LA COMUNIDAD RENDIRÁ HONORES A LOS 25 FALLECIDOS EN EL INCENDIO DE 1994

Se cumplen 26 años de la tragedia de los bomberitos de Puerto Madryn

El martes tendrá lugar, como cada año, un nuevo aniversario de la denominada tragedia de los “Bomberitos”, el siniestro ígneo más grave en la historia de Puerto Madryn, que les costó la vida a 25 jóvenes de entre 11 y 23 años de edad, el 21 de enero de 1994.
Desde entonces, el hecho repercute año a año como un emblema de la memoria colectiva, invitando a la comunidad local, e incluso nacional, a rendir honores quienes se vieron sorprendidos por un incendio de campos al noroeste de la ciudad.
Actualmente, el servicio bomberil de Puerto Madryn cuenta con un importante equipamiento, acaso la contracara de los recursos con los que contaba la profesión hace veintiséis años, incluso en términos nacionales.
La jornada de memoria tendrá lugar a las 9:30 horas de la mañana, en las inmediaciones de la Plaza San Martín, donde se realizará la tradicional formación y se colocará la ofrenda floral en el monumento; a las once se hará el responso en el Panteón de Bomberos Voluntarios y, posteriormente, a las 12:30 horas colocarán una ofrenda floral en la Plazoleta Kona Mapú (“Tierra de Héroes”) del barrio Mapú Ngefü.

La actualidad bomberil

El cuartel ubicado sobre la calle San Martín, donde funciona la Asociación Bomberos Voluntarios, disponía hasta el año pasado de 65 integrantes, 11 de ellos empleados fijos y el resto, voluntarios; sin embargo, por cuestiones laborales, hubo 12 bajas en las filas de los bomberos, lo que redujo dicha cantidad a un total de 53.
Asimismo, se prevé para este año que unos 20 aspirantes comiencen al capacitación, lo que a fin de cuentas terminaría por inyectar al sistema bomberil una importante cantidad de nuevos voluntarios, aunque acaso esta última no sea la óptima; principalmente, por el crecimiento demográfico que Puerto Madryn ha tenido en los últimos años.
En la misma línea, la Asociación cuenta con tres choferes y se analiza actualmente la incorporación de un cuarto conductor; cinco móviles son los que hoy funcionan dentro del servicio, y en los próximos días arribaría un sexto autobomba destinado a tareas de rescate; se trata de un Mercedes Benz Atego 1726 con tecnología de punta.

Rescate urbano

Por otro lado, la entidad ya adquirió el chasis para la preparación, una vez arribado a la ciudad, de un Mercedes Benz Acello 1036 de alta tecnología, que será destinado a tareas de rescate urbano e incendio; por sus dimensiones, menores a las de una autobomba, el vehículo será utilizado mayormente para intervenciones en calles angostas, como ocurre en sectores de la zona norte, donde los pasajes impiden, muchas veces, que ingresen rodados de gran porte.

“Hubo un antes y un después”

En diálogo con El Diario, el titular de la Asociación Bomberos Voluntarios y presidente de la Federación de Bomberos Voluntarios de Chubut, Gastón Alcucero, sostuvo que “más allá de las pérdidas lamentables que nunca vamos a poder recuperar y terminar de entender por qué pasan este tipo de cosas, sí podemos decir que, luego de 26 años, ha corrido mucha agua debajo del puente” y planteó que, luego de la tragedia, “hubo un antes y un después a nivel nacional, porque en aquél entonces era común, en relación al hecho de que hubiera menores, que los cuerpos de bomberos tuvieran presencia de estos últimos; lamentablemente, a nivel local nos tocó pasarlo y ello terminó dándole al importancia a este servicio público de bomberos como la profesión más riesgosa sobre la faz de la Tierra, y dotarla de política pública con contenidos, lo cual trajo aparejada la capacitación, sobre todas las cosas, como un eje insoslayable de cualquier institución”.

Reducir el riesgo

Además, el titular de la Federación de Bomberos de Chubut resaltó los cambios que inevitablemente le sucedieron a la tragedia, entre ellos la provisión “del equipamiento con el que debe contar el bombero para poder prestar un servicio público de emergencias, en términos de eficiencia y calidad” y planteó que “de esa manera es posible contrarrestar o mitigar los riesgos que de por sí tiene la profesión; a eso se sumó que, en los tiempos en los que vivimos, la ciencia avanzó muchísimo y las investigaciones sobre este tipo de incendios, que son muy violentos”.

Otra mirada

Por otro lado, Alcucero expresó que “el hecho en sí de que nuestros compañeros hayan caído en el cumplimiento del deber, más allá del dolor que provoca, no debe caer en ‘saco roto’, y uno debe honrar esta memoria y aprender de lo que ocurrió, para no volvernos a equivocar en lo que a nosotros nos respecta como institución”, sumando a ello que “hoy en día, con la ciencia, la tecnología, los medios informáticos y la manera de actuar frente a estos grandes siniestros como el ocurrido en 1994, es posible abordar estas situaciones desde otra perspectiva, con una mayor dotación de elementos, infraestructura, equipamiento, herramientas y todo lo que hace que podamos trabajar en mejores condiciones”.

“Ellos están presentes siempre”

Sobre esto último, el titular de la Federación reconoció que, a su entender, “no hubo Justicia porque obviamente, en aquél entonces, había responsables máximos en distintas esferas y, en definitiva, nunca se determinó esa responsabilidad, reclamo que llevan adelante los padres y que año tras año expresan a través de sus palabras” y remarcó que “nuestra manera de dar Justicia a esa pérdida irreparable es honrándolos con la memoria y siento absolutamente profesionales; de esa manera, entendemos que los 365 días del año ellos están presentes en nuestra manera de actuar, de conducir a la institución, de participar en un evento, en un servicio y en una emergencia”.

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