El padre del rugbier más complicado: «Esto fue una tragedia, no son asesinos”
El padre de Máximo Thomsen, Marcial Javier Thomsen, fue el único de entre los más de 15 familiares de los rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa que enfrentó a las cámaras de televisión y a los periodistas que los aguardaban en la entrada del penal de Dolores mientras ingresaban para ver a sus hijos por primera vez en la cárcel. “No sé qué les pasó por la cabeza. No son asesinos”, aseguró minutos antes de las 18. Calificó el hecho como “una tragedia” y dijo “lamentarlo” por la familia de la víctima.
La visita fue breve, duró apenas una hora y ocurrió fuera del sector usual de visita de la cárcel y del horario acostumbrado de visitas, lo que encendió críticas de supuestos privilegios recibidos por los diez detenidos en un penal sobrepoblado, el que tiene mayor tasa de exceso de detenidos en la provincia con 885 encarcelados, incluidos los diez de Zárate. Sus padres les llevaron bolsas con ropa, zapatillas, vasos de plástico y saquitos de té.
Al salir, el padre de Thomsen volvió a hablar. Afirmó que al momento del crimen su hijo “estaba alcoholizado” y que “no se acuerda de la pelea”, aunque “no lo justifica” y que tiene “miedo de no verlo más en libertad”. El delito del que se lo acusa a su hijo, homicidio agravado por premeditación y alevosía, contempla la pena de cadena perpetua.
También aseguró que intentó llamar al padre de Báez Sosa: “Traté de llamar un montón de veces. No sé qué decirles. Si yo tengo el dolor que tengo, no me imagino lo que siento ellos”.