Por qué a nadie le importa demasiado el resultado electoral del domingo

Por Lazarillo de Tormes

En un año electoral y con una fecha que, según propios y ajenos, es considerada como una “bisagra” en cuanto al sistema de gobierno del país, parecería que el clima electoral en algunas ciudades y, concretamente, en la provincia de Chubut, está muy alejado de lo que fue años anteriores.
La polarización electoral que tuvo lugar en las elecciones Primarias, que superó el 80 por ciento, inevitablemente se repetiría el próximo 27, ya que, a pesar de que haya o no ballotage, el domingo se viviría como un auténtico ballotage respecto de las PASO, con una grieta que alcanzó su máxima extensión, dividiendo las aguas una vez más entre la ciudadanía.

¿Qué pasa en Puerto Madryn?

En la ciudad del Golfo, la atención de la ciudadanía parecería estar puesta en otras cuestiones; por ejemplo, la situación edilicia de las instituciones escolares, tres de las cuales todavía permanecen ocupadas y donde la Justicia busca garantizar que allí se lleven adelante los comicios sin mayores inconvenientes.
La situación económica, apremiante durante este año, también configuró un escenario de descontento en muchos de los que en 2015 habían apostado a un recambio político y se encontraron con un problema mayor, arrastrado por la inflación y la desregulación en las tarifas de los servicios públicos.
Dicha porción de la ciudadanía se divide, a su vez, en dos partes: aquellos que advierten las “malas decisiones” del Gobierno Nacional, y quienes dan cuenta de la “herencia” recibida por parte de quienes gobernaron el país durante casi una década.

¿Golpe de timón?

De manera casi automática, la crisis provincial arrastra varias de sus aristas a las distintas localidades, donde Madryn fue uno de los epicentros de las movilizaciones de estatales, establecimientos ocupados pacíficamente por los estudiantes y ollas populares; un escenario que parecería haberse visto morigerado en los últimos días, pero que continúa exponiendo en reclamo sobre temas aún no resueltos.
De algún modo, la atención local está más puesta en las problemáticas coyunturales que en la elección que determinará si Argentina continúa en el mismo rumbo, o bien si será necesario un “golpe de timón” con el regreso del peronismo; esto último parecería tan probable como posible, habida cuenta de las cifras de las elecciones Primarias. Pero “Argentina es Argentina”, y cada proceso electoral se transita como una película de final abierto: no importa cómo termine, nadie sabe lo que sucederá después.

Desencanto

No obstante, tal vez el mayor desencanto respecto de lo que ocurra el domingo no esté presente en las filas de militantes enfervorizados de un lado y del otro, sino en el “votante medio”, aquél desencantado de la política y al cual la famosa “grieta”, literalmente, agotó su paciencia.
En la mayoría de los países del mundo, las veredas sobre las cuales se construye la política son mayormente dos: demócratas y republicanos, por citar el ejemplo de los Estados Unidos, donde el Congreso es un espacio de constante ‘tire y afloje’ entre las partes, en detrimento de la verdadera política que le importa a la ciudadanía: que sus calles estén limpias, poder llegar a fin de mes, tener seguridad en el barrio, etcétera.

Película repetida

En este contexto, la radicalización de los “K” y los “M”, si se observa a través del prisma político, parecería encaminarse a una batalla digna de una cinta de Marvel.
Pero, por el contrario, si se emplea el prisma del ciudadano medio, o más bien del “indeciso” (hay casi 9 millones en el país), Puerto Madryn parecería transitar una semana donde la comunidad está más pendiente del rumbo que tomará su provincia, que de aquello que ocurra en un eventual próximo gobierno kirchnerista, peronista o macrista.
Lo que verdaderamente es notable es el desencanto que la gente posee respecto de la política en general, a excepción de algunas figuras, y donde las peleas electorales se viven como una batalla que se libra a lo lejos; esto es, lejos de las verdaderas problemáticas a resolver.
Por ello, puede que de aquí al domingo, los vecinos del Golfo lleguen a las urnas a regañadientes, tomando partido de una batalla heredada, que es la eterna dicotomía de los espacios políticos en Argentina. Lo que suceda después, será un final abierto; quizás, de una película tantas veces vista que conforme pasa el tiempo, continua perdiendo espectadores.

ÚLTIMAS NOTICIAS