LA NECESIDAD DE REDEFINIR LA MATRIZ PRODUCTIVA INVITA A UNA PROFUNDA REFLEXIÓN SOCIAL

Por qué la “lucha contra el hambre” es una decisión ética más que una acción política

Por Lazarillo de Tormes

La amplia convocatoria que tuvo lugar en Puerto Madryn el pasado jueves, dejó entrever varias aristas de una problemática inicialmente definida como el “hambre”, pero que, a ciencia cierta, arroja varias aristas y aspectos sobre los cuales vale la pena reparar.
Distintas experiencias y propuestas fueron vertidas sobre la mesa de debate, en el marco de un programa nacional que invita a “luchar contra el hambre” pero que no se limita únicamente a la cuestión alimenticia, sino también al acceso a la educación y a la salud; estos últimos, factores de suma importancia para la inserción plena de la ciudadanía en el colectivo social, y para su posterior desarrollo, claro está.

Punta de lanza

Hay quienes afirman que “el hambre, en el tercer mundo, es una cuestión política”, y dicha afirmación no podría ser más acertada, si se tiene en cuenta que la falta de acceso a una alimentación saludable, en un país que produce alimentos para 10 millones de personas más que el total de la población, es cuanto menos paradójico.
Tomando al hambre como concepto de carencia, la iniciativa local también tuvo su “sello propio”, considerando que Puerto Madryn fue el primer municipio del país que presentó el proyecto para la creación de un Consejo Municipal de Lucha contra el Hambre, un órgano que se encargará de replicar lo establecido en el programa nacional, adaptado a la realidad local.

Madryn, complicada pero “diferente”

Y si a la realidad local nos referimos, el escenario no es el ideal -¿acaso alguno lo es?- pero se encuentra varios escalones por encima de otras ciudades del país; según información de una especialistas del CCT Conicet-Cenpat, la “baja talla” según la edad para una muestra de 3 mil niños en la ciudad del Golfo, arrojó tan sólo un 4 por ciento de personas alcanzadas por dicho indicador.
Asimismo, si bien el desempleo ha hecho estragos a nivel local como en el resto del país, difícilmente se observa en Madryn a personas en situación de calle, y con la proliferación de comedores y merenderos, la llegada de alimentos a la población no es ideal pero sí constante, aunque no haya desnutrición.

Mirar hacia adentro

Todo parecería indicar que la “lucha contra el hambre” también obligará a los distintos sectores a luchar, un poco, contra sí mismos; así como la solidaridad no es lo mismo que la caridad, la premisa de organizaciones, empresas, sector público y otros será, a partir de la nueva consigna, buscar alternativas que permitan paliar el impacto de la crisis en la población, aunque ello no signifique un incremento en la tasa de beneficios o una ganancia personal o empresarial.
El compromiso parecería ser más de carácter ético que económico, y en este aspecto, el encuentro en la UTN de Puerto Madryn se constituyó como una postal alentadora, ya que lejos de haber sido una catarsis o una terapia grupal, la realidad encontró a distintos actores de la escena local relatando sus experiencias e incluso acercando propuestas para fortalecer el desarrollo económico local.

La educación, eje central

“El crecimiento demográfico ensamblado con políticas adecuadas de desarrollo precede al crecimiento económico”, sostuvo un reconocido sociólogo en un estudio reciente, que analiza el hambre como problemática de las sociedades actuales.
Al mismo tiempo, el autor indicó que “la educación es uno de los instrumentos más eficaces para reducir el hambre y la pobreza” y que “la falta de educación reduce la productividad, las posibilidades de empleo y la capacidad de obtener ingresos, y conduce directamente a la pobreza y al hambre”.

Cambiar la estructura

Otro aspecto vertido en un segundo informe invita a “entender los problemas alimentarios como resultado de la configuración de una estructura que somete a la población afectada a nuevas condiciones biológica, desnutridos o mal nutridos; y nuevas condiciones sociales (dependientes, ayudados, subsidiados en la dimensión más básica del ser humano).
Esto último deja entrever que, evidentemente, la solución para paliar el hambre no consistirá necesariamente en una inyección de fondos o en repartir capital entre los sectores más vulnerables, sino, precisamente, en paliar las necesidades más urgentes, para luego redefinir matrices y estructuras que permitan un desarrollo adecuado de las diferentes áreas que hacen a la economía local, y donde Puerto Madryn no constituye una excepción.

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