LOS BONOS SOBERANOS COMENZARON LA SEMANA CON BAJAS POR LA CAÍDA DE LOS TÍTULOS DE BUENOS AIRES. NACIÓN ANTICIPÓ QUE NO ASISTIRÍA Y VARIAS PROVINCIAS ENTRARON EN PÁNICO. A CHUBUT YA LE ANTICIPÓ LA IMPOSIBILIDAD DE MÁS EMISIÓN DE BONOS. FONTANA 50 TRABAJA CONTRARRELOJ PARA PRESENTAR UN REPERFILAMIENTO DE DEUDA. LA UTOPÍA NECESARIA DE PENSAR EN PRODUCIR MÁS

Ni bonitos ni baratos

Por Trivia Demir

El arranque de semana estuvo signado por el efecto de caída de bonos y resonada del riesgo país que provocó la provincia de Buenos Aires y un vencimiento inmediato que no contaría con ayuda de Nación. La experiencia bonaerense con un default en puerta hizo temblar la administración chubutense por la similitud de compromisos en dólares a afrontar, en un mes donde aún no se pudieron pagar los sueldos de diciembre, y con un antecedente de la administración central que ya anticipa lo que vendrá.
A su vez, el posicionamiento de Nación a su vez da por descontada la imposibilidad de emisión de más bonos provinciales. Esta es uno de las principales negativas con las que se encontró el gobernador Mariano Arcioni al plantear la necesidad de acceder a más deuda para financiar la deuda que va venciendo en estos primeros meses. Desde la cartera de Guzmán dieron un rotundo “no” a la emisión de más bonos, por lo que le queda a Chubut es plantear un reperfilamiento de su deuda que pueda anclarse tal vez con la negociación nacional, para la cual se espera que no pase del 30 de marzo.

´No hay que mostrar las cartas´

Así las cosas, los bonos soberanos comenzaron la semana con bajas, principalmente empujados por la caída de los títulos de la provincia de Buenos Aires que ante el riesgo de default por imposibilidad de pago de vencimientos previstos para enero, por 571 millones de dólares. Y sobre todo luego de las declaraciones del ministro de Economía, Martín Guzmán, se desplomaron hasta 7,3 %. Por un lado, se vislumbra que la negativa pública de asistencia buscó contraponer un rumor que daba por sentado que las arcas nacionales irían en rápido salvataje del mayor distrito nacional. Eso podría habilitar a otras provincias a reclamar el mismo beneficio. Y, su vez, daría una imagen contradictoria en medio de un proceso de renegociación con acreedores.
Nada de eso quieren en Nación. «No hay que mostrar las cartas en estos momentos», suele repetir Alberto Fernández y la frase también se escucha en los pasillos de Economía. Pero al mismo tiempo lo dicho por el «niño mimado» del premio Nobel Joseph Stiglitz provocó una caída de los bonos y la apertura de un tiempo de incertidumbre que podrían mostrar -puertas afuera- fisuras en el frente político gobernante.
La Nación y la provincia de Buenos Aires se parecen bastante en términos financieros: tienen grandes vencimientos en períodos muy cortos y en paralelo.

El mundo, saturado de bonos

Entre otras cosas, la negativa a la emisión tiene un contexto global alarmante. La banca internacional advirtió ya por el récord de endeudamiento mundial con bonos. Las bajas tasas de interés llevaron a la deuda en bonos a dispararse a casi 120 billones de dólares en todo el mundo, de acuerdo a los datos del Banco de Basilea, y según un informe de Marcia Dell’Oca. El Instituto Internacional de Finanzas (IIF), el centro de investigaciones de los principales bancos del mundo indicó que el nivel de deuda mundial emitida por se acercaba a los 120 billones de dólares en el último trimestre de 2019, cifra récord en la historia de las finanzas.
Esta vez no fueron guerras ni recesiones, sino la prolongación de las bajas tasas de interés tras la crisis financiera de 2008 lo que llevó al mundo a un nuevo récord de deuda, en particular en manos de mercados emergentes y más específicamente de los gobiernos deficitarios.

Cambio de escenarios

Mientras que para la Argentina ya el endeudamiento se volvió imposible con el riesgo país arriba de los 1800 puntos básicos y los mercados de capitales se cerraron en 2018 (como también le sucedió a Turquía), en el resto de mundo continúa creciendo el endeudamiento: de los 20 billones de dólares en 1995, pasó a los 55 billones en 2005, para amesetarse en el orden de los 100 billones entre 2012 y 2015 y volver a acelerarse en los últimos cuatro años. «Una de las características más llamativas de las era post-crisis es la creciente dependencia de los mercados de capitales en un entorno de bajas tasas de interés. Igualmente sorprendente ha sido el incremental acceso al mercado de los mercados emergentes: estos dan cuenta actualmente del 25% de toda la deuda global, cuando antes de la crisis era del 10%», destacó el boletín del IIF.

La gran burbuja

Pero el crecimiento más voluminoso, vino del lado de los déficits presupuestarios de las economías maduras «donde los Estados Unidos y Japón llevaron la delantera», detalló el reporte. Pero también del mayor ahorro global, del envejecimiento de la población mundial y la necesidad de invertir para el futuro, la nueva tecnología y la mejora en el acceso al mercado de renta fija.
«Uno de los resultados es que el volumen de deuda con rendimientos negativos asciende a unos sorprendentes 11,5 billones de dólares hacia el final de 2019, prácticamente el 10% de todos los bonos del mundo, incluso a pesar del crecimiento sostenido de las nuevas emisiones de deuda», agregó el IIF.
Mientras que para algunos como el asesor financiero Miguel Boggiano, estas cifras son razón suficiente para no invertir en bonos del sector público de ningún país ni en bonos de empresas (obligaciones negociables), el grueso de los inversores parece tener un apetito por deuda más resiliente: salvo un movimiento modesto hacia los papeles del Tesoro de los Estados Unidos con la escalada en el conflicto con Irán, la tolerancia al riesgo se mantuvo elevada.
«Esta tendencia refleja la actual desconexión entre el riesgo geopolítico y los mercados de capitales inundados de la liquidez del banco central. Las condiciones financieras siguen brindando soporte: en los Estados Unidos están en su punto más relejado desde Julio y en la Unión Europea no han sido tan acomodaticias desde 2014», agregó el reporte.

A pensar en producir más

Tal como describe en un acabado informe IERAL, el gasto público fuera de escala, los déficits fiscales recurrentes, los cepos y/o el endeudamiento como instrumento de financiación, constituyen un combo que en la Argentina reconoce un común denominador: la falta de desarrollo sustentable por un tiempo prolongado. La dificultad para crecer es la que llevó a distintos gobiernos a la búsqueda de atajos, siendo el endeudamiento uno de ellos. Esa es la verdadera relación de causalidad entre crecimiento y deuda, y no a la inversa. Por ende, un arreglo razonable con los acreedores en este 2020 es una condición necesaria, pero de ningún modo suficiente, para lograr que la economía pueda encarrilarse en un horizonte de mediano y largo plazo.
Para Chubut, una provincia que rebosa recursos naturales, el gran desafío de siempre no sólo de ahora según remarcan los expertos, sería comenzar a disponer de parte de los ingresos del petróleo a impulsar desarrollos productivos sustentables incluso con modalidades de emprendimientos mixtos. Pero para ello reducir el déficit fiscal es impostergable. Habrá que ver…

Fuentes: NA, ADNS, LPO, Infobae, Ieral, propias.

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