Radiografía de las dudas
Por Trivia Demir
La primera semana del año puso en jaque la forma en que va a encarar la relación la Nación con la Provincia. Porque no terminó de acomodar sus posaderas Alberto en el sillón de Rivadavia, cuando ya estaba golpeándole la puerta el bueno de Mariano. En los equipos nacionales tienen claro que todo bien con el federalismo, pero primero hay que salvar la nave insignia antes de repartir salvavidas a diestra y siniestra. Aun así, y pese a que se temía el ´primer sapito del año´ tal el escueto informe desde Rawson sobre los resultados de la gestión, finalmente Nación accedió a un auxilio a varias provincias, entre ellas a Chubut. Eso sí, lo dejó absolutamente documentado en Boletín Oficial y lejos de ser préstamo por ATN que es lo que pretendía el arcionismo, le dio adelanto de coparticipación, que le debitaría en 30 días del próximo envío. Más allá de las especulaciones de la falta de anuncio desde Rawson porque se iba usar el dinero para ´otras cosas´ que no fuera cumplir con sueldos, lo cierto es que no se habría amplificado la posibilidad para dejarle el anuncio oficial a la Nación. Lo que sí está claro es que Alberto no es Mauricio, cuya gestión reprochó no pocas veces a Arcioni que desconocía ayudas o cambiaba las versiones territorio adentro. En el caso del equipo de Guzmán ya habrían tomado nota de eso ´pecadillos de desmemoria´, y entonces en esta etapa todo se publicaría oficialmente como manda la regla de oro del buen vínculo con el interior.
Ordenar el desorden
Tal como lo describe Miguel Rouco, la cornisa del vínculo federal por donde deberá caminar este primer año la Nación, es bien fina, ya que “la falta de control de los presupuestos provinciales vuelve a poner sobre la mesa, la inviabilidad de muchos estados que no pueden valerse de sus propios recursos. De esta manera, las provincias vuelven a poner en peligro la salud financiera de la Nación, tal como ocurriera en otras tantas oportunidades, a lo largo de la historia. Sin tapujos, las provincias ´se comieron´ todos los recursos disponibles y están al borde de la quiebra. Todavía la situación no está desmadrada. Todavía la Providencia no quiso que se emitieran las ´cuasimonedas´ y con ello estafaran a medio país y falsificaran moneda, en clara violación a la Constitución, para luego tener que ser rescatadas por todos los contribuyentes”, afirma el columnista.
Por supuesto que el caso chubutense es bien distinto porque los últimos dos años el gobierno de transición de Arcioni, hizo y deshizo bajo contemplación pública de esa singularidad desgraciada que le tocó de representar ´un gobierno post mortem´. Y una de las primeras medidas fue la cesación de pagos a proveedores y la implementación -siempre parcial y discrecional- de papeles denominados Ticadep que en algunos casos canjearía el banco con descuentos y diferencias de valores alarmantes.
Mapa complicado
En el resto del país, la situación no es mucho mejor, pero se han salvado de los defalcos y escurrimientos que están siendo juzgados en Chubut y de los que aún no se recuperó nada que compense el agujero público que recae en la gente y sobre todo en los agentes del estado. Según Rouco, hay provincias que sólo alcanzan a cubrir el 20 por ciento de sus gastos con recursos propios y el resto son giros desde el gobierno federal, todo por mala administración. También hay provincias con índices de pobreza y mortalidad infantil similares a los de países africanos y cuyos gobernadores construyen estadios de fútbol o autódromos multimillonarios, cargando sus problemas financieros al resto del país. Chaco, que se jacta de no tener desempleo, no tiene dinero para pagar sus gastos. Capitanich, el mismo que rompía los diarios en las conferencias de prensa cuando era jefe de gabinete de CFK, pide socorro a través de los medios. “Al igual que en el fin de la Convertibilidad, las provincias llevaron a la quiebra a la Nación. ¿20 años después ocurrirá lo mismo?”, se pregunta el analista.
Una metodología a desandar
El intrincado reparto de los recursos coparticipables y la cesión de facultades recaudatorias a la Nación, transformó la relación financiera en una dependencia casi excluyente del dinero nacional. El descontrol fiscal y financiero, a pesar de los millones de pesos que se giraron desde el poder central, llevó a muchas provincias a tomar deuda a tasas impagables. Por caso, la provincia de Buenos Aires deberá hacer frente a un vencimiento de un bono de 750 millones de dólares colocado a una tasa de 10 ⅞, una rentabilidad multimillonaria para un préstamo en moneda extranjera.
Por eso, destaca que “Al riesgo país, hay que colocarle el riesgo provincial. Esos bonos provinciales, aun con garantías de recursos coparticipables y/o de regalías hidrocarburíferas, mineras o hidroeléctricas, están calificados por las agencias de riesgo crediticio con las peores notas, lo que impide que fueran adquiridos por bancos, grandes fondos de inversión o de pensión.
Esos títulos fueron adquiridos por inversores con un apetito voraz por el riesgo, en busca de altísimos rendimientos y que no van a dudar de llevar su reclamo a los tribunales extranjeros, a menos que la Nación rescate esos bonos. Eso fue lo que ocurrió en el último default cuando la Nación tuvo que rescatar toda la deuda provincial cuyo pasivo ascendía a unos 24.000 millones de dólares y hubo que meterlo en la negociación global.
Finalmente, a los acreedores se les cambió la deuda original por un bono (BOGAR 2018) y se les licuó el monto original a 16.000 millones de dólares”, destaca.
Ahora, el rescate a cinco provincias por 5.650 millones de pesos sirve sólo para evitar el default inmediato. La estructura de gastos de los estados provinciales está desbordada y no cuentan con recursos propios para financiarlos. El auxilio financiero sólo evitó el colapso inoportuno que sobreexpondría muchísimo al gobierno de Alberto apenas a días de comenzado el año, pero a expensas de los contribuyentes asfixiados a impuestazos.
Sin margen de error
En todo este marco, lo que la Rosada le impuso a Arcioni para seguir asistiéndolo no trascendió en detalle pero tiene un punto excluyente: Si Arcioni en febrero puede mostrar un camino de solvencia, Guzmán autorizaría la emisión de la Letra provincial por $1.500 millones con los que cubrir los gastos pendientes. Aunque, mal que nos pese, con un déficit anual de 11 mil millones, no se trata de un mes o dos los que aún habrá inconvenientes de más de mil millones. De hecho, Nación le pediría de fondo un achique concreto del estado elefantiásico que ostenta la provincia, o no podrá pagar su deuda externa, sostener los sueldos y mucho menos seguir el tranco de aumentos y paritarias que pretende Nación.
Para el equipo de Fernández no hay margen de las provincias a desacoplarse de los planes macro. Por ahora, el Palacio de Hacienda está quemando los recursos que tiene a su alcance. Ya agotó la utilización de las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, para usarlos en el pago de los servicios e intereses de la deuda. No tiene más ahorros a su alcance y ahora se está lamentando de haber renunciado a los desembolsos del FMI.
Para colmo, la Casa Blanca cerró las puertas a la administración de los Fernández, debido no sólo a su posición frente al régimen de Maduro sino también frente a la teocracia iraní. Esto significa que Washington restará apoyo a la Casa Rosada frente a una eventual renegociación con el Fondo Monetario Internacional.
Ahora, la posición argentina depende de lo que exclusivamente pueda desarrollar el tándem Joseph Stiglitz-Martín Guzmán. Según trascendió entre expertos en negociaciones de deuda, la propuesta que va a plantear Buenos Aires a los acreedores será muy agresiva y con una gran quita en el valor nominal de los bonos, habida cuenta de la falta de recursos con que cuenta el gobierno argentino.
El ministro Guzmán quiere acelerar los tiempos para aprovechar que la Argentina aún está pagando servicios e intereses, lo cual puede favorecer una negociación firme y agresiva. Si se demora, a juicio del Palacio de Hacienda, la oferta deberá ser mucho más blanda. En el medio, muchos fondos de inversión juegan con la escasez de fondos de la Argentina y apuestan a una caída abrupta de la paridad de los títulos, para salir a comprarlos por centavos, y luego esperar a la Argentina en los tribunales neoyorquinos.
En las próximas semanas, el país se juega mucho, máxime si muchas provincias, entre ellas Chubut que afrontará este año vencimientos por 125,7 millones de dólares, el primero de los cuales opera durante este mes de enero, con un total de 17 millones de dólares, no logra cancelar vencimientos de su deuda y dispara el apetito de los fondos buitres. Habrá que ver…
Fuentes: NA, Boletín Oficial, cienradios.com, AF, propias.