LA PRESIDENTA DE AMJA HABLÓ SOBRE LA NECESIDAD DE UNA MAYOR PARTICIPACIÓN FEMENINA EN LA JUSTICIA

Tarditti: “La violencia hacia la mujer no es un asunto privado, sino de interés público”

La actual Vocal y ex presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, Aída Tarditi, analizó los objetivos a corto, mediano y largo plazo respecto de incrementar la participación de mujeres dentro del Poder Judicial, así como también en otros sectores del Estado.
Asimismo, la abogada y recientemente nombrada presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de la Argentina (AMJA), opinó sobre las prácticas judiciales en casos de violencia de género, antes de la incorporación de la figura de “femicidio” al Código Penal, y cómo desde entonces ha habido más sentencias con perspectiva de género.
También, remarcó la importancia de normativas como la Ley Micaela para la capacitación de los operadores públicos en materia de género.
Tarditti será una de las principales participantes de las XVI Jornadas Provinciales de la Magistratura y la Función Judicial, evento que se llevará a cabo en el Hotel Rayentray de Puerto Madryn entre el 14 y 15 de noviembre próximos, cuyo lema será “A propósito de los 25 años de la Constitución Provincial de 1994”.
El encuentro también contará con la presencia de funcionarias del Poder Judicial provincial, entre ellas la jueza penal de Puerto Madryn, Patricia Reyes, delegada de AMJA en Chubut y recientemente designada como Directora Suplente de la entidad.

Diario: – En los últimos años ha habido movimientos internacionales como el “#MeToo”, en los Estados Unidos, los cuales han tenido sus correlatos locales, como el caso de “#NiUnaMenos”, exceptuando las consignas de cada uno de ellos. ¿Qué opina respecto del rol del feminismo como eje central de la garantía de derechos para la mujer?

Aída Tarditti: Creo que en primer lugar hay que distinguir lo que son los movimientos, porque estos últimos han sido reconocidos por Naciones Unidas respecto del activismo y estos movimientos globales y en muchos de los países. En nuestro caso, cuando comenzó ‘NiUnaMenos’, realmente fue una movilización espontánea que atravesó e incluyó montones de mujeres que, a lo mejor, ninguna vez en la vida habían salido a la calle tras una consigna. Una de mis hermanas y una amiga, por ejemplo, jamás habían ido a una marcha y se sumaron al ‘NiUnaMenos’. Esos movimientos, que han sido extraordinarios, comenzaron al poco tiempo después de que el Congreso dictara la Ley que incluyó el agravante del femicidio.

D: – Hasta 2012, la figura del femicidio no estaba contemplada dentro del Código Penal.

AT: Exactamente, todavía no estaba en nuestra legislación, y lo cierto es que, si queremos decir que algo está mal, hay que ponerle un nombre. La muerte de una mujer, en el caso del femicidio, tiene una característica particular, y ese ‘nombre’ no estaba todavía.

D: – Este tipo de movimientos, por ende, ha tenido su génesis en el plano enteramente social.

AT: Claro, incluso recuerdo que en 2010 habíamos tenido un encuentro de la Asociación de Mujeres Juezas de la Argentina (AMJA) en la provincia de Catamarca, antes de la inclusión del femicidio en el Código Penal, y fue uno de los temas de dicha actividad, que fue la última en la que participó Carmen Argibay. Fue un reclamo colectivo con las marchas del ‘NiUnaMenos’, por eso los movimientos son muy valiosos; incluso el ‘MeToo’ fue muy liberador. Por ejemplo, en el caso de Córdoba, luego de este último, hubo una revelación hecha a través de un tweet por una periodista respecto de una situación de acoso que había sufrido en su lugar trabajo. Entonces, creo que el rol de los movimientos es ese, liberar el silencio que, a lo mejor, en los casos individuales hace que sea más difícil hablar.

D: – Suele ocurrir, en ocasiones, que al no haber unificación de criterios entre los distintos sectores del Poder Judicial, la Policía y los Estados, se tienda a revictimizar a la persona que sufre un hecho de violencia de género, e incluso algunos procedimientos judiciales son engorrosos para las víctimas. En líneas generales, ¿ha habido cambios sustanciales desde 2012, cuando se incluyó la figura de femicidio en el Código Penal?

AT: Las justicias, en general, en Argentina han tenido cambios en distintos niveles. Si uno toma a la Justicia argentina en general, hace 20 años a estas situaciones no se les prestaba atención, algo que en la actualidad ya no es lo mismo. Hoy, los distintos poderes judiciales provinciales han hecho, verdaderamente, un esfuerzo para adaptar su estructura a este flagelo de la violencia. Uno no puede dejar de nombrar la gran iniciativa de la ministra de la Corte (Suprema de Justicia de la Nación), Elena Highton, con la Oficina de Violencia Doméstica de la CSJN. Ello marcó una impronta a nivel del país y tuvo sus réplicas en los distintos poderes judiciales provinciales, con un espacio adecuado para recibir las denuncias de las víctimas de violencia, y la búsqueda de medidas de protección de la ley. Por supuesto, todo va afinándose cada vez más, y a veces uno piensa que nunca es suficiente.

D: – En el caso de la provincia de Córdoba, ¿cómo funciona la dinámica entre las partes?

AT: Aquí tenemos el Polo de la Mujer, donde está la Policía Judicial, con una unidad especializada para recibir las denuncias y asistir a las víctimas de violencia, y también existe un programa, del Poder Ejecutivo (Provincial), para asistir a las mismas. De todos modos, las denuncias se pueden recibir en todas las unidades de la Policía Judicial de todo el país, tenemos Juzgados especializados y distintas jurisdicciones están utilizando no sólo el botón antipánico, sino también la pulsera dual electrónica y tobillera electrónica para el control del agresor; hay medidas de protección. Sin embargo, es un tema muy complejo, siguen matando mujeres. Entonces, es una lucha y una tarea de largo aliento, principalmente en el plano educativo.

D: – ¿Cuánta injerencia ha tenido la Ley Micaela desde su aplicación y adhesión por parte de distintas provincias?

AT: La verdad es que todos y todas necesitamos una capacitación específica para abordar la temática. Y, culturalmente, hay muchas dificultades para comprender verdaderamente el fenómeno de la violencia para la mujer, y entender que no es un asunto privado, sino uno de interés público, el cual debe mirarse en todo su contexto. A modo de ejemplo, cuando yo estudié Derecho Penal, los libros de la facultad decían que cortar el pelo no era un delito de lesión, porque el pelo crecía; sin embargo, una de las formas de violencia contra la mujer es pelarla. Entonces, eso tiene un significado distinto si uno tiene o no perspectiva de género.

D: – En este sentido, desde 2012, ¿ha aumentado la cantidad de fallos con perspectiva de género?

AT: Sí, es algo que se va viendo a lo largo y ancho del país. Cuando el Congreso de la Nación sacó esta Ley, había mucha desorientación en los operadores judiciales de todo el país, no comprendíamos bien qué era, concretamente, esta modalidad de muerte de las mujeres con sus características específicas. No era cualquier muerte. Esto ha tomado un tiempo, pero ya se ven en la actualidad sentencias con perspectiva de género, excelentes fallos, a lo largo de distintos tribunales del país.

D: – En relación a la estructura judicial, ¿sigue siendo la Justicia, al día de hoy, uno de los mayores exponentes del ‘techo de cristal’ para las mujeres? ¿Sigue predominando la ausencia de presencia femenina en puestos jerárquicos y decisión dentro del Poder Judicial?

AT: Me remito a las pruebas, hay muchos Tribunales Superiores y Cortes (Supremas) de provincia que no tienen ninguna mujer, incluso en el caso de Chubut, no hay ninguna en el Superior Tribunal de Justicia. Y así como ocurre con dicha provincia, hay otras que carecen de mujeres en su estructura. Consecuentemente, una se pregunta, a esta altura, cómo no va a haber al menos una mujer dentro de un Tribunal Superior, si en los poderes judiciales de esas mismas provincias, hay magistradas, abogadas y funcionarias destacadas. Es algo discriminatorio.

D: – ¿Qué opina de las leyes de cupo, o en este caso de igualdad de género? ¿No debería garantizarse por defecto la equidad dentro de todos los estamentos ejecutivos y judiciales, o bien se trata de herramientas normativas que necesariamente tienden a forzar cambios dentro de una estructura considerada patriarcal desde sus inicios?

AT: Hace algún tiempo, uno de los años en los que fui presidenta del Tribunal Superior de Justicia (de Córdoba), me invitaron protocolarmente a una reunión de la provincia en la que se reunía a los tres gobernadores, los tres poderes legislativos y las tres Cortes de las provincias de la Región Centro. En ese salón, encontré justificada la Ley de Cupo (Femenino), ya que eran contadas con los dedos de la mano las mujeres presentes. Todos eran varones a nivel de los poderes ejecutivos, de representantes como los legisladores a nivel del Parlamento nacional como en las legislaturas provinciales y las Cortes; en ese escenario, yo era la única mujer, y me pregunté cómo iban a llegar las mujeres sin una Ley de Cupo a nivel legislativo. En ocasiones he escuchado, y sobre todo el año pasado, cuando se aplicó la Ley de Cupo a nivel del Congreso, debates en los que, por ejemplo, una periodista de mucha formación decía querer ‘llegar por mérito’ y no por cupo. Sin embargo, muchas veces, aún con mérito no se llega. Por eso son medidas de acción afirmativas. Cuando uno tiene sectores históricamente discriminados por razones como el hecho de ser mujer, en algún momento se necesita una acción afirmativa. A lo mejor, en un futuro se da un paso adelante a nivel cultural y esa ley ya no será más necesaria, pero es algo que se nota en las legislaturas y en que antes, en el Congreso, no había esa cantidad de mujeres. Ahora, uno va encontrando más mujeres en el Parlamento. La cuestión es si las mismas podrán llegar a las presidencias de las comisiones, algo que no debe ser sencillo. Y una también ve que, aun cuando hay Ley de Cupo, el primer lugar en una lista es de un varón en la mayoría de los casos, sin una mujer que las encabece.

D: – En el caso de AMJA, como presidenta, ¿qué acciones vienen llevando a cabo para impulsar la participación de mujeres en roles decisorios dentro del sistema de Justicia y el resto de los estamentos?

AT: Nosotras siempre estamos tras el objetivo de la paridad, compartiendo la iniciativa de la equidad de género de Naciones Unidas de un ‘50/50’ para el año 2030. Entonces, desde esa óptica, a través de la anterior excelente presidenta de la Asociación, Susana Media de Rizzo, el año pasado en la Bienal se trató el lema ‘Más Mujeres, Más Justicia’, lo cual formó parte de una extensa campaña por la paridad durante todo el 2018, y es un objetivo permanente de AMJA. Es decir, lograr más espacios para la mujer en todos los ámbitos, no sólo en la Justicia. A nosotros nos corresponde, como organización específica, el de la Justicia.

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