ABUSO TRIBUTARIO: EN LA ARGENTINA YA SE PAGAN 166 IMPUESTOS Y NACIÓN AVANZARÍA AHORA CON NUEVAS VALUACIONES FISCALES DE LOS INMUEBLES DE TODO EL PAÍS. REACTIVAN EL OFEVI CON CRITERIOS QUE IMPACTARÁN FUERTE EN LAS PROVINCIAS SUREÑAS, COMO CHUBUT. ARCIONI INSITIRÁ CON EL IMPUESTO A LAS ´DONACIONES´ DE BIENES

Basta de pagar

Por Trivia Demir

Tras la peregrina y presuntamente inconstitucional idea del gobierno de Chubut de gravar la trasmisión gratuita de bienes nada menos que con un 10% del valor del bien, un tema que está en la ´gatera´ para ser tratado en la sesión que se pueda, y por la que ya los profesionales de toda la provincia estarían listos para interponer un recurso, ahora se vendrán otros ´ajustes´ recaudatorios que Nación impulsará de la mano de las provincias, siempre y cuando no haya más inconveniencias políticas como la gestión Arcioni, que ´pinchen la piñata´ antes de tiempo y con demasiado ruido. De hecho ya autorizó a los subsoberanos a subir impuestos, y de acuerdo a las informaciones de último momento la gestión del presidente Alberto Fernández avanzaría con la revolución social post-macrista y las nuevas valuaciones fiscales de los inmuebles de todo el país.

Ataque recaudatorio

Dicen que retomará una comisión interprovincial que se había creado en 2018 con la intención de que este mes se contara con un registro indicativo, pero no se alcanzó el objetivo. En promedio, en las provincias la valuación fiscal no supera el 25% del valor de mercado de los inmuebles (aunque hay una gran dispersión entre distritos), lo que impacta en el nivel de recaudación de los impuestos que gravan la propiedad, especialmente el inmobiliario.
Voceros del Ministerio del Interior -del que depende el organismo que se creó y que está integrado por diferentes organismos nacionales y las provincias- habrían confirmado que el programa «va a seguir en marcha», aunque advirtieron que todavía la administración está en una «etapa distributiva, en pleno acomodamiento», lo que podría implicar que pase un tiempo adicional antes del reinicio de esas tareas.
Las fuentes consultadas no arriesgaron cuándo podría haber un registro indicativo de nuevas valuaciones. En poco más de un año que lleva creado el organismo no se logró la meta propuesta. La respuesta, por ahora, es que «se seguirá trabajando», sin mencionar plazos.
El año pasado hubo varias reuniones del Organismo Federal de Valuaciones de Inmuebles (Ofevi), pero no se avanzó en nada operativo; incluso representantes de distintas provincias estuvieron en Córdoba -donde se realizó la primera reunión del Ofevi- para analizar el modelo de actualización que la provincia instrumentó en 2018 y que, desde entonces, impacta en el cálculo del Inmobiliario en este distrito.

El sabueso robótico que mete miedo

El modelo cambió el enfoque tradicional del cálculo y, con aplicación de herramientas de inteligencia artificial, procesa grandes volúmenes de datos del mercado inmobiliario. En general, los catastros provinciales valúan el metro cuadrado tomando parámetros de entidades como la Cámara Argentina de la Construcción, el Colegio de Arquitectos o el Indec. Así, entre el 80% y el 90% del valor está dado por el inmueble propiamente dicho y no por la tierra, sobre la que impactan las mejoras que se van realizando en la zona.
Más allá de los valores que establezca el Ofevi, las provincias tienen autonomía para fijar las valuaciones y las alícuotas del Inmobiliario. El pacto fiscal alcanzado en 2017, que quedó suspendido por un año, establecía que esas alícuotas debían moverse en un rango de 0,5% a 2%.
Hay dos factores que inciden en el Inmobiliario: la valuación fiscal de la propiedad y las alícuotas del impuesto. Si solo se modifica el segundo ítem, las consecuencias alcanzan solo y directamente a ese impuesto. En cambio, si se modifican las valuaciones de los inmuebles, los cambios también inciden en otros impuestos, como Bienes Personales (un impuesto nacional), y en las tasas municipales que toman ese parámetro como base de cálculo.
Hay provincias -la mayoría del norte del país- que llevan más de diez años sin actualizar las valuaciones. En gran medida, esta conducta explica que los impuestos patrimoniales impliquen una media del 25% de la recaudación global de cada distrito y que, en cambio, ganen participación los tributos que gravan la producción, como Ingresos Brutos (hay casos en que este impuesto alcanza el 80% de los ingresos propios totales de una provincia).

Recaudación, en baja

Según datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) a 2018, el Inmobiliario equivalía al 7,7% de la recaudación total de las provincias y el 0,393% del PBI. Un trabajo del Cippec de 2014 repasaba cómo ese impuesto mostraba una tendencia descendente desde 1990. De 1991 a 2010 se redujo de 0,66% a 0,35% del producto, a pesar de que la presión fiscal total en la economía aumentó de 18,4% a 33,5% en los mismos años.
Según datos oficiales, en la Argentina la recaudación por impuestos a la propiedad representa el 0,9% del PBI, mientras que en los países avanzados ronda el 2%. El costo político de las subas de los tributos patrimoniales es mayor y por eso hay administraciones que, mientras pueden, evitan los cambios. Está claro que – como en varias ciudades de Patagonia- el valor del metro cuadrado establecido databa de 1994 o incluso de antes. Por eso, en las primeras reuniones del Ofevi hubo consenso en que las valuaciones deben llegar al 70% del valor de mercado en las ciudades más importantes.

Más presión impositiva

La intentona sin embargo empieza a arrastrar opiniones a favor y en contra, pero más lo último que lo primero. Es que básicamente mucho de estos ´ajustes´ recaerán de lleno en la clase media, porqué está claro que la más alta tiene mecanismos de registros bastante diferentes a los del catastro oficial. Y desde ya la carga impositiva Argentina no da para más, en un país que viene a los barquinazos en sus ingresos.
Según un informe de Infobae, la presión de tributos es descomunal. “La cuenta es contundente: 42 impuestos nacionales, 41 impuestos provinciales, 83 “tasas” municipales. Total: 166 tributos que pesan sobre cualquier posesión o actividad en la Argentina”.
El Vademecum Impositivo, un completo trabajo de búsqueda por todos los niveles de gobierno que realiza el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que encabeza el economista Nadin Argañaraz, será actualizado durante este mes de febrero. La edición 2019 arrojaba 163. La Fundación Libertad y Progreso lo tomó y sumó dos del período, como el impuesto PAIS. La lista incluye desde los impuestos más conocidos y fiscalmente rendidores para la AFIP, como el impuesto a las Ganancias, el IVA, el impuesto a los Bienes Personales, los “Derechos de Exportación” (más conocidos como “retenciones”) y el impuesto al cheque hasta los “derechos”, “contribuciones” y “tasas” más extravagantes.
Una categoría aparte, siempre entre los tributos “nacionales” son los “impuestos internos”, de los que muy pocos se salvan: tabaco, bebidas alcohólicas, cervezas, bebidas analcohólicas, jarabes, extractos y concentrados, champañas, objetos suntuarios, vehículos automóviles y motores, embarcaciones y aeronaves de recreo o deportes, productos electrónicos, seguros y telefonía satelital.

Buenos para cobrar

La creatividad tributaria no se agota allí: también están los impuestos sobre los combustibles líquidos y al dióxico de carbono, a la energía eléctrica, el impuesto “de emergencia” a los cigarrillos, a los espectáculos cinematográficos, aquel que se destina al “Fondo Especial del Tabaco”, el recargo al Gas Natural, el impuesto al juego, y también, por supuesto, los Derechos de Importación, la tasa de estadística y el impuesto a la renta financiera.
“Argentina es un infierno tributario, es uno de los países con mayor presión fiscal del mundo”, le aseguró Martín Litwak, CEO de Untitled, una boutique de servicios legales especializados en planificación patrimonial internacional, y autor de “Cómo protegen sus activos los más ricos y por qué deberíamos imitarlos”, libro que presentó en Punta el Este. “Los paraísos fiscales existen gracias a los infiernos tributarios”, agrego el abogado argentino.

¿Sirve o no sirve?

Como si fuera poco, los expertos explican que “la cantidad de tributos no es proporcional a su eficacia recaudatoria. Aproximadamente el 80% de la recaudación fiscal del país es de origen nacional, las provincias aportan cerca de 16 % del total y los municipios explican el restante 4%. En cuanto al gasto, provincias y municipios se llevan el 40%; la diferencia se cubre con muy variados métodos de transferencia de fondos, desde la Coparticipación Federal hasta Adelantos del Tesoro, amén de una miríada de fondos y leyes especiales”.

Un enjambre para bancar estructura

Si se quiere escapar no ya del impuesto, sino al menos de la territorialidad tributaria, el contribuyente argentino será alcanzado por el impuesto a los pasajes al exterior, al que ahora se vino a agregar el tributo número 42 de la lista de cargos ´nacionales´, el impuesto PAIS, del 30% para quien quiera acceder a divisas extranjeras, sea con fines de turismo, ahorro o cualquier otro destino.
Las provincias suman a esa panoplia el impuesto inmobiliario y el impuesto a los Ingresos Brutos, que las agencias recaudadoras provinciales cobran sobre todas y cada una de las etapas del proceso productivo, haciendo que su impacto final sobre los precios, por “efecto cascada”, sea mucho mayor que las alícuotas de un dígito del tributo, que cada tanto retocan gobernadores y legislaturas.
Además, las provincias gravan el juego (loterías, rifas, concursos, tómbolas y otros juegos de azar), y también cobran impuesto a los automotores y a “la transmisión gratuita de bienes” que es lo que quiere aplicar Arcioni.
Tampoco se les olvida gravar la “generación de residuos sólidos urbanos», sean éstos “húmedos” o ”áridos”, amén de hacerlo con el uso de superficie, espacio aéreo a subsuelo de la “vía pública”, que será pública pero no gratuita.
También hay tasas o «derechos” como los que gravan el ejercicio de “profesiones liberales”, derechos de cementerio, de timbres, o penalizaciones como las tasas de depósito por mercadería en infracción.

De menor a mayor

A nivel municipal, la enumeración es un homenaje a la inventiva de ediles y jefes comunales. En principio, las “tasas” municipales deben ser la contrapartida de servicios específicos, cuestión ardua de comprobar. Las tasas más conocidas, según la localidad que se trate son “Seguridad e Higiene”, “Comercio e Industria”, “Barrido y Limpieza”, a menudo complementadas por lo que se debe oblar por las respectivas “habilitaciones”, que a menudo deben renovarse anualmente.
Derecho de patentes, derecho de oficina, derecho a los espectáculos públicos, tasa por “inspección de pesas y medidas”, tasa por “control de marcas y señales”, por “plusvalía urbanística”, por servicio de inspección veterinaria, por venta ambulante, registro de conductor, por uso de la Terminal de Ómnibus, por control de animales en la vía pública, tasa de deportes, tasa de salud. Y así hasta llegar a 166 impuestos que terminamos pagando. Un país caro para vivir por ser tan caótico, y ni hablar de una provincia onerosísima por tan improvisada. En fin, al final, como decía el talentoso economista británico Keynes, que no era un apólogo de la evasión sino un tipo probadamente inteligente, al final, “evitar los impuestos es el único esfuerzo intelectual que tiene recompensa”.

Fuentes: IERAL, Cipecc, NA, LN, Infobae, propias

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