HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

No de costado, lateral le dije

Por Javier Arias
javierarias@eldigito.com

Ya estamos terminando octubre, en cualquier momento se nos vienen las fiestas encima, los brindis, las vacaciones, la arena entre los dedos, las cremas protectoras, la playa, el viento y el sucundún sucundún. ¡Qué lo tiró como corre el tiempo! ¡Si hasta ayer estábamos discutiendo si nos poníamos la camiseta de frisa o el pullover tejido! La cosa es que los días se estiran, las tardes se hacen más largas y tenemos esos extensos atardeceres, que nos llaman a suaves caminatas por la playa o a prolongar esa charla vespertina con la nueva empleada de la oficina admirando los colores tenues y pasteles del ocaso sobre el mar. No, sí, ya sé, por estas latitudes el sol minga de ponerse sobre el mar, yo le digo de los reflejos, no se me ponga quisquilloso a la hora de arrastrarle el ala a la novísima adquisición de su empresa, que en estos tiempos de crisis y ajustes, bien por ella que haya tomado a esa beldad y encima la haya sentado cerca suyo. Así que no venga ahora con discusiones tan pueriles como geográficas.
El caso es que la tarde lo encontró cerrando el balance y la nueva señorita lo mira admirando su dedicación y tesón para encontrar esos malditos tres pesos con veinticinco que no dan el brazo a torcer. Por una vez, leal y dedicado lector, deje de lado la eficiencia y el profesionalismo y relájese en esos ojos azules que son como un océano a descubrir. Comience una charla pueril, pero interesante, demuestre que usted es mucho más que un empleado ejemplar y aplicado, haga gala de su creatividad y don de gentes, sea caballero e ingenioso, o sea, ¡levántese a la nueva, caracho!
Una de las herramientas más efectivas a la hora de las conquistas amorosas, o por lo menos de género, es aplicar en este tipo de operaciones lo que los especialistas en la materia denominan pensamiento lateral. Y no, no tiene nada que ver a hacer problemas matemáticos acostados de lado, ni tampoco resolver ecuaciones de segundo grado del hijo del wing izquierdo del Sportivo Don Bosco.
El dichoso término fue utilizado por primera vez en 1967 por el psicólogo, fisiólogo y escritor maltés Edward De Bono para definir el pensamiento creativo, con las palabras inglesas de “lateral thinking”, que significa justamente “pensamiento lateral” o “pensamiento divergente”. Ysi bien el bueno de De Bono –que nada tiene que ver con el atildado cantante del grupo irlandés U2- nunca pensó, por lo menos públicamente, que su descubrimiento sirviera enfáticamente para conquistar mujeres, como sabemos, toda actividad del hombre es con ese fin, mucho más si la idea es ser creativo.
Según De Bono, nuestro cerebro está acostumbrado, por lo general, a abordar los problemas de modo racional, haciendo uso de la lógica tradicional basada en el análisis y siempre refiriéndose a conocimientos previamente adquiridos. ¿Por qué es esto, atento lector? Simplemente porque nos educaron así.
A esta forma, la forma tradicional de pensar, se la llama pensamiento vertical. Y, sin la menor intención de desmerecer a este pensamiento, tan lógico él, lo que pretende significar es que es un razonamiento unidireccional, que fluye de forma lineal, utilizando sólo la información relevante, sin dejar lugar a las intromisiones aleatorias.
Pero en algunas ocasiones este sistema deductivo no nos lleva a ninguna solución, especialmente en aquellas donde se incluye a una mujer en el esquema, por eso muchas veces es necesario aplicar otras perspectivas para la resolución del problema.
Y justamente el hecho de cambiar conceptos, emplear nuevos enfoques, aumentar la creatividad, modificar la percepción, generar nuevas ideas, apartándonos de lo obvio, recurriendo a todos esos caminos alternativos que no estamos acostumbrados a usar, es lo que llamamos pensamiento lateral.
Y no, tampoco es cuando miramos de reojo una minifalda, no.
La cosa es que aunque esos caminos que nos ofrece el pensamiento lateral muchas veces parecen absurdos o ilógicos, terminan por liberar nuestro anquilosado cerebro del efecto polarizador de las viejas y preconcebidas ideas, dando lugar a la perspicacia, la creatividad y el ingenio.
Dicho todo esto, y ya con una extensa base filosófica que avalará sus avances sobre la geografía humana de la nueva empleada, es tiempo de aplicar estos procedimientos teóricos en una práctica empírica que le habilite una verdadera noche de lujuria y placer. O por lo menos una linda amistad.
Los ejemplos del pensamiento lateral más útiles en este tipo de situaciones son esos juegos mentales que después de enunciados deberán ser resueltos alejándonos de las respuestas más directas y lógicas que nos tientan a aplicar.
Arranque con uno bien simple, “En una reunión familiar un hombre saluda a otro con un ‘Hola, padre’. Y éste le responde, ‘Hola, abuelo’. ¿Qué parentesco los une en realidad?
Si la niña, además de bonita, con piernas largas y generosas curvas, además es inteligente y lo saca de una, tenga preparado el segundo.
Dos hombres juegan un partido de tenis al mejor de cinco sets. Cuando termina el partido ambos ganaron tres sets. ¿Cómo es posible?
¿También lo descubrió la muy avispada?
Ataque con uno más ingenioso. “Un oso sale de su guarida, camina 500 metros en línea recta, luego 500 metros más en trayectoria perpendicular a la primera, también en línea recta y después 500 metros más en la misma dirección que al principio pero en sentido contrario y siempre en línea recta. Sabiendo que se encuentra de nuevo frente a su casa, ¿de qué color es el oso?”
¿Realmente lo descubrió? ¿En serio?
A ver con este… Don Felipe una noche consiguió apagar la luz de su dormitorio y meterse en la cama antes de que la habitación quedase a oscuras. Si hay tres metros desde el interruptor de la luz a la cama, ¿cómo pudo lograrlo?
¿Volvió a resolverlo? Hágame caso, huya, no pare de correr hasta que llegue a Rawson, en cualquier momento la nueva empleada lo vende a un emir kuwaitense.

Nota del autor: Datos extraídos de la página web http://www.sabercurioso.com/

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