Las Grutas es, sin dudas, una de las localidades turísticas más populares de la costa patagónica. Es famosa por sus aguas cálidas y transparentes, pero también por la escasa playa que queda a la hora de la marea alta, cuando el agua empuja a los turistas contra la costanera y contra los acantilados.
Es justamente en el balneario denominado Los Acantilados donde las familias corren más riesgos en esas horas, ya que si bien está prohibido permanecer debajo de las cornisas por el peligro de derrumbes, cientos de turistas se acomodan allí o directamente ingresan en las grutas que dan nombre a la ciudad.

Peligro no tan latente

En esta temporada, se produjeron dos desmoronamientos en bajadas que son muy concurridas, uno fue entre la Tercera y la Cuarta y el otro en la Cero, aunque afortunadamente no hubo que lamentar heridos.
Por este motivo, y en este marco de irresponsabilidad, Mauro Scalesa, jefe del equipo de rescatistas, afirmó: “Debemos insistir en pedirle a los turistas que no acampen al pie de los acantilados. Desde el inicio del año se registraron desprendimientos que por suerte no causaron heridos, pero es necesario prevenir, y para ello requerimos que se respete la cartelería”.
Desde hace años se trata de buscar una solución definitiva, ya que los constantes derrumbes recuerdan que el acantilado es frágil. Todas las investigaciones y publicaciones científicas coinciden en que se deben incrementar las medidas preventivas para frenar el deterioro del barranco, que de por si se altera por la erosión natural del viento y el oleaje y se debilita con la lluvia.
En el informe del 2007 se recomendaron medidas, como el derrumbe controlado de rocas, la estabilización de la parte superior con plantaciones de escasas raíces y proteger la base del acantilado con material pedregoso. También se aconsejó eliminar los pozos ciegos, reducir el riego en las zonas próximas, la conversión de la costanera para el tránsito pedestre únicamente, eliminar los canteros, reubicar el muro de la costanera y evitar construcciones cercanas. Algunas de las medidas se cumplieron, otras no.

Derrumbe controlado

Pero, en los primeros días de febrero los hechos se desencadenaron al repetirse varios derrumbres de las viseras de varios acantilados.
El viernes 7, en la Tercera Bajada, cayeron grandes piedras en una gruta cerca del casino, hasta chocar con la playa causando conmoción entre las personas que se encontraban cerca. Tras el incidente, el municipio de San Antonio Oeste encintó la zona y prohibió al acceso.
Diez días después, pero en la Primera Bajada, se desprendió una suerte de visera. “Por fortuna no había nadie cerca al momento del derrumbe y no hubo que lamentar heridos”, volvió a señalar Scalesa. Sin embargo, la peligrosidad no cesó, poco después, volvió a registrarse otro desprendimiento, esta vez en la bajada llamada Los Acantilados.
“Este sector es el más peligroso porque es muy alto, y los bloques que se desgajan caen desde muy arriba. Por más pequeño que fuera el fragmento puede provocar un accidente para los que están debajo, ya que por la altura, no necesitan estar muy cerca del murallón para sufrir un posible impacto” precisó el guardavida.
Por estos motivos, esta semana finalmente, la Municipalidad de San Antonio Oeste decidió realizar desprendimientos controlados del tramo de acantilados en Las Grutas que posee grandes porciones de roca próximas a desprenderse.
La actividad comenzó, justamente, en “Los Acantilados”, balneario ubicado en la zona en la que se encuentra un gran mástil con la bandera argentina. Personal de bomberos, guardavidas y empleados del área de planificación urbana que lidera Mario Dalmasso realizan las tareas.
Desde la costanera, los bomberos trabajan con maquinarias que les permiten acceder a la parte del barranco que muestra grietas que indican un inminente desprendimiento. Pero el abordaje se realiza de manera manual, utilizando barretas, con las que trabajarán con cada bloque, para precipitar su caída.