UN ESTUDIO CIENTÍFICO ESTUDIÓ LA ASCENDENCIA GENÉTICA DE TODA LA ZONA

Madryn es la más europea de la Patagonia

Un equipo de investigación conformado por científicos y científicas de Argentina, Portugal y Brasil, liderado por María Laura Parolin del Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus) del Cenpat -CONICET de Puerto Madryn, demostró, mediante análisis genéticos, que más del 35 por ciento de los y las pobladoras de la región patagónica tiene ascendencia nativa americana.
Aunque estudios previos ya analizaron la estructura genética de las regiones del norte y centro del país, este es el primer trabajo que analiza el mestizaje genético y el origen ancestral de los pobladores de la Patagonia argentina. Para ello, se analizaron 46 marcadores genéticos en 433 personas de las localidades de San Carlos de Bariloche (Provincia de Río Negro), Esquel, Puerto Madryn, Trelew y Comodoro Rivadavia (Provincia de Chubut).
José Luis Lanata, director del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa) y docente investigador de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) y del CONICET, que participó del estudio, explica que el trabajo “complementa los estudios previos realizados por este equipo de investigación en la región Patagónica, donde se analizaron marcadores de herencia materna (ADN mitocondrial) y de herencia paterna (cromosoma), demostrando que el componente nativo se encuentra altamente conservado, principalmente en localidades como Esquel y Comodoro Rivadavia, donde la contribución materna nativo americana alcanza hasta un 78 por ciento de la población”.
La investigación partió de estimar que la composición genética de la población tiene aportes nativo americano, europeo y africano. “La particularidad de nuestra investigación radica en que la información genética obtenida fue analizada conjuntamente con la información genealógica que cada participante aportó completando un extenso cuestionario y con la información histórica de cada localidad, fundamental para comprender y contextualizar correctamente la información genética que obtenemos”, explica Lanata.

Los resultados, en números

La muestra total de Patagonia de esta investigación registró, en promedio, una mayoría de componente europeo, con un 62.1 por ciento de personas con ese origen. Un 35.8 por ciento posee aporte nativo americano, y un 2.1, africano. Sin embargo, al comparar las cinco localidades estudiadas, se observaron diferencias estadísticamente significativas.
Así, Esquel y Comodoro Rivadavia registraron las mayores frecuencias de ancestría nativa americana (52%), mientras que Puerto Madryn fue la ciudad patagónica de mayor contribución europea (75%). Casos intermedios son los de San Carlos de Bariloche y Trelew, que registraron frecuencias similares de aportes nativo americanos (39.5% y 33%) y europeos (59% y 65%). La ancestría africana es de baja proporción en todas las poblaciones estudiadas.
Según la investigación, la relativa alta frecuencia de ancestría nativa americana registrada en Patagonia podría estar relacionada con la incorporación tardía de esta región al Estado Nacional (en 1884), que permitió a las poblaciones nativas mantener su autonomía. También, con el alto flujo migratorio que la región patagónica recibió de otras provincias y de los países limítrofes, principalmente de Chile, con un alto aporte genético nativo americano.
A nivel local, los resultados de mestizaje obtenidos mostraron una fuerte asociación con el lugar de nacimiento de los participantes y sus ancestros, ya que se observó una gran variación entre los lugares de nacimiento de los abuelos para las cinco muestras patagónicas.
Por ejemplo, tanto Esquel (52.4%) como Comodoro Rivadavia (52%) fueron las poblaciones de mayor frecuencia nativa. Sin embargo, gracias a la información genealógica recabada, el origen nativo americano no ha sido el mismo en cada una de estas localidades. En el caso de Esquel, el 25.7 por ciento de los abuelos han nacido allí, lo que demuestra una relativa baja movilidad general de sus pobladores, hecho que ayuda a conservar el origen local. A su vez, el 19.3 por ciento de los abuelos han nacido en Chile. Por su parte, el componente nativo en Comodoro Rivadavia está vinculado a historia de migrantes que han sido atraídos por las ofertas laborales que aún hoy ofrece la industria petrolera. Entre éstos, los investigadores observaron que el 38.2 por ciento de los abuelos son nacidos en Chile y el 18.3 en el Noroeste Argentino. Para el caso de Puerto Madryn, que presentó la mayor ascendencia europea (74.9%), también registró la mayor proporción de abuelos nacidos en Europa (23.7%, igual que en la región central del país). Es una de las localidades patagónicas que históricamente ha recibido la mayor proporción de migrantes europeos.

El estudio de la genética al servicio de otras ciencias

Las diferencias observadas entre las cinco localidades patagónicas estudiadas, e inclusive dentro de la misma Provincia, demuestran la importancia de conocer la historia local, así como el origen de los habitantes y sus ancestros, para la correcta interpretación y contextualización de la información genética en diferentes tipos de estudios, como ser antropológicos, médicos y forenses.
En este sentido, conocer la estructura genética de una población tiene especial importancia en medicina, ya que ciertas enfermedades son más frecuentes en un grupo poblacional que en otro. La medicina latinoamericana, en general, sigue lineamientos internacionales, por lo tanto, muchas veces no se ajusta a las necesidades ni a las características biológicas de una población mestizada con importante componente nativo americano, como es el caso de Argentina y de la Patagonia en particular.
La tendencia mundial es el desarrollo de la medicina personalizada –por ejemplo, conocer el riesgo genético de cada individuo de expresar ciertas enfermedades y entonces recibir el tratamiento preventivo o conocer el riesgo de trasmitir una afección a futuras generaciones-. Según Lanata, “si bien en Argentina la medicina personalizada se encuentra en fase de desarrollo y fuera del alcance de la población general, poder conocer la composición genética de una región permite visibilizar necesidades de una medicina más regional, mediante la construcción de un mapa genético a tener en consideración cuando se elaboran proyectos de investigación médica y se promuevan nuevas políticas de salud”.
Por otra parte, conocer la estructura genética de una población también tiene especial implicancia en ciencias forenses ya que, al igual que en medicina, los kits comerciales son desarrollados en Europa o los Estados Unidos, descartando la posibilidad de incluir marcadores de identificación genética que son característicos de las poblaciones nativas americanas. “Estos estudios poblacionales permiten generar tablas de frecuencias genéticas locales que contribuyan a mejorar la solidez del cálculo estadístico para la identificación de personas y a la resolución, por ejemplo, de un caso criminal”, explica Lanata. (Fuente: Universidad Nacional de Río Negro)

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