno en el que creen. Para aquellos acostumbrados a los acartonamientos del poder, era casi imposible pensar primero en los ocho años de conducción que culmina Ricardo, que debió supervivir a los embates de los sellos provinciales y el yugo de la organicidad que le intentaron lastrar; y menos en una continuidad nada menos que a manos de su hermano mellizo que parte de la dirigencia deportiva y de una militancia política tras bambalinas, poco ortodoxa para el universo de egos peronistas. Pero la fórmula de la continuidad fue exitosa sencillamente porque “Una persona usualmente se convierte en aquello que él cree que es”, decía Gandhi. Y Gustavo Sastre cree profundamente en que es “su” momento, y sobre todo entendió a las claras la necesidad de permanencia de proyectos que prefiere una ciudad cosmopolita y con tracción económica propia.
La continuidad esencial
Lejos de las propuestas permanentes de una política que discursea sobre “el cambio”, pero que finalmente la sociedad percibe como “inmaterialización” de resultados, los Sastre promovieron la “continuidad”. Y hay que decirlo, esta fue la esencia que caracterizó los años más sólidos de Madryn, durante los gobiernos más prósperos y menos politizados, como el del recordado productor Victoriano Salazar o el del veterinario Julio Aristarain. Hubo otros, también de empuje, pero con un exceso de ´rosca´ política que terminaron desnaturalizando el sentido de la administración pública municipal, algo que comunitariamente se vigila y se considera bien de cerca.
Poder garantizar la continuidad de políticas públicas y sumar nuevos proyectos es ya toda una panacea en tiempos donde la agenda pública en el grueso del territorio, se reduce a poder pagar los salarios de los agentes y lograr que el andamiaje del Estado no termine de oxidarse del todo. Madryn por el contrario está logrando una transición ordenada y sólida que debería traducirse en una ventaja cualitativa ya en diciembre, porque hace varios meses los dos equipos de gobierno el saliente de Ricardo Sastre y el entrante de Gustavo Sastre, vienen trabajando día a día en cada una de las áreas públicas, analizando lo que se hizo, tomando nota de lo que queda en ejecución y punteando lo que falta. Esto es un proceso pocas veces visto y da cuenta, más allá del parentesco, de un compromiso concreto con los objetivos, porque después la ´fama´ -como dicen en la cancha-, sólo viene con el pitazo final.
La diferenciación necesaria
Y si la continuidad de proyecto es una constante que emerge hasta de la imagen de los mellizos, las diferencias de las conducciones políticas seguramente estarán a la vista en poco tiempo, por cuestión de personalidad. “Son idénticos de cuerpo, pero no de alma”, sintetizaría una vecina que puede dar fe histórica de los temperamentos de los hermanos. Y que se notará en la complexión directa y ´al hueso´ que aplica Gustavo, enmarcada con un registro casi radiográfico del escenario en que se mueve y de una dedicación obsesiva en lo que emprende.
Claramente su discurso en estos días dejó claro que sus prioridades serán administrar una ciudad que se sostiene en pilares productivos que hay que ´preservar´ y ´hacer crecer´ como turismo, pesca, aluminio y pórfido. Esas son las patas de la mesa en la que se deberán servir las prioridades sociales con una mirada de conjunto. Para Gustavo Sastre y Noelia Corvalán, la nueva fórmula gobernante de Madryn a partir de diciembre, los lineamientos ya estarían en marcha “con proyectos austeros pero realizables y sostenibles en los próximos meses”, afirman. Parte de ello se sostendrá en un equipo de trabajo nuevo pero que en muchas áreas ya viene en gestión e incluso mantendrán roles. Es el caso de Martín Ebene que se mantendrá en la secretaría de Gobierno con muy buena perfomance.
El costurero innato
Pero todo este proceso político no se podría haber dado en Madryn sin las jugadas fuertes que fue dando Ricardo Sastre, aunque siempre con el consejo y apoyo de su hermano. Ricardo además de culminar ocho años de intendencia, se alzó con la vicegobernación y posiblemente garantizó gran parte del triunfo de la fórmula. Y no sólo eso, que marcando fuerte diferencia con el gobernador con un estilo mediador, ya es visualizado como el negociador privilegiado ante el peronismo nacional. Es que su trayectoria se lo permite: surgido de una pata del dasnevismo, fue diputado provincial por el PROVECh, y llegó a la intendencia por el Modelo Chubut que al final coptó Martín Buzzi, dejándolo otra vez a contrapié. Su falta de arraigo definitivo tanto en el dasnevismo como en el PJ ´histórico´, al fin de cuentas preservó su propia naturaleza dirigencial que ya bien se puede identificar como el “sastrismo”. De hecho, hoy por hoy, Ricardo Sastre mantiene diálogo institucional y gestiona con el gobierno nacional, a la par que intercede en la campaña, como en la mesa donde se definió la bajada de lista de Béliz. Y donde se sentaron Alberto Fernández, Wado de Pedro, Alfredo Béliz, Santiago Igón y Ricardo Sastre. Un rol que pudo cumplir porque para él fue más sencillo dialogar con Beliz dado que fue el primero en también apoyar su candidatura, facilitando el acompañamiento incluso de su par de Trelew, Adrián Maderna y el dirigente petrolero Jorge Ávila. En ese marco, Ricardo ya empieza a ser considerado como el hombre fuerte de Chubut ante los ojos de los que seguramente gobernarán el país a partir de diciembre. Sobre todo porque será un vicegobernador con proyección política, y porque parte de un lugar diferente a la dirigencia rancia y escindida que caracterizó al kirchnerismo y al peronismo provincial.
Tendrá, además la conducción importantísima de una Legislatura que para el oficialismo provincial marcará un hito, ya que en ella por primera vez en muchos años tendrá mayoría propia. Pero Sastre también tendrá que pulsear en ese ámbito con un contrincante político histórico también madrynense y que se arrogará la amplia experiencia legislativa y negociadora que lo caracteriza, como es Carlos Tomás Eliceche. Un espécimen político singular por lo impredecible, pero absolutamente neutralizable para un costurero fino como Sastre que ya logró por ahora, sentarlo en primera fila de los aplaudidores necesarios. Como decía Guy Mollet, después de todo “La coalición es el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo sin que salgan callos”, no? Habrá que ver…