La lucha diaria de Gustavo Sofovich: «Soy un adicto en recuperación»

Productor de La peluquería de Don Mateo y Polémica en el bar, ambos ciclos de América, Gustavo Sofovich estuvo en Intrusos para contar cómo vivió el abandono de Andrea del Boca y su abogado Juan Pablo Fioribello. «Son días muy sensibles para mí porque mi mamá (Carmen Morales, internada en un geriátrico) cumple años hoy y hay otras cosas personales que me suceden. Pero, además, el abogado exigía participar del sketch. Le escribimos algo y le pareció poco. Este chico no califica para sentarse en un programa de televisión. Tiene delirio por la cámara. Andrea se quería quedar y este chico le dijo que no y se fueron tres minutos antes de salir al aire», dijo Gustavo.

Un tema recurrente cuando lo entrevistan es su padre, Gerardo Sofovich. «Cuando falleció hice borrón y cuenta nueva. Tenía 26 juicios y los terminé a todos. Mis hijos (Tatiana, de 28 años y Nacho, de 15) y yo tenemos los derechos de las obras de mi papá, que son 60, pero la mitad no se pueden hacer hoy porque son revistas con elencos enormes y bailarines. Gerardo tenía adicción al juego pero nunca lo aceptó. Ganó muchísima plata, al principio no afectaba si la perdía pero siguió jugando fuerte y la situación cambió. Pero está bien, se la ganaba él y podía hacer lo que quería. A mí me dejó lo suficiente como para no buscar trabajo, y poder recuperarme de mi adicción a las drogas sin preocuparme por pagar el colegio de mis hijos. Muchas veces disfruté de ser el hijo de Gerardo y de mi apellido».

Gustavo también peleó durante años por superar su adicción al juego y a las drogas. «La adicción al juego es peor que las drogas. Y juntas son un combo infernal. Son la oscuridad. Hoy soy un adicto en recuperación porque no tenés nunca el alta. Por eso voy todos los días a los grupos y tengo una vida hermosa que tengo la obligación de cuidar. No soy padrino porque no me siento capacitado todavía, aunque me lo han pedido dos veces. Me convertí en una persona honesta, productiva y responsable y eso hace que mi vida haya girado 360 grados», cuenta Gustavo.

Si bien dice que recuerda perfectamente quién le dio drogas por primera vez, no quiso decirlo. «La primera me la convidaron. Y fui un boludo que no salía en donde se estaba metiendo. Me costó 30 años salir de esa boludez. Hoy me agrada mirarme al espejo y ver la persona en la que me estoy convirtiendo. Me levanto temprano, voy al gimnasio, leo para hacer Polémica. Antes todo era oscuridad y las ventanas de mi cuarto nunca se abrían».

Fuente: La Nacion

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